SANTA SOFÍA, EL INICIO DE UN IMPERIO
«¡Salomón te he vencido!» Esto fue lo que exclamó Justiniano al ver Santa Sofía culminada. Según la Biblia, el Templo de Salomón habría sido uno de los más grandes y magníficos de toda la historia. Durante las revueltas de Judea, siglo I después de Cristo, el general Vespasiano fue llamado por Roma, así que dejó el asedio de la ciudad de Jerusalén en manos de su hijo, Tito. Este entró en la ciudad y arrasó con ella. Entre uno de los monumentos que destruyeron se encontraba el templo de Salomón, que refugiaba en su interior el Arca de la Alianza, entre otros grandes tesoros. Al ver Justiniano, aquella gran obra, quedó asombrado y le sirvió para afianzarse como emperador. La basílica de Santa Sofía o Hagia Sophia, era bastante anterior a Justiniano. Fue Constantino quien en el año 306 d.C. decidió construir allí la primera basílica. Un siglo después, aproximadamente, fue devorada por las llamas. De nuevo se reconstruyó, pero alrededor del año 532 de nuestra era, una revuelta, los Distu