BOMARZO. El Parque de los Monstruos. El insólito jardín que un príncipe del renacimiento dedicó a sus sueños y pesadillas.


“Vosotros que vais por el mundo errantes, tratando de ver estupendas maravillas, venid aquí, donde encontrareis rostros horrendos, elefantes, leones, ogros y dragones”

A unos 40 kilómetros al norte de Roma, se encuentra la villa de Bomarzo, un pequeño pueblo etrusco que pertenecía a la familia Orsini, una de las más poderosas del renacimiento italiano.

En este lugar se encuentran las ruinas de un antiguo palacio y los restos de un sorprendente parque repleto de fantásticas estatuas, esculpidas en granito negro y devoradas por la vegetación. Este parque mágico, una de las creaciones más fabulosas y extravagantes del siglo XVI, fue obra de Pier Francesco Orsini, duque de Bomarzo, quien quería un monumento “que no se pareciese a otro más que a sí mismo”, y que fuese reflejo directo de los fantasmas y las obsesiones de su creador.

Retrato de Pier Francesco Orsini por Lorenzo Lotto.

«El bosque sería el Sacro Bosque de Bomarzo, el bosque de las alegorías, de los monstruos. Cada piedra encerraría un símbolo y, juntas, escalonadas en las elevaciones donde las habían arrojado y afirmado milenarios cataclismos, formarían el inmenso monumento arcano de Pier Francesco Orsini. Nadie, ningún pontífice, ningún emperador, tendría un monumento semejante. Mi pobre existencia se redimiría así, y yo la redimiría a ella, mudado en un ejemplo de gloria».

Fotografía actual de El Parque de los Monstruos.

Pier Francesco, al contrario que su padre, que fue un bravo condotiero, nunca tuvo pasión por la guerra, y por ello tuvo una infancia muy difícil, pues aunque era el primogénito, no era el favorito, ya que su padre lo despreciaba por no querer seguir el oficio familiar de las armas. A él le gustaban las artes. Fue un mecenas culto y se rodeó de artistas. Fue descrito también como un hombre extraño, solitario, que se refugiaba en el interior de esa mente capaz de idear algo tan extraordinario como este parque de los monstruos.

El curioso visitante que se adentra en Bomarzo, se pierde entre sus enigmas, entre sus personajes silenciosos, dioses, genios, faunos, héroes o cosas difíciles de clasificar. Tras atravesar la siniestra Boca del Infierno, se puede encontrar la fuente de Neptuno, a Ceres o Perséfone, una casa inclinada o un enorme elefante que estrangula con su trompa a un legionario romano.

Fotografía actual de El Parque de los Monstruos.

El escritor Manuel Mujica Láinez, visitó este lugar en 1958,  y le fascinó tanto que decidió escribir la novela Bomarzo, una obra magnífica que narra la imaginaria historia del duque Pier Francesco Orsini, a lo largo de casi todo el siglo XVI, dotándole de una acomplejada psicología: “contrahecho, jorobado, cínico e intrigante”. Esta novela también es una minuciosa recreación de la Italia del Renacimiento, escenario sin duda novelesco y fascinante.


Fue a partir de 1547 cuando Pier Francesco, comenzó a construir el famoso Parque de los Monstruos, como un reflejo de su propia deformidad y de los momentos más importantes de su vida. Esta enigmática construcción es uno de los mejores ejemplos del arte tardo-renacentista italiano. También construyó un pequeño palacio, como una joya en medio del caos, dedicado a la memoria de su esposa Julia Farnesio.


Finalmente, en 1585, el duque Pier Francesco Orsini, murió a causa de un veneno, sin originalidad, como cualquier otro intrigante príncipe del Renacimiento, en el instante preciso en que creía que tornaba a ser totalmente un ascético príncipe medieval. Sus restos fueron enterrados en su querida Bomarzo, custodiados para siempre por sus monstruos de piedra y el fantasma de la Osa Orsini, la cual aun pueden verse, entre las brumas de la alta noche, pasear junto al sepulcro.


Fuente: Héctor J. Castro, El Reto Histórico. Revisión Diseño: elcofresito.

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