Cerro Rico, la mayor mina de plata del mundo que fue llamada la montaña asesina
Minas de Potosí. Cerro Rico.
En español decir que vale
un Potosí es sinónimo de grandes riquezas, y no es para menos porque la ciudad
boliviana, considerada la segunda gran ciudad más alta del mundo (4.090 metros
de altitud media), se extiende a partir de las laderas del Cerro Rico.
La legendaria montaña de
los Andes fue desde mediados del siglo XVI hasta mediados del XVII, la mina de
plata más grande del mundo, y probablemente también la situada a mayor altitud,
los 4.800 metros sobre el nivel del mar.
Cuenta la leyenda que fue
descubierta por un indígena quechua llamado Diego de Huallpa, que estaba al
servicio del conquistador Juan de Villarroel, en enero de 1545. Buscando una de
sus llamas perdidas en el cerro se le hizo de noche y encendió una fogata. A la
mañana siguiente encontró, entre los restos de la hoguera, un hilillo de plata
que se había solidificado sobre la roca.
Informando a Villarroel de
su hallazgo, le llevó a verlo con sus propios ojos, registrando la explotación
minera en sociedad entre ambos el 21 de abril de 1545. Pero esto es solo lo que
la leyenda cuenta. La realidad es que, según se desprende de los documentos de
la época, fueron varios los conquistadores y nativos que se asociaron para
explotar el cerro, encabezados por Diego de Centeno.
Vista de Potosí. Foto de dominio público en Wikimedia Commons.
Esa primera mina del Cerro
Rico fue llamada Descubridora, aunque luego se le cambió el nombre a Centeno, y
luego vendrían muchas más, tantas que llegó un momento en que miles de boca-minas
horadaban la montaña en todas direcciones.
Potosí se convirtió así en
una de las ciudades más populosas del mundo, llegando a contar con unos 160.000
habitantes en 1625 (superando por ejemplo a Sevilla), la mayor parte de los
cuales trabajaba en las minas.
El sistema empleado era la
mita, esclavitud a la que fueron sometidos miles de indígenas haciéndoles
trabajar hasta 16 horas diarias en las minas. Cuando estos empezaron a faltar
se importaron esclavos africanos, en número de 30.000 hasta finales del siglo
XVI.
El Cerro Rico. Foto Shutterstock.
A partir de 1650 empezó la
decadencia, con el progresivo agotamiento de las vetas de plata, la ciudad
empezó a perder población y solo se salvó del desastre cuando, a comienzos del
siglo XIX, se inició la producción de estaño.
Según estimaciones de los
historiadores, hasta 8 millones de personas pueden haber muerto en el Cerro
Rico desde el siglo XVI, ya sea por enfermedades como por la silicosis,
derrumbamientos u otras causas. Y todavía hoy siguen muriendo, según algunas
fuentes hasta 14 al mes, aunque la producción es muy inferior a lo que fue en
el momento de su máximo apogeo.
Mineros en el Cerro Rico en la actualidad. Foto Albert Backer en Wikimedia Commons.
Unos 15.000 mineros
trabajan todavía en Cerro Rico, intentando arrancar a la montaña sus últimas
riquezas. Familias enteras, incluyendo niños, viven en las bocas de los
antiguos túneles, con una esperanza de vida que no supera los 40 años.
La montaña tampoco es lo
que fue. Siglos de explotación la dejaron horadada por miles de túneles y
galerías que hoy la convierten en una estructura inestable, siempre en riesgo
de sufrir corrimientos de tierra y venirse abajo sobre la ciudad. Parece que
incluso su altura disminuyó en un par de cientos de metros.
Fuente: Guillermo
Carvajal, LBV:
Revisión y Diseño:
elcofresito.
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