La Guerra Fría, medio siglo de enfrentamientos (Tercera y última parte)




Revueltas internas en la URSS



Tras la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética mantuvo los sistemas afines que había instalado en los países europeos liberados del régimen nazi. Se produjeron intentos de distanciarse de la política impuesta por el PCUS en países como Bulgaria, Albania, Rumanía, Checoslovaquia o Polonia. Destacan los casos de Hungría, donde Imre Nagy intentó implantar un socialismo de rostro humano en 1956, y las diferencias que surgieron entre la ambiciosa China y la URSS.


1968, el año de las revoluciones



El conservadurismo que se había extendido en Estados Unidos, la URSS y Europa durante los 50 acabó por estallar en 1968, año en que se intentaron romper las cadenas impuestas. En París, los estudiantes se opusieron abiertamente al gobierno de Charles DeGaulle y apostaron por una sociedad más libertaria e idealista en el llamado ‘mayo del 68’. Checoslovaquia vivió un intento por liberarse del control soviético que terminó con los tanques en las calles durante la Primavera de Praga. En Estados Unidos, el movimiento hippie ganó fuerzas y alzó la voz para protestar contra la Guerra de Vietnam.


La carrera espacial



Los momentos más cruentos de la Guerra Fría convirtieron cualquier situación en una auténtica competición entre las dos superpotencias. La exploración espacial se convirtió en un nuevo escenario en el que la Unión Soviética cogió ventaja con el lanzamiento del Sputnik I, primer satélite artificial de la historia, en 1957 y el envío y regreso al espacio de Yuri Gagarin en 1961. El otro gran evento en la carrera espacial llegó en 1969 de la mano de Estados Unidos, cuando la NASA consiguió hacer el primer aterrizaje lunar y Neil Amstrong y Buzz Aldrin dejaran su huella en la superficie del satélite.


Armas de destrucción masiva, un delicado equilibrio



El mundo entero tembló ante la destrucción provocada por la Little Boy y la Fat Man en Japón. La era atómica avisaba de lo cerca que la humanidad podía estar de la destrucción y la cosa no mejoró cuando la URSS fabricó su primera bomba atómica en 1949. Desde los 50, ambos países se dedicaron a desarrollar armas más potentes y sofisticadas en una precavida prueba de fuerza que les obligaba a mantener un equilibrio de poder al tiempo que intentaban superar a su rival.


Los acuerdos nucleares



El impresionante incremento tanto en el poder de destrucción como en el número de misiles producidos desde la década de los 60 resaltó la necesidad de imponer un control sobre el armamento nuclear. En 1963 se prohibía realizar pruebas nucleares en la superficie terrestre, los fondos marinos o la atmósfera; en 1968 se firmaba el Tratado de No Proliferación para evitar que una tercera potencia rompiera el equilibrio de poder y desde 1972 se firmaron distintos tratados SALT para limitar el número y la potencia de los misiles de los que disponían ambas superpotencias.


El polvorín de América Latina



Cuba solo fue el principio. Numerosos países de América Latina fueron viendo cómo partidos y guerrillas de izquierda ganaban influencia y llegaban al poder ya fuese por las urnas o por la fuerza de las armas. Mientras que la URSS solía apoyar a estas organizaciones a través del régimen castrista, Estados Unidos ejercía de contrapeso sufragando contraguerrillas, apoyando a partidos más conservadores u orquestando golpes de Estado. Destacables son los casos de Nicaragua, donde la guerrilla sandinista hizo frente a la contra pagada por Estados Unidos, y Chile, país en el que Salvador Allende fue derrocado del poder por Augusto Pinochet con el apoyo militar del gobierno de Nixon.



La expansión soviética en África y Asia

De las dos potencias enfrentadas la Unión Soviética fue la que más empeño puso en su misión expansionista, encontrando una auténtica mina en África y Asia debido a la pobreza que sufría la mayor parte de la población. En numerosos países africanos descabezados tras el fin de la época colonial surgieron guerrillas armadas y gobiernos de toda clase e ideología que se sucedían entre cruentos conflictos armados. En Asia, por su parte, el gigante soviético fue perdiendo influencia conforme la China comunista creada por Mao ZeDong ganaba importancia en la región.


Reagan VS Gorbachov



Desde mediados de los 70, la economía soviética había quedado estancada y cada vez resultaba más difícil mantener a todos los países de su zona de influencia (cuya economía tampoco se sostenía). Esta situación próxima al colapso coincidió con la llegada del republicano Ronald Reagan al poder, quien endureció su política exterior y aumentó la presión ejercida contra la URSS. En 1985, tras un par de gobiernos breves y que no hicieron nada de relevancia, Mijaíl Gorbachov se convertía en presidente de la Unión Soviética e iniciaba un lento proceso de des-congelación que llevaba, inequívocamente, hacia el final de la URSS.


El desmantelamiento de la Unión Soviética



En 1989 comenzó el proceso de desmantelamiento de una superpotencia que había marcado el ritmo del mundo durante más de medio siglo. Los mismos países que habían intentado salir de la URSS anteriormente consiguieron independizarse con el consentimiento de Gorbachov, las alianzas militares se desintegraron o incluyeron en un acuerdo internacional a través de la OTAN, el muro de Berlín se abrió (y derribó) como antesala de la re-unificación alemana y George Bush y Gorbachov declararon en Malta el fin oficial de la Guerra Fría en 1991. El primer presidente de la Federación Rusa elegido democráticamente sería Boris Yeltsin (1991-1999).


El nuevo orden mundial



Pero el cuento no terminó ahí. Los países del este de Europa y la nueva Federación Rusa tuvieron que re-adaptarse tanto en el aspecto económico como en el social e incluso en el territorial. Además, el mundo se encontraba con una única superpotencia, los Estados Unidos, que aprovecharía la influencia ganada durante los años de la Guerra Fría para dirigir los principales asuntos internacionales buscando siempre su propio beneficio. Los acontecimientos de la Guerra Fría son causa directa del mundo globalizado e interconectado que acababa de nacer.

Fuente: Daniel Delgado, Muy Historia:
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