¿Qué hacían los incas para evitar las enfermedades y cómo las trataban?
Recientes estudios muestran que las prácticas médicas
durante el incanato tenían, en algunos casos, bastante éxito.
El Inca está enfermo. El médico de la nobleza (amauca)
no sabe la causa, pero está convencido de que no es culpa del soberano. Esta es
una escena ficticia que pudo ocurrir hace más de 500 años, cuando el imperio incaico
dominaba gran parte de Suramérica. En aquel tiempo, el origen de las
enfermedades era todo un enigma y las personas dedicadas a su práctica solían
atacar solo los síntomas.
El tratamiento de los males estaba organizado en todo
el imperio y se contaba con una serie de procedimientos y rituales heredados de
anteriores culturas. Pero, en particular, “la enfermedad del inca era un suceso
de la mayor importancia y trascendencia, sentida e integrada por el pueblo como
algo propio”, como señalan los doctores Ramón Madrigal Lomba y María del Carmen
López Quintana, en su obra ‘La medicina en el Perú Prehispánico’.
“Cuando enfermaba el Inca, su causa se atribuía a muy
graves faltas cometidas por sus súbditos, ya que el Capac Inca, considerado
hijo del Sol, no podía cometer pecado, ni infringir precepto alguno, y en su
enfermedad también enfermaba el Sol, se debilitaba, y como fuente suprema de
vida, acarreaba entonces múltiples peligros a la comunidad”, explica, por su
parte, Miguel Dietschy, en su libro 'La medicina en el Perú de antaño: El
rey-dios y las enfermedades'.
Para evitar que los males lleguen al Inca y al resto
del pueblo, se realizaban grandes ceremonias de purificación durante el año. La
más importante de ellas era la festividad “Situa”, que se realizaba durante el
equinoccio de primavera.
Los incas realizaban ceremonias y festividades para tratar de alejar las enfermedades.
Durante el acto de purificación, el soberano acudía al
Templo del Sol durante el cuarto creciente de la Luna. Luego de la ceremonia,
salía y era recibido por una multitud de personas y guerreros, quienes
“iniciaban una carrera espectacular lanzando alaridos en todas las direcciones,
esgrimiendo sus armas y hondas con proyectiles ardiendo, toda una ceremonia
masiva con el fundamento mágico de ahuyentar las enfermedades”, relata
Dietschy.
El espectacular acontecimiento culminaba cuando los
guerreros se bañaban y lavaban sus armas en el río junto al pueblo, quienes
también se “embadurnaba el rostro, el umbral de las puertas, los nichos de
alimentos, las momias y los pozos con una papilla espesa de maíz”.
¿Cómo trataban los incas las
enfermedades?
Los investigadores de la medicina prehispánica analizaron
la cerámica del antiguo Perú (principalmente huacos antropomorfos) para
determinar cuáles eran las enfermedades más comunes en la población. Entre los
males hallados, se encuentran la acromegalia, la enfermedad de Basedow, la
enfermedad de Carrión (verruga peruana), ceguera, parálisis, deformidades,
lepra, uta, sífilis, leishmaniasis, blastomicosis, lupus, hemorragias, entre
otras.
Las personas que presentaban estas afecciones, acudían
a los médicos, quienes tenían conocimientos sobre anatomía, plantas medicinas y
eran considerados enlaces con las deidades. Se creía que los males se debían a
malas acciones.
“Los médicos se llamaban ichuri, y eran adivinos. Los
curanderos y los brujos se llamaban comascas y los médicos pertenecientes a la
nobleza se llamaban amaucas. El enfermo confiaba las culpas cometidas al ichuri
que era médico y confesor quien una vez enterado de ellas indicaba las ofrendas
y las ceremonias que debían efectuarse. El rito se acompañaba de alaridos, de
gritos y ‘exorcismos’ para espantar el mal. Se practicaban frotaciones y
sobamientos en la parte enferma o en todo el cuerpo, y se terminaba con la
succión de la parte adolorida”, relata José de Cornide en el libro 'La Medicina
en Iberoamérica'.
Los médicos usaban, señala Dietschy, coca para el
dolor, el estigma del maíz como diurético, la quina en las fiebres
intermitentes y bálsamos de resinas de leguminosas (miroxylon peruiferum) para
curar heridas.
El uso terapéutico de estas plantas fue heredado por
los incas, cuyo conocimiento de hierbas medicinales era alabado en la
conquista, tanto “que los consideraron los primeros conocedores de la
Naturaleza en todo el mundo”.
Las exitosas trepanaciones
craneanas
Las trepanaciones craneanas, un antecedente de las
actuales craneotomías, cirugías de alta complejidad en las que se perfora el
cráneo debido a infecciones o contusiones, se practicaban en el antiguo Perú,
teniendo a los médicos incas como aquellos que tuvieron mayor éxito: más del
80% de los pacientes lograba sobrevivir a la intervención, de acuerdo a un
estudio publicado en la revista Science en el 2018.
Las trepanaciones craneanas pueden ser rastreadas hasta la cultura Paracas.
En esta práctica -que tiene unos 7 mil años de
antigüedad y se realizó también en partes de América, Asia, África y Europa-,
los médicos incas tuvieron un mayor éxito que sus pares en EE.UU., que
aplicaron el procedimiento durante la Guerra Civil Norteamericana (1861–1865),
unos 400 años después.
Estos resultados replicaban los hallazgos de Valerie
Andrushko, de la Universidad del Conecticut, y John Verano, de la Universidad
de Tulane, quienes en un estudio publicado en American Journal of Physical
Anthropology analizaron 411 cráneos del período inca.
"Lejos de la idea de que unos salvajes
agujereaban cráneos para alejar a los demonios, lo cierto es que eran cirujanos
muy especializados”, señaló Andrushko a El Mundo.
Uno de los cráneos analizados en el año 2008 muestra varios agujeros de trepanaciones.
Las trepanaciones eran realizadas sin anestesia ni
antibióticos y eran aplicadas a las personas que presentaban golpes en la
cabeza, para aliviar la presión sobre el cerebro, heridas de guerra, epilepsia
o migraña.
“Para operar, se 'anestesiaba' al paciente con coca o
alcohol, luego se procedía a cortar el cuero cabelludo hasta llegar al cráneo y
se delimitaba el área a cortar marcando el perímetro. Se han descrito que para
cortar el cráneo utilizaron la obsidiana (piedra volcánica), curetas de dientes
de cachalote, el Tumi, entre otros instrumentos. Se extraía el área afectada,
teniendo mucho cuidado, se limpiaba y tapaba la zona con una placa de oro y por
último se colocaban los vendajes con finos algodones propios de la zona”,
explica los autores de ‘Historia del Tumi: Símbolo de la Medicina Peruana y del
Colegio Médico del Perú’.
La trepanación craneana puede rastrearse a la cultura
Paracas y, en el transcurso de 1.000 años, fue perfeccionada hasta lograr un
alto nivel de efectividad, menor mortalidad, al lograr orificios más pequeños y
menos cortes o perforaciones.
Fuente: Yerson Collave García, El Comercio, Perú.
Revisión y Diseño: elcofresito
Comentarios
Publicar un comentario
Todos los comentarios deberán guardar el respeto y la consideración hacia los demás, así como el uso de términos adecuados para explicar una situación. De no cumplirse con estos requisitos los comentarios serán borrados.