Personas que han encontrado tesoros en su propio hogar
A veces hay cosas increíbles donde menos lo esperas...
El ser humano vive con la pequeña e inconsciente ilusión de
descubrir de repente algo especial en el mundo que considera conocido,
convirtiendo así la cotidianidad en un terreno inexplorado en el que casi
cualquier cosa puede pasar. En torno a esta idea se creado un lema “Redescubre
tu propio mundo”, ya que en los lugares cotidianos y entre las personas
conocidas se pueden encontrar asombrosos tesoros, si se busca bien.
Pero, metáforas aparte, en la historia existen muchas personas
que han encontrado fortunas inverosímiles en su propia casa.
El año pasado, un francés cuyo nombre no ha sido revelado,
heredó una casa que estaba repleta de sorpresas escondidas por la dueña
anterior. En concreto, unas 5.000 piezas de oro (monedas, barras y lingotes)
distribuidas debajo de los muebles, en el baño o en otros recovecos de la
vivienda: por ejemplo, en recipientes atornillados bajo una silla o en cajas de
whisky. En total, unos 100 kilos de este metal precioso que, además, estaban
acompañados de sus certificados legales de compra. El nuevo dueño, tras llevar
a cabo un dorado recorrido, propuesto por la difunta, vendió el lote por 3,5
millones de euros. Aunque él no se quedó con todo ese dinero, ya que la ley de
sucesiones establece en Francia que el Estado también debe percibir parte del
botín.
Aún más reciente es el caso en el que, en una casa de
Argentina, una puerta oculta tras una biblioteca daba acceso a una habitación
secreta que contenía 75 piezas que pertenecieron a jerarcas del régimen nazi.
Los objetos, todos ellos decorados con la esvástica, son muy variados: armas,
juguetes, binoculares, vasijas, instrumentos musicales y «un macabro
dispositivo médico para medir el tamaño de la cabeza».
En 2012, en Berlín, un albañil estaba cambiando el suelo de
una cocina cuando encontró tres kilos de lingotes de oro, monedas y cubertería
de plata valorados en 100.000 euros. Corrió a informar a la empresa que le
había encargado la reforma y esta, a su vez, a los herederos del piso. Estos
han pedido los datos del albañil para agradecerle su honradez, pero no ha
trascendido si habrá o no recompensa.
Una persona que remodelaba la casa de sus abuelos en
Tennessee, Estados Unidos, en 2014, también se encontró una dorada sorpresa
bajo una puerta escondida.
Más allá de este tipo de tesoros, hay quien ha hecho en sus viviendas hallazgos aún más espectaculares.
La impresionante ciudad subterránea de Derinkuyu, en
Turquía, fue descubierta de forma accidental. Un hombre hacía reformas en su
casa en 1963. Al derribar una pared para ampliar su sótano, se encontró con un
túnel. Era una de las muchas entradas a la ciudad intraterrestre de Derinkuyu,
que desde 1969 está abierta a visitas turísticas. Tiene 60 metros de
profundidad y está distribuida en cinco niveles (que pueden ser cerrados por
separado) y 18 estancias. Incluye viviendas, bodegas, almacenes, una iglesia y
una escuela. Fue diseñada para alojar a unas 20.000 personas, además de ganado.
Se cree que se construyó durante los siglos octavo y séptimo
antes de cristo, y que fue utilizada en distintos momentos de la historia como:
refugio en tiempos de guerra, escondite en el caso de persecuciones y de almacenamiento
en tiempos de paz.
En 2013, un joven inglés apartó los botes de pintura que se
encontraban en una trampilla de su nuevo apartamento y descubrió una escalera
que daba acceso a una serie de pasadizos y habitáculos. Resultó que la
construcción subterránea pertenecía a un antiguo monasterio inglés del siglo
XIX.
Otras personas han encontrado las más variadas sorpresas,
desde cartas de amor de la Primera Guerra Mundial hasta un cómic original de
Supermán valorado en 175.000 dólares.
Fuente: yorokobu. Revisión y Diseño: elcofresito.
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