La maldición de Jacques de Molay, el último Gran Maestre de los Templarios.
El 18 de marzo de 1314, Jacques de Molay, después de
soportar un enorme calvario, encontró la muerte. Era consciente de que el rey
de Francia había decidido ordenar la tortura y finalmente la ejecución de las personas de su Orden,
así que, momentos antes de su muerte, maldijo a los que habían organizado la
conspiración.
La Orden de los Templarios, también conocida como los
Caballeros Templarios, o la Orden del Templo de Salomón, existió durante casi
dos siglos durante la Edad Media. Su historia comenzó alrededor del año de 1129,
creciendo rápidamente, ya que mucha gente quería unirse a ese noble grupo de
caballeros con sus distintivos mantos blancos decorados con una cruz roja.
Fueron hábiles luchadores durante las Cruzadas y estaban bien dotados para las
finanzas, lo que los convirtió en una forma temprana de la banca moderna. Los
Templarios también fueron grandes constructores de fortificaciones en Europa y
Tierra Santa.
Jacques de Molay, nació en el año de 1243. Fue el número 23 y
último Gran Maestre de la Orden de los Caballeros Templarios. Gobernó a esta
organización desde el 20 de abril de 1292 y fue su gran reformador.
Hay muchas historias más o menos reales sobre él, pero poca
información cierta sobre sus raíces y su vida. Una leyenda dice que durante su
viaje por el Camino de Santiago a finales del siglo XIII, dejó su espada en el
castillo de Ponferrada en España.
Los Templarios lucharon en las cruzadas, lo que les reportó,
además de merecida fama, mucho dinero. En aquellos años, ya estaban en boca de
todos por poseer un legendario tesoro. Los reyes y la nobleza de Europa
envidiaban sus riquezas y algunos incluso pensaron que cuando anduvieron por
Oriente Medio, estos habían descubierto el tesoro del rey Salomón y se habían
apoderado de él.
El rey de Francia, Felipe IV, decidió pedir prestado dinero
a la Orden, creyendo que podía hacerlo sin límites. Los templarios eran buenos
en la administración del dinero, pero cuando lo prestaban a alguien, esperaban
recibir el reembolso más una módica cantidad de interés.
Ese fue el comienzo del fin de los Templarios: Felipe IV de
Francia no quiso resarcir su gran deuda con la Orden. En lugar de devolver el
dinero, decidió aprovechar la situación. Pidió el apoyo del papa Clemente V, y
en 1307, muchos miembros de la Organización fueron arrestados en Francia.
Comenzaron las torturas para demostrar, con falsas confesiones, que los
Templarios eran aliados del Diablo. De Molay, fue “despedido” de su cargo por
orden del papa en ese mismo año.
La Ejecución de los Templarios
Siguiendo las órdenes del rey Felipe IV, los castigos sobre
los templarios se hicieron de la manera más cruel y aterradora conocida. Uno por uno,
los hombres fueron torturados por la Inquisición Medieval, dando falsas
confesiones para detener su sufrimiento. Sin embargo, el valiente Gran Maestre
se retractó de su confesión y el rey decidió encarcelarlo.
Después de siete largos años, se acercaba el fin del dolor
diario y las torturas a las que estaba siendo sometido; los cardenales
acordaron la sentencia de muerte para él y otros compañeros. De acuerdo con los
testigos de la ejecución, de Molay, no mostró ningún signo de miedo e intentó
no mostrar dolor durante su lenta muerte en la hoguera.
La mayoría de las piras fueron preparadas de tal manera que
las víctimas morirían rápidamente. Sin embargo, en el caso de De Molay,
prepararon una pira que se quemaría lentamente. Antes de morir, hizo oír su voz
una vez más. Su discurso ante-mortem llevaría al rey y a la iglesia a lamentar
que su ejecución no hubiera sido más rápida.
Una maldición que asustó a toda Europa
Mientras se quemaba en la pira, De Molay, maldijo al rey
Felipe IV de Francia, a sus descendientes, al papa Clemente V, y a todos los
que apoyaron su muerte. De Molay, dijo que en el siguiente año y un día,
Clemente V y Felipe IV morirían. También dijo que la línea de sucesión de
Felipe IV no reinaría más en Francia.
Sucedió como deseaba el infortunado, y el primero en expirar
fue el papa Clemente V. Le sobrevino una grave enfermedad y murió el 20 de
abril de 1314. Poco después Felipe IV falleció de un derrame cerebral
durante un día de caza. Una muerte trágica también tuvieron los sucesores del
rey. Entre 1314 y 1328 fenecieron tres hijos y nietos del rey francés. A los
catorce años de la muerte de De Molay, la dinastía de los Capetos ya no
existía, después de 300 años.
La historia del último Gran Maestre y su horrible maldición
se convirtieron en leyendas en toda Europa. También se arruinó la política de
Francia porque algunos de los gobernantes tenían miedo de tener relaciones con
la “maldita” familia real.
En septiembre de 2001, Barbara Frale, una paleógrafa
italiana de los Archivos Secretos Vaticanos, descubrió un documento conocido
como el Pergamino de Chinon. En el que se afirma que en el año de 1308 el Papa
Clemente V, absolvió a Jacques De Molay y al resto de los Caballeros Templarios
de los cargos presentados por la Inquisición. Seis años más tarde, el Vaticano
publicó el documento en una edición limitada de 800 ejemplares.
En junio de 2011, el Papa Benedicto XVI se disculpó por el
asesinato de De Molay y reconoció que fue víctima de falsas acusaciones. Siglos
después de la tragedia, el Vaticano admitía que el Papa había apoyado los
asesinatos, aunque los templarios no eran culpables.
Referencias. M. Barber, La Nueva Caballería: Una Historia de
la Orden del Temple, 1994. M. Barber, El
juicio de los templarios, H. Nicholson, Los Caballeros Templarios: Una Nueva
Historia, 2001.
Fuente: hdnh.es. Revisión y Diseño: elcofresito.
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