¿Quién descubrió América?
Desde que Cristóbal Colón pusiese ambos pies en el
continente americano, han sido incontables las teorías que han intentado
explicar que él no fue, ni de lejos, el primero.
A pesar de los supuestos rasgos africanos, esta cabeza colosal se encuentra en Villahermosa (Tabasco).
¿Quién descubrió América? Hasta donde nosotros sabemos,
probablemente fue Cristóbal Colón, empeñado en demostrar que la Tierra era
redonda y sin saber que se encontraría con un obstáculo de miles de kilómetros
de costa a costa en su camino hacia las Indias. Si somos un poco más avezados,
quizá recordemos a nuestro interlocutor que fueron los vikingos, que llegaron a
pisar en el siglo X Groenlandia y Terranova. Información que poseemos, en
parte, gracias a las Sagas de Vinlandia, que narran la historia de dos
asentamientos con una población de miles de habitantes.
Pero no son, ni mucho menos, las únicas teorías que han
sugerido que antes del 1492, navegantes de otras latitudes y continentes ya
habían pisado suelo americano. De acuerdo en que hablar de “descubrimiento de
América” es un tanto etnocéntrico (al fin y al cabo, 1492 es también el año del
descubrimiento de los españoles… por parte de los nativos americanos), así que
utilicemos el término preferido por los historiadores: teorías de contactos
tranosceánicos precolombinos.
Colón aseguraba haber visto con sus propios ojos un par de
indios muertos que acabaron en las costas de Galway, en Irlanda
Como explica el historiador Ed Simon en un artículo
publicado en 'History News Network', durante mucho tiempo “estas teorías han
sido objeto de la fascinación de estudiosos y profanos por igual”. No cabe duda
de por qué: pocos episodios históricos conjugan de igual manera esa mezcla de
leyenda, misterio y orgullo patriótico que la que permite arrogarse el hecho de
haber descubierto el último continente. Como recuerda Simon, poco después del
descubrimiento de América, el hijo de Colón recordaba que su padre había visto
con sus propios ojos un par de indios muertos que acabaron en las costas de
Galway (aunque es muy probable que fuesen inuits). Pero ¿cuáles son las teorías
más populares?
El príncipe galés que adelantó a Colón.
Una de las historias más famosas sobre el descubrimiento
(alternativo) de América es la que tiene como protagonista a Madoc quien, según
la leyenda, llegó a las costas americanas en 1170. Aunque no hay ningún
vestigio arqueológico ni documento que refrende dicha teoría, esta ha sido muy
popular entre los británicos, especialmente aquellos que quisieron adjudicarse
derechos sobre las tierras recién descubiertas, especialmente durante el
reinado de Isabel I de Inglaterra. La historia cuenta que Madoc llegó a la
actual Florida o a Mobile (en Georgia); desde donde recorrió el Misisipi y el
Misuri hasta llegar a las Grandes Llanuras. Supuestamente, su base estaría en
el Espinazo del Diablo, una formación rocosa en Louisville (Kentucky).
Sin embargo, la mayor parte de referencias a Madoc son
posteriores a 1492, salvo la del 'cywydd' (una forma de poesía) que hablaba de
él como un hombre que “solo deseaba el mar” (aunque no decía nada más). Es lo
que ocurre con 'A True Report of the Late Discoveries of the Newfound Lands' de
George Peckhan. Además, hay testimonios del siglo XVII que dan fe de una
extraña imbricación entre nativos americanos y galeses o del hallazgo de
biblias escritas en dicho idioma en poder de los indios. No obstante, las
diferentes expediciones en busca de estos misteriosos indios galeses no dieron
ningún fruto, ni siquiera cuando Thomas Jefferson encargó a los exploradores
Lewis y Clark dar con ellos.
Una misteriosa cabeza romana.
La misteriosa cabeza de Toluca.
En 1933 tuvo lugar uno de esos hallazgos que descolocan a su
descubridor y hace que los comerciantes de la especulación histórica se froten
las manos. Se trata de una pequeña escultura en terracota que mostraba la
cabeza con barba de alguien con rasgos tremendamente europeos, y que fue
encontrada en un cementerio del valle de Toluca datado entre 1476 y 1510. Como
señalaron los expertos de la época, podía ser perfectamente una obra de arte
romano del siglo II d.C., solo que unos cuantos miles de kilómetros más allá
del lugar esperado. Ya que nadie ha conseguido demostrar ni que terminase allí
a través de un contacto entre culturas de hace 2.000 años ni que fuese producto
de un arqueólogo bromista, hoy en día se considera un posible testimonio de la
relación entre europeos y americanos en la era precolombina.
Los fenicios, en todas partes
La tablilla de Bat Creek.
La fenicia es la cultura comerciante por antonomasia, lo que
provocó que buscasen nuevos mercados… incluso al otro lado del Atlántico. Según
el estudioso Cyrus H. Gordon, los fenicios y otros pueblos semíticos llegaron a
América, algo que defendió en su investigación de la tablilla de Bat Creek, que
se encontró en un enterramiento de nativos americanos en Loudon Country
(Tennessee) en 1889. Durante décadas, se consideró la prueba que demostraba que
los hebreos del siglo I o II habían mantenido contacto con los cheroquis,
puesto que Gordon afirmaba que las letras de la tablilla podían traducirse como
“Judea”. Sin embargo, la autenticidad de dicho documento ha sido puesto en duda
durante los últimos años, así como la de diferentes monedas de oro encontradas
en la costa occidental africana que mostraban un mapa fenicio para llegar al
otro lado del Atlántico.
Los egipcios se apuntan.
La momia de Ramsés II y la típica imagen disuasoria de cajetilla de tabaco.
No podían faltar en cualquier listado en el que se den cita
la arqueológica y la especulación histórica más loca. Pero hay buenas razones
para sospechar: o si no, como descubrió la especialista alemana en toxicología
Svetlana Balabanova, ¿qué hacían restos de coca y nicotina en la momia de la
sacerdotisa Henut Taui? ¿Por qué todas esas momias de Sudán presentaban las
mismas trazas de productos que, hasta el descubrimiento de 1492, no habían
salido de América? Una posible explicación es que la vegetación estuviese
presente en el antiguo Egipto y posteriormente se extinguiese; otra, que los
egipcios fuesen buenos clientes de alguna tribu indígena y aficionados al
tabaco.
José Melgar sugirió una posible influencia africana en los
pueblos precolombinos, ante la espectacular visión de una cabeza colosal en lo
que hoy es Tres Zapotes
La respuesta puede encontrarse en las entrañas de Ramsés II,
donde en los años setenta también se localizaron fragmentos de tabaco, lo que
llevó a muchos investigadores a trazar las más rocambolescas teorías sobre los
contactos de la sociedad del Nilo y la americana. Sin embargo, el investigador
Maurice Bucaille recordó que el vientre de la momia había sido abierto a
finales del siglo XIX, por lo que es posible tanto como que a Ramsés II le
gustase más un 'trujas' que a un tonto un lápiz o, que simplemente, la gente no
se cortaba fumando en los alrededores del cuerpo del faraón. Al fin y al cabo,
su cadáver fue movido en varias ocasiones a lo largo del siglo XX, y cada
traslado aumentaba potencialmente la posibilidad de que fuese deteriorado.
Puente aéreo olmeca-africano.
Cabeza colosal olmeca.
Uno de los primeros en sugerir una posible influencia
africana en los pueblos precolombinos fue José Melgar, ante la espectacular
visión de una cabeza colosal en lo que actualmente es Tres Zapotes en 1862 y
que presentaba rasgos muy similares a los de la población africana. A ello hay
que añadirle la leyenda del príncipe Abubakari II (o Abu Bakr II) que, según el
historiador estadounidense Ivan Gladstone Van Sertima, pudo haberse embarcado
hacia el nuevo mundo después de su abdicación en 1311.
Según cuenta la leyenda, Abu Bark se habría convencido de
que podía encontrar el fin del Atlántico, así que armó una flota de 200 naves
para zarpar hacia él. O, mejor dicho, mandar a sus súbditos a que lo buscasen.
De todas las embarcaciones tan solo volvió una, pero el rey no se dio por
vencido, así que él mismo partió con otras 2.000 en pos del Nuevo Mundo, y
nunca volvió a su hogar. Por bonita que suene la historia, no hay ninguna
evidencia de un hipotético paso de Abubakari II por América, y los parecidos
entre las esculturas de ambos lados del Atlántico pueden ser eso: simplemente,
parecidos.
Polinesia lo sabía.
Seis de los moais de la isla de pascua.
Por proximidad, no parece demasiado extraño que los
polinesios del Pacífico Sur tomasen tierra americana antes que ninguna otra
civilización. Además, hay un buen puñado de razones que refrendan dicha teoría:
por una parte, su habitual consumo del boniato, que pudo ser importado desde
Sudamérica en el año 700, una teoría refrendada por análisis filo genéticos,
aunque también es posible que llegase a las orillas polinesias después del
naufragio de algún carguero. Algo semejante ocurre con el hallazgo de huesos de
pollo de islas del Pacífico Sur en el Chile del siglo XIV.
Aunque quizá el gran descubrimiento a este respecto se
produjo en el año 2007, cuando se reencontraron calaveras humanas que
compartían rasgos con los polinesios en un museo chileno. Desde ese momento se
ha realizado un gran esfuerzo para demostrar las posibles relaciones entre las
culturas de una orilla y otra, como los estudios publicados en la revista
'Tissue Antigens' que sugieren una posible contribución genética de los
amerindios a la población de la isla de Pascua, y que muy probablemente
antecedía a la llegada de Colón a América.
La dinastía Yin en México.
Zheng he.
No podían faltar a la fiesta los chinos. En concreto, los
refugiados de la dinastía Yin, como aseguró en 1975 la profesora Betty Meggers
del Smithsonian, que aseguraba que los olmecas que se desarrollaron en lo que
hoy es México fueron poderosamente influidos por la civilización china del 1200
a.C. Además, hay otros vestigios que pueden refrendar esta relación milenaria
chino-india, como las monedas de origen oriental descubiertas en la Columbia
británica por un minero.
'El Libro de Mormón' es, según la creencia, un registro de
las civilizaciones que poblaron el continente americano desde nuestro lado del
Atlántico
Otras teorías relacionadas con China han florecido durante
las últimas décadas. Una de ellas es la del británico Gavin Menzies que en el
libro '1421: el año en que China descubrió el mundo' (Debolsillo) aseguró que
la flota del marino Zheng He llegó a América unos setenta años antes que
Cristóbal Colón. Una teoría, en realidad, bastante infundada. Como quizá
también lo sea la que sugiere que los misioneros chinos liderados por Hui Shen
que llegaron a Fusang en el año 500 en realidad habían arribado a California,
por la descripción que en sus escritos hacen de dicho territorio.
El alambicado origen de los mormones.
El libro de mormon.
El tema de las relaciones entre las culturas precolombinas y
el resto del mundo da para varias tesis doctorales, una por cada civilización
que pudo haber tenido algún contacto con los pueblos indígenas, pero cerramos
el artículo con una de las teorías más coloristas: la de los mormones, cuyo
libro sagrado asegura que los habitantes de América antes de la llegada de
Colón eran descendientes de las tribus semíticas que zarparon desde el Viejo
Mundo milenios antes de que el genovés pisase las costas americanas. 'El libro
de Mormón: Otro testamento de Jesucristo' es, según la creencia de los Santos
de los Últimos Días, un registro de las civilizaciones que poblaron el
continente americano desde nuestro lado del Atlántico, una de las cuales había
llegado a dicho territorio alrededor del 600 a.C.
Según Joseph Smith, Moroni, el hijo de Mormón, le visitó en
1823 y le explicó cómo traducir el registro de su padre, que finalmente fue
publicado en 1830. Para la mayor parte de los historiadores, Mormón es tan
autor del libro como Cide Hamete Benengeli del 'Quijote', por lo que carece de
validez documental. Como la National Geographic Society aseguró en una carta de
1998, “los arqueólogos y otros estudiosos han demostrado desde hace mucho que
el pasado de este hemisferio y su sociedad no tienen constancia de nada que
sirva para sustanciar el libro de Mormón”. Sin embargo, es una buena muestra de
cómo el descubrimiento de América es terreno abonado para la especulación
fantástica y religiosa sobre unos pueblos que, más de medio milenio más tarde,
nos siguen intrigando.
Fuente: Héctor G. Barnés, El Confidencial. Revisión y
Diseño: elcofresito
Comentarios
Publicar un comentario
Todos los comentarios deberán guardar el respeto y la consideración hacia los demás, así como el uso de términos adecuados para explicar una situación. De no cumplirse con estos requisitos los comentarios serán borrados.