Plaza e Iglesia de Santo Domingo (Quito-Ecuador), su historia y fotografías.
La Iglesia de Santo Domingo es un templo católico
levantado en el Centro Histórico de la ciudad de Quito DM, capital de Ecuador.
El conjunto del convento, iglesia y capillas se ubican en la calle Flores,
frente a la Plaza de Santo Domingo, llamada así por la referida iglesia que la
precede.
Historia
Su construcción se inició en el año de 1540, cuando se
asigna el solar a la comunidad de padres dominicos; posteriormente, y después
de haberse levantado una capilla provisional, los planos definitivos del templo
que persisten hasta la actualidad fueron levantados en 1581 por el arquitecto
Francisco Becerra. Tras la muerte de
Becerra, la obra pasó a
manos del padre Rodrigo Manrique de Lara; fray Antonio Rodríguez, se hizo cargo
de las obras del convento, mientras que fray Juan Mantilla, fue el encargado de
concluir las obras de la iglesia en 1688.
Durante el siglo XIX, un grupo de dominicos italianos
hicieron importantes reformas en el interior del templo; según Ernesto La Orden
Miracle «decidieron pintarla como un teatrillo de ópera, arrasar sus altares,
su coro y su púlpito». La hermosa y sobria fachada no sufrió estos afanes
reformadores, y aunque la iglesia parece haber tenido esos cambios internos
importantes, mantiene una presencia riquísima e impresionante que no muestra de
una forma abierta los estragos que cuenta La Orden.
Arquitectura
El templo está cubierto por trabajos en cedro cubierto
con pan de oro, y por numerosas pinturas y tallas que adornan su interior.
Junto al retablo mayor, las diez capillas laterales que completan el conjunto
de Santo Domingo, enriquecen aún más el cuerpo interno de la iglesia con
bellísimos trabajos en madera y hojilla de oro.
Sin duda, la Capilla de la Virgen del Rosario es la más
conocida del conjunto; no obstante, no es la única que evidencia el interés
cultural del templo como indica Pazos Barrera: «en otra capilla se conserva la
pintura mural de la Virgen de la Escalera, obra del padre Pedro Bedón, y que
data de los primeros años del siglo XVII».
El Claustro, por su parte, presenta corredores y
crujías de doble arquería con pilares ochavados, y se debe al hermano Antonio
Rodríguez, quien lo levantó a partir del diseño de Francisco Becerra.
Arco de Santo Domingo
Como en otras iglesias y construcciones civiles de la
ciudad de Quito, los constructores de Santo Domingo se encontraron desde un
comienzo con un terreno abrupto y desigual, por lo que debieron inventar varias
soluciones arquitectónicas para darle continuidad al templo principal y sobre
todo a las capillas; de allí nació el célebre Arco de Santo Domingo, sobre el
que se encuentra la Capilla de la Virgen del Rosario, y por cuya base discurre,
sin interrupciones, la calle Rocafuerte.
La Plaza
La Plaza de Santo Domingo se encuentra frente a la
Iglesia. En el centro se levanta un monumento al mariscal Antonio José de
Sucre, héroe de la Independencia. En torno a la Plaza, además de la Iglesia y
el convento, se levantan edificios civiles de importancia, como la antigua
universidad colonial de Santo Tomás de Aquino y la mansión del ex presidente
Gabriel García Moreno. La Plaza tiene una superficie aproximada de 7.200 metros
cuadrados, con lados que miden en metros lineales aproximadamente 85. Al igual
que las otras plazas de la ciudad, fue originalmente una simple explanada, y
luego se lo convirtió en un parque y en una estación de autobuses. Actualmente
es una explanada pavimentada con piedra.
Capilla de la Virgen del Rosario
La más rica y conocida de las capillas de la iglesia de
Santo Domingo, que está ubicada hacia el lado sur del crucero, y que está
construida en tres niveles diferentes. Esta capilla se asoma a la antigua calle
de La Loma (hoy llamada Rocafuerte), donde para solucionar otro desnivel del
terreno los arquitectos construyeron el mencionado Arco de Santo Domingo, con
contrafuertes en forma de cono que evocan puestos de vigía.
Los tres niveles de la capilla responden a una suerte
de estratificación: el más bajo era destinado al ciudadano común, el segundo al
sacerdote y las autoridades y el tercero a la Virgen del Rosario. Desde 1650,
en esta capilla funcionaban tres cofradías; la primera de españoles
peninsulares y españoles nacidos en América (criollos), la segunda de aristas
negros y mestizos, y por último otra formada enteramente por indígenas. Cada
grupo tenía su espacio correspondiente en una suerte de capillas más pequeñas.
La Virgen y el Niño, cuyos mantos y coronas son ricos
en hilos preciosos y pedrería, protagonizan la composición del retablo; este
último es descrito por Pazos Barrera con los siguientes términos:
(…) enteramente dorado, tiene filigrana de plata en
torno al nicho central y en el tabernáculo. En él resalta la Virgen del
Rosario, una escultura española que fue obsequio del monarca español en el
siglo XVI. A los lados del retablo figuran los retablos de santa Ana y San
Joaquín, dorados sobre fondo rojo. Arcos y paredes tienen aplicaciones de
querubines, plantas y frutas americanas, recubiertas de oro sobre fondo rojo.
La Capilla de la Virgen del Rosario descansa sobre un arco por el que pasa la
calle que conduce al barrio de La Loma Grande. Cierran la capilla dos cúpulas
con linternas recubiertas con baldosas verdes.
En los altares laterales a esta capilla se conservan
reliquias de santos, traídas de Roma, en los mismos inicios de la fundación
quiteña. Con ellos se cumplían los rituales de la Cofradía del Rosario de
Nuestra Señora y se realizaba la Procesión de la Soledad, de los Viernes
Santos, ambas de gran devoción en la ciudad. A juicio de los expertos, en la
decoración de la Capilla del Rosario se llega a una saturación barroca derivada
de la abundancia ornamental.
Museo
Dentro del Claustro del conjunto de Santo Domingo,
ubicado en el extremo norte del templo mayor, y sobre la plaza, se ha designado
un espacio para convertirlo en un museo abierto a todo el público. Según la
descripción de Julio Pazos Barrera:
“Al lado norte del claustro de la iglesia de Santo
Domingo se ha instalado un Museo y la Biblioteca. El museo exhibe tallas y
pinturas relacionadas con la historia de los dominicos en América; guarda
además un libro coral de gran tamaño laminado por el padre Pedro Bedón y dos de
sus pinturas, además de un retrato realizado por Alonso del Castillo, del padre
Bedón difunto. Otros dos lugares atraen la atención: la capilla de la Virgen de
Pompeya o del coristado y el refectorio, este último, decorado en el siglo XVII
con un artesonado mudéjar policromado y dorado y con pinturas de mártires
dominicos. En este refectorio se exhiben tablas talladas, encarnadas y
estofadas de santos dominicos, del escultor español Diego de Robles. Estas
tallas, del año 1600, se encontraban en el coro alto del templo, que fue
desarmado en el siglo XIX.
Tanto dentro del Museo, como en el Convento y el templo
mayor con sus capillas, el conjunto de Santo Domingo alberga un gran número de
obras de arte de la Escuela Quiteña especialmente, y otras llegadas desde
Europa y otras colonias hispanas de América.
Fuente: Wikipedia. Fotografías de dominio público.
Revisión y Diseño: elcofresito.
































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