El misterioso tesoro del crucero alemán SMS Dresden, hundido en la Primera Guerra Mundial.
El SMS Dresden, aprovisionándose en Chile.
Hace unos meses dedicamos un artículo a contar la
apasionante historia del SMS Emden, un navío de la Marina Imperial Alemana que
durante la Primera Guerra Mundial se dedicó a practicar movimientos en el Océano
Índico, constituyendo una pesadilla para el enemigo hasta que el crucero HMS
Sidney, de la Royal Navy, lo sorprendió y destrozó a cañonazos. Pues bien, el SMS
Emden, era el segundo buque de la clase homónima, siendo el primero el SMS
Dresden, cuya historia está igualmente llena de aventuras… y también de un
apasionante misterio.
Botado en Hamburgo, el 1 de octubre de 1907, era un
crucero ligero que medía 118,3 metros de eslora por 13,4 de manga y 5,55 de
calado, desplazando un máximo de 4.268 toneladas y disponiendo de una decena de
cañones de 105 mm, 8 de 52 mm y un par de tubos lanzatorpedos. Lo que
diferenciaba a esta unidad de su gemela, era que se impulsaba mediante turbinas,
en vez de motores convencionales de pistón, que accionaban 4 hélices, lo que le
permitía alcanzar mayor velocidad: hasta 28 nudos.
El crucero, al poco de su entrada en servicio, cruzando el Canal de Kiel. Foto dominio público en Wikimedia Commons.
Si la historia de la navegación es sinónimo de
aventura, la del Desden, sublima ese concepto y está plagada de anécdotas.
Obviamente, la guerra fue el factor decisivo en ese sentido, pero ya antes,
durante las primeras pruebas en el mar, sufrió una extraña experiencia: chocar
con otro barco, sueco para más señas, lo que retrasó seis meses su entrada en
servicio… pero entonces hubo un problema con una turbina y ello produjo otro
retraso de cuatro meses más. Finalmente fue enviado a EEUU, para representar a
Alemania, en la Hudson-Fulton Celebration de Nueva York, siendo luego asignado a
una escuadra con la que realizó ejercicios navales durante dos años. En el
transcurso de uno de ellos, por increíble que parezca, volvió a chocar con otra
nave, el SMS Königsberg.
Características de la clase Dresden. Imagen dominio público en Wikimedia Commons.
No todo era negativo. El SMS Dresden, ganó la Kaiser’s
Schießpreis, una competición de puntería, y en 1913 fue destinado a la
Mittelmeer-Division (División Mediterránea), donde permaneció varios meses
hasta que regresó a los astilleros para una revisión. Terminada ésta y cuando
la tripulación se disponía a regresar al Adriático, llegó una contraorden: el
buque debía dirigirse a México, para proteger los intereses alemanes en el
contexto revolucionario que se vivía allí, tal cual hicieron otros países.
Acompañado del Hertha y el Bremen, y llevando entre la dotación al teniente
Wilhelm Canaris (futuro director de los servicios de inteligencia del III
Reich), se empleó en trasladar a los ciudadanos germanos residentes, aunque
colaboró también en poner a salvo a un millar de estadounidenses atrapados en
Veracruz y en facilitar la llegada de un cargamento de armas para el presidente
Victoriano Huerta, aliado del káiser en aquellos tiempos prebélicos.
El capitán de fragata Fritz Lüdecke, llegó entonces para
tomar el mando. Polaco de nacimiento, era un especialista en artillería y quien
se encargó de sacar a Huerta, cuando fue derrocado, dejándolo en Jamaica. En
ésas estaban cuando estalló la Primera Guerra Mundial y se ordenó al barco
quedarse en América, con la misión de operar en esas aguas. Lüdecke, se dirigió a
Brasil, donde llevó a cabo su primera acción el 6 de agosto apresando un
carguero británico, el SS Drumcliffe, al que se liberó caballerosamente porque
no se había enterado de las noticias. A partir de ahí se sucedieron los
hundimientos de enemigos, contando con el apoyo de un carbonero, una cañonera y
varios barcos de apoyo.
El Dresden, en Nueva York. Foto de dominio público en Wikimedia Commons.
A continuación atravesó el Estrecho de Magallanes, para
unirse en la Isla de Pascua, al igual que el Leipzig, a la escuadra asiática
del Vicealmirante Maximilian Graf Von Spee, que había cruzado el Pacífico desde
Tsingtao (China) y estaba compuesta por los acorazados Scharnhorst y Gneisenau,
más el crucero ligero Nürnberg (otras unidades se habían separado para operar
por su cuenta). A finales de octubre se dirigieron desde Valparaíso, al puerto
chileno de Coronel, para atacar a un crucero ligero británico fondeado allí, el
HMS Glasgow. Pero la información que manejaba Von Spee, era incompleta porque
ese navío no estaba solo sino acompañado de otros tres, los acorazados Mommouth
y Good Hope, y el crucero auxiliar Otranto.
La consiguiente batalla se libró el 1 de noviembre, por
lo que aparte del nombre de Coronel, también se la conoce como del Día de Todos
los Santos. La escuadra alemana era superior a la británica, dirigida por el
almirante Christopher Cradock, al que se denegaron refuerzos, por lo que los
teutones salieron victoriosos: el Good Hope y el Mommouth, se fueron a pique y
el mar engulló a 1.654 marineros, dado que el mal tiempo impidió su rescate.
Eso dejaba aquellas latitudes en manos de la Kaiserliche Marine, lo que
convenció al Almirantazgo británico de que, en efecto, Cradock, tenía razón al
pedir ayuda. En consecuencia, se enviaron los cruceros HMS Invincible, HMS
Inflexible y HMS Kent, al mando del vicealmirante Frederick Doveton Sturdee.
Lúdecke y Canaris, en el centro y derecha respectivamente. Foto de Alejandro Mihovilovich en DW.
En las Islas Malvinas, se unieron a los cruceros
acorazados Cornwall, Kent y Carnarvon, y a los cruceros ligeros Glasgow y
Bristol, más una nave ya obsoleta llamada HMS Canopus. Hacia allí se dirigía
Von Spee, quien, desconocedor de la formidable escuadra que le esperaba, tenía
como objetivo destruir la estación telegráfica de Port Stanley y el almacén de
carbón, aunque Lüdecke y otros capitanes no estaban de acuerdo con el plan. El
encuentro se produjo el 8 de diciembre: al descubrir al todopoderoso enemigo,
Von Spee, ordenó dar media vuelta pero los británicos se lanzaron en su
persecución y alcanzaron a los alemanes.
El célebre almirante teutón trató de proteger la
retirada de los cruceros ligeros con los acorazados y se fue al fondo del mar
con el Scharnhorst (también murieron sus dos hijos). El capitán del Gneisenau,
ante un desigual enfrentamiento con tres buques, hundió el suyo mientras el
Leipzig, envuelto en llamas, fue destrozado por la artillería del Glasgow y el
Cornwall a la par que sus marinos abrían las válvulas. Por su parte, el
Nürnberg intentó embestir al Kent, que lo dejó acercarse para pulverizarlo a
cañonazos.
Esquema de la Batalla de Coronel. Imagen: Wikimedia Commons.
Tan sólo el Dresden, pudo escapar gracias a la potencia
de sus turbinas, dando esquinazo a sus perseguidores en el laberinto de canales
de la Patagonia chilena. Después buscó un puerto donde poder carbonear y
reparar los daños. Pero según las leyes internacionales, sólo podía quedarse el
tiempo que emplease en ello y dado que era imposible regresar a Alemania, con el
paso cortado por la Royal Navy, Lüdecke, tuvo la idea de atravesar el Pacífico.
Sin embargo, sus reservas de carbón se fueron agotando y los motores empezaron
a fallar, por lo que a principios de marzo fondeó en el archipiélago de Juan
Fernández. Allí le sorprendió el día 14 una escuadra británica compuesta por el
HMS Kent, HMS Orama y HMS Glasgow.
Esquema de la Batalla de las Malvinas. Imagen de dominio público en Wikimedia Commons.
Imposibilitado para combatir al estar inmóvil, Lüdecke, envió al teniente Canaris, a parlamentar, pero fue ignorado y se inició el
cañoneo, así que el capitán desembarcó a sus hombres, abrió las válvulas y
detonó la santabárbara, mandando al crucero a pique. Los marineros fueron
internados el resto de la guerra salvo tres que lograron fugarse, entre ellos
Canaris. Había terminado la historia del SMS Dresden, pero empezaba la leyenda,
porque no tardaron en aparecer rumores sobre lo que había pasado con las
riquezas que presuntamente llevaba a bordo.
El pecio del crucero está a medio kilómetro de tierra,
en la bahía de Cumberland, descansando sobre el costado de estribor a setenta
metros de profundidad. Gracias a la claridad de las aguas, los buzos han
conseguido rescatar varias piezas, como la campana de bronce, pero sin duda lo
más sugestivo, lo que hace desatar la febril imaginación de casi todos, es el
citado tesoro: dinero en metálico, joyas y todo tipo de objetos de valor
procedentes de los germanos residentes en México, que los habían depositado en
el barco anclado en Tampico, para que lo llevara a Alemania; también una fortuna
en monedas de oro chinas procedentes de Tsingtao. ¿Está todo eso en el fondo
del mar o se pudo sacar antes?
El hundimiento del SMS Dresden, en fotos publicadas por la prensa de la época. Imagen Histarmar.
En la colonia teutona de Puerto Montt, en la región
chilena de Los Lagos, se cuenta que algunos de sus antepasados estuvieron a
bordo del Dresden, llevando suministros cuando se ocultó de los británicos en un
fiordo local llamado Quintupeu. Es una entrada de mar, estrecha, encajada entre
enormes acantilados de 600 metros de altura que resultaba muy apropiado como
escondite, tal como habían informado a Lüdecke, dos teutones residentes en Punta
Arenas, Albert Pagels y Harry Rothemburg. Pues bien, algunos dijeron que
terminadas las reparaciones y despejado el camino de navíos británicos, el
crucero se dispuso a reanudar su marcha, pero antes arrojó al agua un gran
cajón.
Las especulaciones sobre su contenido son fácilmente
deducibles. No obstante, la legión de aventureros que se lanzaron en su busca
desde entonces fracasaron en el intento. Las preguntas de entonces siguen
presentes hoy: ¿qué contenía aquel enigmático cajón? ¿Sería el tesoro? ¿Dónde
puede estar éste, en el fiordo o en el pecio? ¿Existe realmente o es fruto de
la imaginación?
Fuentes: German raiders of the First World War.
Kaiserliche Marine cruisers and the epic chases (Chris Sams)/1914: A 100 años
de la Primera Guerra Mundial (Fabio Martín Baccaglioni)/The intelligence war in
Latin America, 1914–1922 (Jamie Bisher)/The battles of Coronel and the
Falklands, 1914 (Geoffrey Bennett)/El tesoro del Dresden (Carlos Johnson
Edwards en Histarmar, Historia y Arqueología Marina)/Wikipedia. Jorge Álvarez,
LBV Magazine Cultural Independiente, Revisión y Diseño: elcofresito.
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