La leyenda Irlandesa de Jack o lantern; la calabaza del diablo.
Existe un viejo relato popular irlandés que habla de
Jack, un tacaño pero astuto granjero que usó una cruz para atrapar al Diablo.
A mediados del siglo XVIII, los emigrantes irlandeses
empiezan a llegar a América del Norte.
Con ellos llegan su cultura, su folclor, sus
tradiciones, su noche de Samhain. Siguiendo los orígenes celtas de esta fiesta
los europeos comenzaron a sustituir el nabo por las calabazas, de origen
mesoamericano, mucho más grandes y fáciles de ahuecar.
En un primer momento la fiesta sufre una fuerte
represión por parte de las autoridades de Nueva Inglaterra, de arraigada
tradición luterana.
A finales del siglo XIX, los Estados Unidos reciben una
nueva oleada de inmigrantes de origen céltico.
La fiesta irlandesa entonces, se mezcla con otras
creencias indias. En esta secuela colonial, nace Halloween que incluye entre
sus tradiciones, la conocida leyenda de Jack el irlandés. Sólo quedaba bautizar
a la calabaza como “El candil de Jack”, es decir, “Jack el que vive en la
lámpara” o, como se conoce actualmente, “Jack O’Lantern”.
Esta leyenda tiene su origen en un irlandés taciturno y
pendenciero llamado Jack, quien una noche de 31 de Octubre se tropezó con el
mismísimo diablo. Desde entonces comenzó a extenderse la leyenda negra de
Jack-o-lantern y a emplearse las calabazas convertidas en el tenebroso candil
de este siniestro personaje.
La leyenda negra de Jack
En una lejana noche de Brujas, un pendenciero irlandés
con fama de borracho, llamado Jack, tuvo
la mala fortuna de encontrarse con el diablo en una taberna. A pesar del
alcohol ingerido, Jack, pudo engañar al diablo ofreciéndole su alma a cambio de
un último trago.
El diablo se transformó en una moneda para pagarle al
camarero, pero Jack -bastante tacaño- rápidamente la tomó y la puso en su
monedero que tenía grabada una cruz, así que el diablo no pudo volver a su
forma original y Jack, no lo dejaría escapar hasta que le prometiera no pedirle
su alma en diez años. El diablo no tuvo más remedio que concederle su
reclamación.
Pasado el plazo de los diez años, Jack, se reunió con
el diablo en el campo. El diablo iba preparado para llevarse su alma pero Jack,
pensó muy rápido y dijo:
Iré de buena gana, pero antes de hacerlo, ¿me traerías
la manzana que está en ese árbol por favor?
El diablo pensó que no tenía nada que perder y de un
salto llegó a la copa del árbol, pero antes que se diese cuenta, Jack, rápidamente había tallado una cruz en el tronco. Entonces el diablo no pudo
bajar y él le obligó a prometer que jamás le pediría su alma nuevamente.
Al diablo no le quedó más remedio que aceptar.
El alma en pena de Jack, el irlandés
Jack, murió unos años más tarde, pero no pudo entrar al
cielo, pues durante su vida había sido golfo, borracho y estafador. Pero cuando
intentó entrar en el infierno, el diablo tuvo que enviarlo de vuelta, pues no
podía tomar su alma (lo había prometido)...
¿A dónde iré ahora? Preguntó Jack, y el diablo le
contestó: Vuelve por donde viniste.
El camino de regreso era oscuro y el terrible viento no
le dejaba ver nada. El diablo le lanzó a Jack, un carbón encendido directamente
del infierno, para que se guiara en la oscuridad y Jack, lo puso en una calabaza
que llevaba con él, para que no se apagara con el viento. En otras versiones en
vez de calabaza es un nabo el que sirve del tenebroso candil.
Halloween, hoy, se desvela como una noche misteriosa
protagonizada por brujas, fantasmas, duendes o espíritus, dispuestos a asustar
a cualquier precio con disfraces, bromas, pelucas, pinturas, películas de
terror, etc.
Todo, sin perder el buen humor y el ambiente festivo.
Las calabazas convertidas en candiles serán las protagonistas que despejarán
las tinieblas del inframundo y nos guiarán con su luz en el mundo de los vivos
donde, es posible, que Jack, siga vagando -en pena- por alguna esquina.
Fuente: Arquehistoria. Imox68, Taringa. Revisión y Diseño: elcofresito.
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