La Cueva Lovelock: Historia de Gigantes.
Parte del interior de la Cueva Lovelock.
Los Paiutes, una tribu
indígena americana nativa de la zona de Nevada, Estados Unidos, posee una
tradición oral que relataron a los antiguos colonos blancos sobre una raza de
gigantes pelirrojos, blancos o 'bárbaros' que sus antepasados conocían como los
"Si-Te-Cah", que habitaban en una antigua cueva conocida como
Lovelock. Dicha historia fue escrita en 1882 por Sarah Winnemucca Hopkins, hija
de un jefe indio Paiute en su libro Life Among the Paiutes: Wrongs and Claims
("La Vida entre los Paiutes: Agravios y Reivindicaciones”). Estos gigantes
fueron descritos como seres sanguinarios, hostiles y caníbales. En este relato,
los Paiutes narran una gran batalla,
ocurrida en el lugar conocido actualmente como la Cueva de Lovelock, que
condujo a su exterminio. A principios del siglo XX los arqueólogos encontraron
miles de objetos dentro de la cueva dando pie a una prolongada excavación y a
especulaciones sobre la posibilidad de que la Leyenda Paiute fuese real.
Sarah Winnemucca, Paiute, escritora y conferenciante, junto a su padre Poito Winnemucca, Jefe de los Paiutes de Nevada. Circa 1882. (Wikimedia Commons)
"Si-Te-Cah" o
Saiduka se traduce literalmente como
"comedores de tule" en la lengua de los Paiutes del Norte. El tule es
una planta acuática fibrosa que, según la leyenda, los gigantes tejían para
construir balsas y evitar así los ataques de los Paiutes. Los Si-Te-Cah
empleaban las balsas para navegar a través de lo que entonces era el Lago
Lahontan: un antiguo lago que durante la última era glacial cubría la mayor
parte de Nevada del Norte. Como narra el relato Paiute, tras años de continuos
enfrentamientos, todas las tribus del área se unieron para librarse de los Si-Te-Cah. Un día,
cuando las tribus perseguían a los últimos gigantes pelirrojos, estos se
refugiaron en una cueva. Los Paiutes exigieron a sus enemigos que saliesen de
la cueva y luchasen, pero los gigantes se negaron. Las tribus aliadas
respondieron lanzándoles flechas y prendiendo una gran hoguera en la entrada de
la cueva. El humo ahuyentó a unos pocos gigantes que murieron acribillados por
las flechas mientras que el resto pereció asfixiado o quemado vivo. Con el
tiempo, la entrada a la cueva se derrumbaría haciéndola accesible sólo para los
murciélagos y alejando de ella toda presencia humana.
La Cueva Lovelock,
conocida también como la Cueva del Murciélago, la Cueva de la Herradura, la
Cueva del Guano del Ocaso y la Cueva India se localiza 20 millas al sur del
moderno Lovelock, en Nevada. Se trata de una cueva muy antigua, anterior a la
presencia humana sobre el continente, que en la prehistoria se ubicaba en las
profundidades del Lago Lahontan. En 1886, un ingeniero de minas de Lovelock
llamado John T. Reid decidió buscar el lugar tras escuchar la leyenda contada por
los indios de la zona y demostrar, así, su existencia. Reid fracasó a la hora
de adquirir el lugar para realizar una excavación arqueológica, pero dos
mineros, James Hart y David Pugh, descubrieron la importancia del guano como
ingrediente para la pólvora y crearon una compañía para empezar a explotarlo en
1911.
Extrajeron de la cueva una
capa de guano de tres a seis pies de hondo, usando tan sólo pico y pala, y
prestando escasa atención a las piezas arqueológicas allí presentes. Finalmente
acabaron vendiendo unas 250 toneladas de todo ello a la Empresa de
Fertilizantes Hawaiana con sede en San Francisco.
Exterior de la Cueva Lovelock (Wikimedia Commons).
Alfred Kroeber, fundador
del Departamento de Antropología de la Universidad de California se puso en
contacto con Hart y Pugh cuando informaron del hallazgo de objetos
prehistóricos. Esto impulsó la primera excavación arqueológica de Lovelock en
1912, dirigida por L.L.Loud, también de la Universidad de California. Una
segunda excavación se llevó a cabo en 1924 y tras ellas Loud elaboró un informe
que fue publicado en 1929. Puede
afirmarse que todo lo encontrado y descrito por L.L. Loud fue, cuando menos,
asombroso. Aproximadamente 10.000 piezas arqueológicas fueron catalogadas
incluyendo herramientas, huesos, cestas y armas. Según el informe, 60 momias de
altura media fueron desenterradas. Asimismo fueron hallados algunos de los
señuelos de pato más antiguos conocidos (aún con plumas en ellos) y una
sandalia de más de 15 pulgadas de largo. También fue desenterrada una piedra de
forma circular con 365 muescas talladas en su parte exterior y otras 52 en su
cara interna, que algunos científicos creen que se trata de un calendario. Los
datos más interesantes los aportan las distintas dataciones realizadas por
medio del carbono 14. Así, las pruebas
realizadas sobre la materia vegetal allí encontrada la fechan hacia el
año 2030 a. C.; un fémur humano parece ser del 1450 a. C.; los estudios sobre
el tejido muscular humano hallado lo datan en el 1420 a.C., y la cestería se
remontaría al 1218 a.C. Los arqueólogos concluyeron que la ocupación humana de
la Cueva de Lovelock por parte de esta cultura, debió comenzar hacia el año
1500 a.C. Los antropólogos actuales denominan a los pueblos que vivieron en
dicha área por aquel entonces como la
"Cultura Lovelock" y se cree que permanecieron en el lugar durante
unos 3000 años. Muchos de esos arqueólogos creen que la Cultura Lovelock fue
desplazada posteriormente por los Paiutes del Norte.
Artesanías y señuelos econtrados.
Fotografía de sendos señuelos de pato datados entre los años 400 a.C. y 100 d. C., expuestos en el Museo Nacional del Indio Americano del Smithsonian Institute. (Cortesía de Ernest Amoroso.)
Hay cierta controversia
acerca de la veracidad de los testimonios que aseguran la existencia de los
Gigantes de Lovelock. Durante las excavaciones iniciales se informó del
hallazgo de restos momificados pertenecientes a dos gigantes pelirrojos—uno de
ellos una mujer de unos 2 metros de estatura y el otro perteneciente a un hombre
de más de 2,40 metros de alto. Pero de todo ello no nos ha llegado prueba
alguna. En el libro de Sarah Winnemucca Hopkins, Life Among the Piutes: Their
Wrongs and Claims, no se mencionan gigantes, sino que se refieren a ellos como
“bárbaros”. Los escépticos afirman que la contaminación química de los
cadáveres posterior al enterramiento fue la causa más probable por la que las
momias tenían el pelo rojo y no negro, como la mayor parte de los Indios de la
zona. Un estudio realizado en la Universidad de Nevada indica que la estatura
de los “gigantes” era de poco más de 1,80 metros y no de 2,40 como se había
afirmado en el pasado.
Imagen de los Nativos combatiendo a los Gigantes de Pelo Rojo en la Cueva de Lovelock, Nevada. (bibliotecapleyades.net)
Para otros, el hallazgo de
sandalias de casi 40 cm de longitud en la Cueva de Lovelock es prueba
suficiente de que el relato Paiute es real. En un artículo publicado en la
Revista Minera de Nevada en 1931, en febrero y junio del mismo año se tuvo
noticia del descubrimiento de dos esqueletos de gran tamaño en el lecho del
lago seco de Humboldt, cerca de Lovelock, Nevada. Uno de ellos medía más de dos
metros y medio de alto y más tarde se explicó que estaba envuelto en un tejido
cubierto de una sustancia resinosa, de manera similar a las momias egipcias. La
estatura del otro individuo superaba supuestamente los tres metros. Algunas
otras pruebas de la existencia de los Gigantes de Lovelock incluyen una
colección de imágenes que muestran la huella de una mano de tamaño doble al la
de un hombre normal grabado sobre la pared rocosa de la cueva, publicadas por
los investigadores del Bigfoot MK Davis y Don Monroe en el 2013. A lo largo de
la frontera entre Perú y Bolivia se han hallado calaveras cerca del Lago
Titicaca que se afirmaba pertenecían a gigantes de pelo rojizo y cráneos
alargados. Las leyendas narran que los indios Uros construían barcas con juncos
y vivían en islas del Lago Titicaca del mismo modo que los Paiute.
Aparentemente los Incas les empujaron a vivir de esta manera, de la misma forma
que los ancestros de los Paiutes, aparentemente hicieron con los gigantes en el lago
Lahontan.
Huella de la mano de un supuesto gigante.
A día de hoy, muchos de
los objetos originales hallados en Lovelock (pero no gigantes) pueden ser
contemplados en un pequeño museo de historia natural ubicado en Winnemucca,
Nevada. El Museo Smithsonian de Washington D. C. alberga algunas piezas como
los señuelos de pato mientras que los restos óseos y la cestería pertenecen al
Museo del Estado de Nevada. El lugar es significativo desde un punto de vista
arqueológico ya que es un buen ejemplo de la aparición de pruebas que, tras ser
científicamente analizadas, confirmaron la leyenda que los ancianos Paiutes
contaban a sus nietos durante años, aún sin confirmarse con exactitud la
totalidad de la historia. El Museo de Antropología de Phoebe A. Hearst de la
Universidad de California publicó un artículo sobre la cueva de Lovelock en el año 2005 que decía así: “Este lugar ha sido ampliamente expoliado y gran parte de
su material ha quedado en manos de coleccionistas privados. La Cueva de
Lovelock, a pesar de la degradación que ha sufrido durante años, es uno de los
más importantes yacimientos en la historia de la arqueología norteamericana”.
La Cueva de Lovelock fue nombrada oficialmente enclave histórico en 1984.
Fuente: Bryan Hilliard,
Ancient Origins. Revisión y Diseño: elcofresito.
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