Enanos y gigantes: la teoría de las tres especies de humanos.
Grabado de la Divina Comedia de Gustave Doré, Infierno, lámina 65 (Canto XXXI – Los Titanes)
Según los escritos
bíblicos, el pequeño David venció con una honda al coloso Goliat y se convirtió
así en el segundo monarca hebreo. La veracidad de este mito (difícil de
asimilar para muchas personas) se vio reforzada con el hallazgo de una vasija
de arcilla que contiene las inscripciones filisteas más antiguas encontradas
hasta el momento. El objeto, que fue hallado en Israel a principios de
noviembre del 2005 por arqueólogos de la Universidad de Tell es-Safi, contiene
inscripciones protocananeas con los nombres no semíticos de «Alwt y Wlt» que,
según el profesor Aaron Demsky, son similares a las letras arcaicas de Goliat.
Según los estudios realizados, este objeto es auténtico, ya que fue fabricado
sólo cien años después de David.
Este hallazgo parece ser
una pieza más del rompecabezas de una teoría mantenida en el letargo por la
comunidad antropológica y arqueológica, que postula la coexistencia de tres
razas humanas de distintos tamaños en la antigüedad: los gigantes, los humanos actuales
y los enanos. Se han sumado tantas evidencias acerca de la existencia de estas
tres especies humanas, que los científicos han tenido que esforzarse mucho en
«hacer la vista gorda» y mantener el esquema de evolución lineal aceptado
mayoritariamente.
“David y Goliat”, óleo pintado entre los años 1542 y 1544 por el artista renacentista italiano Tiziano. Iglesia de Santa María de la Salud. Venecia, Italia.
Los ‘hobbit’ de Indonesia
Para empezar, la
existencia de una raza de hombres “hobbit” con un promedio de altura de un metro,
pasó de las leyendas a la realidad en otoño del 2004, cuando un grupo de
investigadores descubrió en Indonesia, huesos de pequeños humanos que habrían
convivido con el hombre actual hasta hace sólo 12.000 años.
Aún se encuentra en
discusión si estos son un antepasado de los seres humanos, o una raza más
moderna que sufrió deformidades por alguna enfermedad.
Aunque la fecha de
extinción de dicha especie fue calculada en base a los restos encontrados, se
tejieron hipótesis que postulaban la supervivencia de descendientes de los
‘hobbit’ en el interior de las remotas selvas indonesias. Pero lo que realmente
ignora mucha gente, es que desde el siglo pasado no han sido escasos los
hallazgos de fósiles de hombres de tamaños que triplican la altura de un humano
corriente. De hecho, son tantos que sólo podremos tratar algunos
superficialmente. Prácticamente se han hallado restos de gigantes en todos los puntos
del globo.
Comparativa entre una reconstrucción del cráneo de un hombre “hobbit” (izquierda) y el cráneo de un humano moderno (derecha).
Numerosos restos gigantes
por todo el planeta
Tal vez, el caso más
popular sea el del Gigante de Java, cuya antigüedad rondaría los 300.000 años.
Asimismo, en la mitad meridional china se encontraron restos de un individuo
semejante, poseedor de seis dedos en cada extremidad. Esta característica de la
polidactilia (número anormal de dedos en las extremidades) parece haber sido un
patrón habitual en esta especie. Un pasaje bíblico cuenta:
Hubo guerra de nuevo en
Gat, y había un hombre de gran estatura que tenía veinticuatro dedos, seis en
cada extremidad. También éste descendía de Rafá. (I Crónicas 20, 6)
Un caso similar al
anterior se dio en una gruta de Atyueca (ex Unión Soviética), donde se
encontraron esqueletos de individuos que medían entre 2,80 y 3 metros y también
presentaban seis dedos en manos y pies.
Radiografía de un pie izquierdo con polidactilia. La polidactilia (número anormal de dedos en las extremidades) parece haber sido un patrón habitual.
Otros casos que podemos
nombrar repasando rápidamente los anales arqueológicos son las tumbas de
Chenini, en Túnez, donde descansaban los restos de seres de 3 metros de alto;
el sepulcro de Bradford, en Estados Unidos, hallado en 1880, que almacenaba
esqueletos de más de 2 metros de altura con extrañas prominencias en forma de
cuernos que sobresalían por encima de los arcos ciliares; las huellas del
cretácico en Glen Rose, Texas, que medían 54,61 por 13,97 centímetros y que
llamativamente se hallaban junto a las huellas de un brontosaurio; los jóvenes
gigantes de Lixus, cuya altura a los 11 años rondaba los 2,20 metros y, por
último, los restos óseos hallados en Garós, en el sistema montañoso de Urbasa,
en Castilla, Medinaceli, León, Cantabria y otros lugares, todos pertenecientes
a España.
Según distintos
documentos, el mayor gigante hallado hasta el momento tenía un esqueleto de
5,18 metros de alto y fue desenterrado en 1956 en Gargayán, Filipinas. Cada uno
de sus dientes incisivos medía cinco centímetros de ancho por quince de largo.
Se estima que en vida, este hombre pudo haber alcanzado los 5,40 metros. Pero
no todo son restos biológicos. Algunos exploradores se han topado con
herramientas con un tamaño nada discreto. A 6 km. de Safita (Siria),
arqueólogos hallaron unas hachas de mano de 3,8 kg. de peso. En Marruecos se
descubrieron picos de 32 x 22 cm. y 4,2 kg. de peso y hachas de dos filos de 8
kg. Dadas las dimensiones de estas herramientas, sólo podrían haber sido
manipuladas por seres de un porte extraordinario.
Esqueleto de un supuesto gigante hallado en Rumanía. (turnulluibabel.wordpress.com AO.es)
Aparte de leyendas (que
por cierto abundan), herramientas y huesos de gigantes, hay otro factor que los
partidarios de la teoría de las tres razas proponen como argumento válido de la
existencia de gigantes: los monumentos megalíticos de tamaño descomunal que
pueden encontrarse erigidos en casi todos los continentes de la Tierra.
Si tenemos en cuenta que
en la actualidad no existen medios para mover rocas de magnitudes como las que
conforman las pirámides de Egipto, Stonehenge o los moái de la Isla de Pascua,
en Chile, podemos empezar a caer en una escalofriante incertidumbre.
Es verdad que algunas de
estas enormes rocas podrían moverse mediante la maquinaria que hemos logrado
desarrollar en estos tiempos, pero ¿cómo lo lograron los antiguos humanos? Tal
vez en la existencia de esta raza de Goliats pueda encontrarse la respuesta.
Pero aceptar el hecho de que los humanos modernos hayan coexistido, hasta hace
muy poco tiempo, con enanos y gigantes significaría derrumbar una cantidad de
teorías arraigadas y comenzar de cero.
Los monumentos megalíticos de tamaño descomunal constituyen otro factor que los partidarios de la teoría de las tres razas proponen como argumento.
De hecho, las pruebas existen,
pero al parecer aún no hay un gran número de científicos dedicado a
estudiarlas. La historia parece haber demostrado una y otra vez que los mitos
populares encierran una gran realidad, pero la pseudociencia de la parcialidad
aún persiste. Por ejemplo, un mito procedente de China proclama desde hace
tiempo lo que la mayoría de los científicos tacharon como irrisorio: la
existencia de los ‘hobbit’.
Esta teoría propone que
hace 100.000 años los dioses crearon las tres especies humanas en cuestión para
probar cuál era la que mejor se adaptaba al entorno terrestre. Se dice que para
los enanos las distancias eran muy grandes y para los gigantes los recursos y
las distancias demasiado cortos. Por eso, en el lapso de 50.000 años ambas
especies comenzaron a extinguirse.
Excavaciones en la Isla de Pascua. En la fotografía se aprecian las verdaderas dimensiones de un moái.
Según el mito citado, los
humanos medianos, quienes se habrían adaptado mejor a este mundo, seríamos los
actuales pobladores de la Tierra. En él también se afirma que unos pocos
gigantes sobrevivieron en el anonimato, y que el último de ellos se extinguió
hace aproximadamente un siglo. Lo mismo se dice de los enanos, quienes se
ocultaron por temor a ser eliminados, pudiendo sobrevivir algunos hasta el día
de hoy. Sorprendentemente, este mito, que ha comenzado a difundirse también en
Occidente, revela datos muy similares a los obtenidos por medio de estudios
científicos.
En conclusión, las
leyendas de enanos y gigantes que se narran en el folclor de prácticamente
todas las etnias del mundo habrían trascendido a pruebas veraces de su
existencia.
Estatuilla de bronce de un gigante hallada en Asia Menor (siglo II a. C.). Museo del Louvre. París, Francia.
Si estuviéramos dispuestos
a afrontar una realidad como ésta, a tener coraje y a derribar el seguro
refugio de lo aprendido, seguramente varias preguntas saltarían bullendo en
nuestras cabezas:
¿Cómo pudieron haber
coexistido tres especies humanas tan dispares en tiempos antiguos? ¿Tenían
relaciones sociales amistosas u hostiles? ¿Se ayudaban? ¿Se ignoraban? ¿Qué
estructuras sociales tenían? ¿Podría haber sido hoy la raza mejor adaptada (y
por tanto la superviviente) la de los ‘hobbit’? ¿Podría haberlo sido la de los
gigantes? ¿Cuántos mitos más existentes en la historia esperan para revelarse
con pruebas concretas en este mundo humano?
La verdad es que esto
parece imposible de saber. Mientras tanto, solo podemos seguir caminando muy
despacito por el angosto camino de la ciencia. Eso sí, cuidándonos de no caer
de bruces al tropezar con algún otro «mito» que pudiera ser real.
Fuentes: Leonardo Vintiñi, La Gran Época. Ancient Origins. Revisión y Diseño: elcofresito.
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