Viaje por los retretes más exóticos del mundo.
Un ser humano adulto, medianamente
constituido, expulsa cada año alrededor de 100 kilos de heces. Eso suele ser
más de lo que pesa el productor de los citados excrementos. La gestión de
semejante montón de desperdicios ha evolucionado desde un agujero en el suelo
hasta los retretes japoneses, con toda una gama intermedia de letrinas,
excusados y evacuatorios de todo tipo. Hoy vamos a dar un paseo por algunos de
los más increíbles, exóticos y fascinantes.
El retrete de los campos
de lava islandeses
Es sabido que Islandia,
produce casi toda su energía a través de fuentes renovables, principalmente
geotérmicas. Su situación en la mitad de la Dorsal Atlántica hace que el país
contenga más de 200 volcanes y 600 fuentes de aguas termales. En un paraje
volcánico bastante desolado podemos encontrar la más peculiar de ellas. Se
trata de una ducha conectada directamente a un manantial subterráneo que
proporciona agua caliente todo el año a los turistas que visitan la zona. Junto a ella se encontraba
el retrete más raro de Islandia, un inodoro amarillo colocado allí por un
anónimo hace unos años, quizá como instalación artística. Hace unos meses fue
retirado y en su lugar apareció un lavabo, para que no se perdiera la imagen
surrealista del lugar.
La isla del cuarto de baño
Frente a la costa del
Belice continental, se desparraman un puñado de islas paradisíacas; si tienen
unos pocos millones de dólares en el banco pueden comprarse una o dos y atracar
con su yate en ella mientras en cubierta el mayordomo vierte champán en su copa
de cristal de Murano. Ahora bien, el islote que hoy nos ocupa no está en venta.
Cerca de la Península de Placencia, al sur del país, se encuentra el
equivalente marítimo del área de descanso de una autopista. Una islita con
bancos, mesas de pícnic y, por supuesto, un excusado para no tener que
deteriorar los retretes del yate o, peor, hacer pipí en el mar, que es algo que
no se debe hacer.
Junto al mar
En idioma haida (320 hablantes),
Haida Gwaii, significa literalmente “Islas de las personas“. Es decir, Haida,
en haida, significa “personas”. Todos los grupos humanos se llaman a sí mismos
“los humanos” o “las personas”. Y volviendo a lo nuestro, ¿hay algo más humano
que desocuparse en mitad de una excursión? Claro que no. Si estás paseando por
la orilla del mar en un remoto rincón de la Isla Graham y les da las ganas, no
necesitan esconderse detrás de un arce, tienen a su disposición el mejor
excusado del Canadá. Incluso si fueran tan sucios de no tirar de la cadena y
dejar todo, el propio retrete dispone de un sistema automático de limpieza
alimentado por las mareas que vacía el recipiente dos veces al día. Que les
parece?
En Túnez
El sur de Túnez está
ocupado por el desierto del Sáhara, y podemos encontrar paisajes dignos de otro
planeta. No es casual que allí se rodaran unas cuantas escenas de casi todas
las películas de la saga Star Wars. El planeta natal de Luke Skywalker,
Tatooine, toma su nombre de la ciudad desértica de Tatouine, como cualquier entendido
sabe. Unas pocas decenas de kilómetros al norte encontramos Chott el Djerd, un lago salino de origen
endorreico que normalmente está seco. Según la concentración de sal y otros
minerales el lecho del lago puede adoptar colores cambiantes, lo que le da una
apariencia aún más mágica. Desde el centro de los 5.000 kilómetros cuadrados
del lago es fácil ser engañado por la Fata Morgana. Pero la poesía no puede ir
contra la biología, y en la mitad del desierto también es necesario aliviarse.
Para ello se han instalado algunos evacuatorios en mitad de la más absoluta de
las nadas, atendidos por simpáticos paisanos que recaudan unos pocos dinares a
costa de las deyecciones de los cientos de miles de turistas que acuden al lago
a maravillarse con sus vistas y a ofenderlo con sus gases.
En el Himalaya
El Ama Dablam, es un
imponente pico de 6.812 metros de alto situado en la vertiente oriental del
Himalaya nepalí. Se ascendió por primera vez nueve años después que el Everest,
y está considerada una de las ascensiones más espectaculares de toda la
cordillera. Echar un tronco al aserradero a 6.000 metros de altitud debe ser
toda una experiencia, pero también genera ciertos problemas: a semejante cota,
el zurullo no es tan biodegradable como al nivel del mar y se queda allí para
siempre, hecho un témpano marrón. En el Everest, han intentado ponerle solución
obligando a cada alpinista a entregar ocho kilos de residuos, orgánicos o no,
cuando baja después de hacer cima. En el Ama Dablam, han puesto un retrete con
las mejores vistas del mundo, y un pozo negro debajo, que una vez al mes un
solícito funcionario del gobierno vacía. Los restos son trasladados con sumo
cuidado a cotas más bajas donde son inmediatamente incinerados.
Memorias y otras cosas de
África
Seguimos con boñigas de
altos vuelos. El Kilimanjaro es el monte más alto de África, pero sus casi seis
mil metros de altitud son relativamente sencillos dentro del gran orden de las
cosas montañosas. Uno puede simplemente caminar hasta la cima, tomándose su
tiempo, eso sí. Hay que aclimatarse a la altura y no ir excesivamente rápido.
Así que uno inevitablemente habrá que detenerse de vez en cuando a manchar la
porcelana. Las autoridades tanzanas intentan evitar que los miles de
escaladores amateur dejen sus regalitos orgánicos por cualquier parte así que
han sembrado el ascenso a la cima de retretes. Eso sí, los evacuatorios son tan
amateur como sus usuarios; lo máximo que uno puede esperar es un agujero
maloliente en el suelo. Las letrinas se vacían sin una frecuencia determinada,
y puesto que cada año pasan por ahí no menos de veinte mil excursionistas, no
sería raro que uno se pusiera en cuclillas sobre una montaña marrón. Y no
hablamos del Kilimanjaro esta vez.
A dos metros sobre tierra
El desierto de Kyzil Kum,
cubre trescientos mil kilómetros cuadrados en tres de los istanes ex soviéticos
(Kazaj, Uzbek y Turkmen, qué pereza da escribirlos todos seguidos). Es un sitio
sediento, desolado y caluroso en el que, sin embargo, vive gente porque como
decía el poeta hay gente para todo. Los grandes espacios vacíos son
aprovechados por enormes rebaños de ganado que mordisquean cada hierbajo que
sobresale unos milímetros del suelo. No demasiado lejos de uno de los pueblos
del desierto situado en Uzbekistán, se instalaron unos retretes para los
pastores de esos rebaños. Además del ganado en la meseta carbonizada por el sol
también encontramos varanos del desierto, unos bichos enormes y carnívoros
capaces de arrancarte media nalga de un bocado si les encuentran con hambre. Y
eso en un lugar donde el suelo, en las horas centrales del día, está a más de
cincuenta grados. La solución, o al menos un parche, es situar el excusado a un
par de metros del suelo, lejos del alcance de los mordiscos de los lagartos del
desierto.
Todo esto y mucho más
aparece en uno de los libros más escatológicos y a la vez sugerentes que se
puede encontrar en el mercado: Toilets, editado por Lonely Planet y recién
publicado en castellano con el sublime título de “Váteres”.
Y para seguir deleitando
la vista, varias fotos de los interesantes retretes en el mundo.
Fuente: Diego González,
Fronteras. Revisión y Diseño: elcofresito.
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