Edificaciones tradicionales de Quito: Villa Lasso.



Historia

El terreno que hoy ocupa la Casa de Protocolo de la Asamblea Nacional, está ubicado en la actual Avenida 6 de diciembre y Clemente Ponce. Fue originalmente adquirido por Juan Mantilla en el año de 1893, pasando después a manos de Mariano Negrete y José Ponce Elizalde, quien lo vendió finalmente a Rafael María Lasso Meneses, un próspero comerciante dueño del almacén Casa Lasso, en las calles García Moreno y Bolívar del Centro Histórico de la ciudad.


Lasso Meneses era un personaje conocido en las esferas políticas ecuatorianas, pues además de dedicarse al comercio, había sido diputado de la Asamblea Nacional Constituyente de 1944-45, concejal del Municipio capitalino, miembro del Consejo Nacional de Economía, senador de la República en el periodo 1956-1960, e incluso Consejero de Estado en la presidencia de Galo Plaza Lasso, con quien estaba emparentado por vía materna pues ambos descendían de los Lasso de la Vega, uno de los clanes más tradicionales desde la época colonial.


La mansión fue levantada a finales de 1918 y terminada a inicios de 1920, tardando poco más de un año en su terminación debido a retrasos con los acabados importados que, Rafael Lasso mandó a traer de todas partes del mundo. La villa, pensada en un inicio como casa de descanso en las afueras del centro de Quito, pronto se convirtió en residencia permanente de su propietario, sobre todo debido a la migración de la gente pudiente del Centro Histórico hacia la zona de El Ejido y La Mariscal.


La villa se convirtió en un centro diplomático durante los casi 20 años en que Lasso Meneses fue Cónsul General ad-honorem de Finlandia en Ecuador, época en la que los salones de la mansión fueron escenario de recepciones y encuentros políticos relacionados a su cargo y la apertura de relaciones entre ambas naciones. Otros cargos importantes que Rafael Lasso tuvo en el campo diplomático fueron los de director ejecutivo del Consejo Interamericano de Comercio y Producción, y su trabajo para la concreción de la Conferencia Económica Grancolombiana en agosto de 1948, en la que se aprobó la llamada "Carta de Quito", instrumento pionero de la integración andina y latinoamericana.


Finalmente, y debido a que el propietario no poseía herederos naturales, la casa fue vendida por 3,8 millones de sucres a su sobrina Leonor Lasso Conto (por quien la villa recibe el nombre actual), aunque Rafael conservó los usufructos de la propiedad hasta su muerte en 1985. Tras su fallecimiento, la casa fue desocupada pues la sobrina no residió en ella, aunque una pequeña parte sí era habitada por Gloria Revelo de Ardila, una empleada que había trabajado con el dueño original por largos años.


Finalmente, y luego de un acelerado proceso de deterioro causado por el abandono, la mansión fue expropiada por el Municipio en el año 2010. Dos años después el Cabildo entregó la propiedad en comodato al Congreso Nacional por un período de 50 años, ya que el cuerpo legislativo ecuatoriano tenía planeado convertirla en su Casa de Protocolo.


Arquitectura

La edificación de tres pisos reúne varios estilos, por lo que algunos la califican como ecléctica, pero entre todos destaca particularmente el art-nuvó, que le confiere sus características principales. Lamentablemente, esta corriente arquitectónica no llegó a despegar en Quito debido a una transición rápida de los historicismos hacia el art-decó.

Los jardines de la mansión siempre estuvieron ubicados sobre una elevación que destacaba entre el resto del terreno circundante, por lo que se construyó una escalera de ingreso, que posteriormente fue retirada, en el lugar que hoy ocupa el peculiar balcón con vista hacia la avenida 6 de Diciembre.


Entre los detalles que convirtieron a la residencia en una de las más lujosas de la época están el papel tapiz de origen francés con el que estaban cubiertas las paredes de casi toda la casa, los baños de porcelana de Illinois y los vitrales de las habitaciones que fueron traídos de Austria, Francia, Nueva Orléans (E.U.) y Brasil, gracias a las conexiones comerciales de su propietario.


Aunque vista en comparación a los altos edificios que la rodean en la actualidad, la Villa Lasso (mal llamada Lasso-Conto) parece algo pequeña, no es sino estar dentro de ella para conocer la envergadura real de la mansión, que con sus 800 metros cuadrados alberga 5 salones y 8 habitaciones más las dependencias usuales como cocina, baños, un ático y el sótano. Además, una segunda construcción adjunta albergaba las habitaciones de la servidumbre y las caballerizas (más tarde parqueaderos); y una tercera, mucho más nueva de hormigón fue usada por oficinas de abogados cuando estos proliferaron en el sector hace 50 años.


Gracias a las fotografías gentilmente proporcionadas por María Yépez Lasso, una de las sobrinas del propietario original, hemos podido reconstruir los interiores de la mansión en su época de mayor esplendor. Los salones con piso de tablón lacado estaban cubiertos por finas alfombras de patrones típicos del neoclasicismo francés, mobiliario que en su mayoría respondía a los estilos primer imperio y Luis XVI, lámparas de pared de tres luces fabricadas en cristal que, por su estilo, podrían ser de manufactura peruana o austriaca. También se pueden apreciar la tela del cortinaje con patrones florales, grandes espejos con consolas a juego y, finalmente, las obras de arte que engalanan las paredes en un romántico estilo art-nuvó, al que también responde la arquitectura del inmueble.



Restauración


La Villa Lasso forma parte del Complejo Legislativo. “Concebida bajo los criterios del ‘Art Nouveau’, está dotada de un estilo poético que, junto a su volumetría humana y su jardinería, la hace más que propicia para alojar las funciones de Sede Social de la Asamblea”, señala el escrito de los arquitectos que estuvieron a cargo de su recuperación.


En 2013, luego de dos décadas de su planeamiento, se convirtió oficialmente en la Casa de Protocolo de la Asamblea Nacional. A los salones, que vieron pasar generaciones de una familia adinerada, llegarán pronto autoridades de todo el mundo para cócteles. Ahí, donde los aristócratas dormían, en el tercer piso, se colocó una habitación exclusiva para el hospedaje de los funcionarios extranjeros.


El encargado del complejo, Carlos Lozada, habló sobre la distribución:


Primer piso: una pequeña cafetería y un museo con reliquias, como la primera Constitución del país. Sólo este nivel estará abierto al público.


Segunda planta: oficinas, como la del presidente de la Asamblea y los funcionarios de protocolo. Salas de reuniones que podrían albergar a 80 personas.


Tercer nivel: el área de descanso para diplomáticos extranjeros invitados, con una vista privilegiada de la capital.


Los áticos y cielos rasos se restauraron como en la época, la palmera que está en el jardín se conservó y fue declarada patrimonial, se mantuvo la mayor parte de la distribución interna excepto para los dormitorios del tercer piso. Hay una sala de prensa, cafetería, cochera, biblioteca, guardianía, y un espacio para el área de sistemas. La mansión se restauró con un presupuesto oficial de 1’152.692 dólares.


Referencias:

Ortiz Crespo, Alfonso; Peralta, Evelia (2004), "Ciudad de Quito: guía de Arquitectura", tomo II. Quito-Sevilla: Junta de Andalucía, Municipio del Distrito Metropolitano de Quito.
Yépez Lasso, María Victoria. Especificaciones familiares sobre Rafael Lasso Meneses, vía correo electrónico, del 20 de diciembre de 2015.
"Villa Lasso recupera su encanto". Quito: Diario La Hora. Publicado el 30 de abril de 2013.
"Rehabilitación Integral de la Casa Lasso-Conto para Casa de Protocolos de la Asamblea Nacional". Quito: Revista Trama, número 120.

Fotografías: Diario La Hora, Flickr/Picassa (crédito a sus autores), forista Marinoboy de Skyscrapercity, web de la Asamblea Nacional del Ecuador, María Victoria Yépez Lasso (crédito al Diario que publicó la nota de prensa facilitada).

Fuente: Héctor López Molina. Los ladrillos de Quito.

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