La Casa de los Templarios, el Banco Central de la Edad Media.
Balduino II junto a Hugo de Payens y Godofredo Saint-Omer.
El 16 de julio de 1099 los
cruzados cristianos toman Jerusalén, la
ciudad donde Jesús vivió, murió y resucitó. Ese día entre otros muchos, llegan
a la ciudad Hugo de Payens y Godofredo Saint-Omer para arrebatarles el control
de la ciudad santa a los musulmanes. Pocos meses después Balduino I es coronado
como primer rey cristiano de Jerusalén. A los caballeros cruzados se les
encomienda la tarea de proteger a los peregrinos que se dirigen a la ciudad y
por ende al nuevo rey, que se alojará en
la mezquita musulmana erigida sobre el antiguo Templo de Salomón. En 1119 el
rey se retirará a su nueva residencia en la Torre de David, con lo que acababa
de nacer la Orden Militar del Temple, entre sus fundadores los dos referidos
anteriormente y siete compañeros más.
Graneros en la comarca de Essex, hoy convertidos en museo.
A partir de ese momento,
los conocidos como Templarios se extenderán por toda Europa, para convertirse
en uno de los poderes más fuertes de la Edad Media. Ríos de tinta se han
escrito sobre sus historias, pero para la que nos atañe hoy la mejor
descripción viene de un autor del siglo XIII. Este en su obra “Sobre los
estados del mundo”, hace una somera descripción de todos los estamentos
medievales, al llegar a los templarios los define así:
“Son hombres muy valientes
y es evidente que saben velar por sus intereses; pero les encanta el dinero.
Cuando suben los precios prefieren vender su trigo antes que ofrecérselo a sus
dependientes”
No sabemos a ciencia
cierta cómo su pasión por el dinero, como mínimo al principio, pudo influir en
la forma en que la sociedad medieval veía a esta orden militar y religiosa. En
definitiva, dicha pasión, llevó a los Templarios a convertirse muy pronto en los grandes banqueros de la Edad
Media. Aunque más bien pudieron ser las “cajas de ahorro medievales”, ya que
como las del siglo XX, dedicaron sus ganancias a las “labores benéficas” en
este caso la protección de Jerusalén y de los peregrinos que acudían a ella.
La financiación de los
Templarios.
Es evidente que para
negociar con el dinero, lo primero que había que hacer era ganarlo. Los templarios diversificaron sus fuentes
de ingresos a conveniencia propia. Las primeras rentas le llegaron vía
donaciones de los reyes de Jerusalén, en particular a partir de Balduino II,
especialmente en forma de tierras y diezmos. Pero también mediante el ingreso
en la orden de un sector más pudiente de
la aristocracia, que ponía al servicio del Temple sus fortunas. El resto los
consabidos testamentos de incluso reyes, como el rey aragonés Alfonso I el
Batallador, que acabaron de llenar las cada vez más amplias arcas de los
templarios.
Tras los primeros ingresos
debieron poner en marcha sus propios negocios. Sin duda la mayor actividad
económica del siglo XII era la agricultura y en ella pusieron sus ojos. Fueron
unos de los pioneros en la utilización de nuevas tierras que se extendieron por
toda Europa a partir del siglo XIII, las cuales cultivaban, bien directamente o
en régimen de “diezmo”. Pero también a la agricultura supieron buscarle otras
formas de negocio.
Por ejemplo, en la Baja
Edad Media tener un molino de viento para moler el grano era fuente de ingresos
importante. Los Templarios se hicieron con varios de ellos, por aquel entonces
eran de los mejores posicionados para efectuar su costosa construcción y
mantenimiento. Así mismo construyeron amplios graneros, que si por una parte
nos muestran su alto nivel productor, por otro debieron servir como almacén
distribuidor, menester por el cual también debieron incrementar las ganancias.
Recreación de un navío templario.
Pero no solo de la agricultura
obtuvieron ingresos, como hemos dicho diversificaron sus negocios. Sin ir más
lejos en las costas de Palestina se han localizado restos de salinas, usadas
por los Templarios para la fabricación de sal, otro de los grandes negocios, en
este caso a través de los tiempos. En el caso de la industria textil, fueron de
los primeros en usar una nueva técnica para la obtención de tejidos más
resistentes. Se trataba de un molino de abatanado, que mediante la corriente de
agua movía unas amplias mazas que compactaban dichos tejidos.
No podemos terminar esta
sección de negocios templarios, sin hablar del comercio con oriente, por un
lado su posición geográfica, y por el otro su flota, estuvieron al servicio de
este lucrativo comercio.
Sin duda la imagen del Caballero Templario es de las más icónicas de la Edad Media.
El negocio bancario.
Es importante tener en
cuenta que el negocio bancario en la Edad Media, no fue exclusivo de la Orden
Templaria, pero si uno de sus principales impulsores. En primer lugar podíamos
hablar de un producto financiero, que la historiografía ha asignado a los
Templarios como sus inventores. Me refiero a las letras de cambio, cuando un
peregrino decidía por ejemplo viajar a
Santiago de Compostela o bien a Jerusalén, depositaba su dinero en la oficina
más próxima. En dicha oficina le entregaban una letra de cambio, con ella,
podía efectuar el peligroso camino sin riegos a perder el dinero. Asimismo una
vez llegado a destino podía retirar este, en la oficina correspondiente. Aquel
fue el principio de las letras de cambio, aunque posteriormente debieron
esperar un tiempo hasta que se regularizaran, se convirtieron en un producto
financiero clave en el resurgimiento del comercio del siglo XIV.
Castillo Templario de Ponferreda, uno de los mejore conservados de España.
Tras las letras de cambio
pusieron en marcha las cuentas corrientes, estas eran usadas principalmente por
los nobles más pudientes, e incluso por los reyes. Su funcionamiento debió ser
muy similar a las anteriores, se depositaba el dinero o los bienes en la
oficina próxima, para poder ser utilizados en otras más lejanas. Hay diversos
ejemplos, como el del monarca ingles Enrique III, que debía hacer frente a
pagos al otro lado del Canal de la Mancha, es preciso recordar que los
territorios de Aquitania pertenecían a su corona. Por otro lado este servicio
financiero de los templarios fue utilizado por Papas, como Inocencio III, para la
manutención de las diversas cruzadas que decidió poner en marcha.
Los préstamos personales
debieron ser uno de los más lucrativos servicios financieros. A este servicio,
una vez más, acudían los reyes de las monarquías de Europa Occidental, sin ir
más lejos para el financiamiento de sus guerras. Pero también para otros menesteres,
por ejemplo ha quedado constancia del préstamo al que tuvo que acudir Alfonso X
el Sabio para pagar la dote de su hija, y de esta manera casarla con el
heredero de Francia.
Estos préstamos acarreaban
otros tipos de negocios bancarios a los Templarios. Para el pago de los mismos
era menester el depósito de algún tipo de garantía, con o que nació unas
especie de casa de Empeños, de la cual también debieron hacer negocio. Las
oficinas bancarias de los Templarios sirvieron también como depositarias de
todo tipo de objetos de valor, por ejemplo en Londres acogieron las joyas de
las Corona Inglesa a principios del siglo XIII, con el rey Juan Sin Tierra.
El poder económico de los
Templarios fue tan importante que algunos lo han considerado el primer Banco
Nacional, especialmente en la Francia del siglo XIII y durante el largo reinado
de Luis IX (1226-1270). Este rey llevó a la Casa del Temple de Paris el tesoro
real, además el mismo tesorero templario ejerció como el principal asesor
financiero del rey durante este periodo. Tras conocer un poco la historia de
los Templarios en Francia, es más fácil entender su final, el cual si necesitan
recordarlo los invitamos a leer este artículo: La maldición de Jacques de
Molay.
Las Casas del Temple.
Hasta aquí hemos hablado
de las “oficinas” como lugar donde se realizada el negocio bancario, por parte
de los Templarios. Todos los indicios nos llevan a pensar que el negocio bancario se llevaba a
cabo en las Casas del Temple. En definitiva todo lo relacionado con los Templarios
está repleto de múltiples dudas e historias a medio camino entre la realidad y
la ficción, de ahí que asegurar algo sobre ellos ofrezca ciertos temores.
Plano de la ciudad Templaria que la Orden del Temple construyó en París.
La unidad territorial
sobre la que se basaba la Orden del Temple era denominada encomienda. En ella
podíamos encontrar todos sus bienes económicos, como los campos del cultivo,
las diferentes industrias, los célebres castillos templarios, iglesias, etc.
Uno de los bienes inmuebles fueron estas denominadas casas del Temple. Existían
prácticamente en todas las ciudades medievales importantes, hoy día ha quedado
constancia en varias. Sin ir más lejos
en Toledo, inauguró hace unos meses las visitas a una de ellas.
Pero la que parece que se
llevó la palma fue la Casa del Temple de Paris, situada en la margen izquierda
del rio Sena. Los templarios se establecieron en la ciudad a partir de 1146,
pero no sería hasta 1240 durante el reinado de Luis IX, cuando llevaron a cabo
una auténtica ciudad dentro de Paris. Hasta dos distritos de la ciudad llegaron
a ocupar tras unas enormes murallas, algo por cierto controvertido y difícil de
comprender, ¿Qué temían si eran los protegidos del rey?, ¿o bien, escondían
algo? Como vemos las conjeturas con los Templarios se disparan rápidamente.
En definitiva dentro de su
ciudad contaban con todo lo necesario, ya que como hemos dicho anteriormente
fueron los auténticos gestores económicos del reinado de Luis IX. Así que su
Casa del Temple de París sería la más importante de Europa. En la actualidad no
queda prácticamente nada, sus últimos inquilinos importantes fueron los reyes
franceses, encarcelados allí tras la revolución de 1789. Este hecho llevó a
Napoleón a mandar su completa destrucción, para que no se convirtiera en un lugar
de peregrinaje de los monárquicos franceses. Aunque también, desgraciadamente,
se llevaría por delante buena parte de los secretos templarios.
Más información: Los
templarios, una nueva historia, Helen Nicholson, Ed. Crítica, 2009.
Fuente: Caminando por la
historia. Imágenes: Commons. Wikimedia. Revisión y Diseño: elcofresito.
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