Alamut, la mítica fortaleza de la secta de los asesinos.
Nos dirigimos a las montes
Elbruz, frontera natural al norte de Irán entre el Mar Caspio y la meseta
iraní. Para conocer los restos, situados a más de 2000 metros sobre el nivel
del mar, del que fue uno de los lugares más misterioso y temible en toda la
Edad Media. La mítica fortaleza de Alamut, conquistada a finales del siglo XI
por la denominada “secta de los asesinos”, y reconstruida para convertirla en
su sede.
Los Nizaríes.
Podemos decir que el
nombre de Nizaríes, es él que la historia ha asignado a esta secta de los
asesinos, mitad leyenda, mitad realidad.
Pero para conocerlos un
poco mejor debemos remontarnos a los primeros tiempos del islam, tras la muerte
de Mahoma en el año 632, se producen las luchas sucesorias. Por un lado los
partidarios de Ali ibn Abi Talib, yerno de Mahoma tras casarse con Fátima la
hija del profeta, a partir de entonces conocidos como Chiitas. Por otra el
resto, denominados sunitas, descendientes de las tribus de Mahoma. Mientras los
primeros legitimaban su posición como herederos del profeta, los segundos se
apoyaban en la condición tribal de sucesión, se hace evidente que los sunitas
serán siempre mayoría respecto a los chiitas.
A pesar de las disputas
internas, el islam se expandió muy rápidamente los siguientes años. Hecho que
llevó a la conversión de los nuevos pueblos conquistados, entre ellos por
ejemplo, los antiguos persas que añadieron al islam sus antiguas creencias
zoroástricas. Este aspecto no fue bien recibido por los sunitas ortodoxos, por
lo que los nuevos conversos aparte de acercarse a las posturas chiitas,
comenzarán a reunirse secretamente para preservar sus más antiguas tradiciones.
Tras lo cual, estas últimas y su adaptación al Corán dejado por Mahoma, llevará
al nacimiento de grupos secretos que llegarán a conseguir altas cotas de poder
en el mundo islámico.
Los restos de la fortaleza de Alamut.
La clave de estos grupos
parece ser que estuvo en el alto nivel intelectual y educativo que adquirieron,
hecho que les permitió viajar por los territorios islámicos, uniendo
continuamente fieles a la causa chiita. Aunque concretamente a una nueva rama
del chiismo conocida como los ismaelíes. Su llegada al poder ocurre en al año
909, tras la conquista de los territorios del actual Túnez y la instauración de
la dinastía Fatimí, la capital elegida para ello Kairuán.
La llegada de los nazaríes
a Alamut.
La dinastía fatimí llegará
con el tiempo a conquistar gran parte de los territorios islámicos, en especial
en el norte de África y una gran franja costera de la península Arábiga. Años
después una nueva dinastía vendrá a sumar esfuerzos a la causa chiita, los
búyidas, originarios precisamente de la zona de nuestra protagonista la fortaleza
de Alamut, que tomarán el control de una
de las capitales del Islam, Bagdad. Ambas llevaron al chiismo a la época de
mayor control de islam, que está rama ha tenido en toda su historia.
Pero como ya hemos
comentado el sunismo siempre fue mayoritario y una nueva dinastía vendrá a
corroborarlo, en este caso los vecinos del norte y nuevos conversos, los turcos
Selyuquíes. Los cuales en el año 1055 se harán nuevamente con el control de una
de las capitales del Islam, Bagdad. Este hecho, junto al caldo de cultivo de
los tres siglos de disputas religiosas, fue el entorno que encontró un joven
estudiante persa a su llegada a El Cario, su nombre Hasan Sabbah el fundador de
la secta de los asesinos.
Mezquita de Kairuan, primera capital de la dinastía chiita de los Fatimí.
Tras su formación en las
antiguas tradiciones ismaelíes en la capital chiita del Islam, El Cairo, venido
a menos por diversas crisis económicas. Hasan Sabbah inició un nuevo
reclutamiento de fieles, que le llevó a la toma de la fortaleza de Alamut en el
año 1090, convirtiéndola en la sede de la secta de los Nizaríes. Por cierto
cuando nuestro personaje toma la fortaleza, ya no es aquel joven estudiante
sino “el viejo de la montaña” o “el señor de las dagas”. A pesar de este último apelativo, se dice que
dicha toma no fue por la fuerza, sino gracias a la persuasión, el engaño, y a las
grandes habilidades de los miembros de esta secta. Lo cierto es que a partir de
ese momento inician su lucha particular para acabar con los enemigos del
chiismo más radical, pero lejos de las guerras y con métodos muy particulares.
Hasan Sabbah.
Las víctimas de la secta
de los asesinos.
Es evidente que la primera
víctima, al menos importante, fue un
dirigente sunita, en concreto el visir Nizam al-Mulk, conocido por ser el impulsor
de las reformas administrativas que organizaron el nuevo Imperio Selyuquíe. Su
asesinato está envuelto entre las leyendas y la realidad, se dice que en la mitad
de un viaje entre las ciudades de Bagdad e Isfahán un miembro de la secta de
los asesinos acabó con su vida, tras clavarle su daga.
Los restos de la fortaleza, son muy visitados en el actual Irán.
Las conjeturas comienzan
al intentar encontrar un promotor a dicho magnicidio, ya que muchas miradas
apuntan al sultán Malik Shah I, en el poder en aquellos momentos, la causa a la
que se suele acudir, los celos por el poder del visir asesinado. Pero no acaba
aquí la historia, ya que un mes después el sultán es encontrado muerto en su
cama, tras ser víctima de un envenenamiento, el culpable parece ser uno de sus
sirvientes, la mano escondida es la de la secta de los asesinos. Las
consecuencias parecen dar la razón a la vía de los que apuestan por los
Nizaríes de Alamut, no en vano ambos asesinatos propiciaron el final de los
Selyuquíes en Oriente Próximo, al producir una gran fragmentación.
Las siguientes victimas
importantes de la secta de los asesinos vendrán desde el lado cristiano. Pese a
que al parecer, al final llagaron
grandes acuerdos entre los guerreros de Cristo, encarnados por las órdenes
Templarías y Hospitalarias principalmente, el camino a los mismos no estuvo
falto de obstáculos. La primera de las victimas cristianas de las que se tiene
presente, fue el Conde de Tripolí Raimundo II, los motivos como en gran parte
de los asesinados por la secta, un misterio, aunque se especula con las
desavenencias con su esposa, que a la postre se hará con el control del
condado. Pero también se sospecha de los caballeros Templarios, ya que tras la
muerte de Raimundo II se convertirán en dueños de algunas fortalezas que
custodiaban los Hospitalarios, los preferidos por el Conde asesinado.
Pero sin duda la más
célebre de las victimas Nizaríes es Conrado de Montferrato, rey de Jerusalén,
por unos días. Su matrimonio de conveniencia con la heredera al trono, Isabel
de Jerusalén, le elevó hasta tan ansiado puesto. A pesar de que la ciudad santa ya había caído
en manos musulmanas unos años antes y los cristianos solo controlaban una
escasa franja cercana al Mediterráneo, seguía siendo un puesto de honor entre
los reyes cristianos.
Volviendo al personaje de
Conrado I, el puesto le duró menos de una semana, ya que fue asesinado por dos
Nizaríes mientras regresaba a casa. Uno de ellos hecho prisioneros culpo al rey
inglés Ricardo Corazón de León, según el asesino para devolver el puesto real a
su protegido Guido de Lusignan. Hecho que nunca fue probado, y esto sirvió para
diferentes conjeturas, incluso que había sido orden de Saladino, el nuevo rey
musulmán de Jerusalén.
La caída de la fortaleza
de Alamut.
Fueron muchos los
asesinatos que la secta llevó a cabo en sus cerca de dos siglos de historia,
pero uno de ellos parece ser que le repercutiría en el inicio de su ocaso. En
1241 muere el segundo hijo de Gengis Kan, Chagatai, que heredó de su padre los
territorios más próximos al islam, no existen pruebas pero se culpa a los
Nizaríes. Pocos años después Hulagu, nieto de Gengis Kan y por lo tanto sobrino
de Chatagai decide vengarse de la secta de los asesinos. Se dice que el
ejército que reunió fue uno de los mayores de la historia de los mongoles, su
propósito era acabar con la secta, para tener vía libre y conquistar el
moribundo Imperio abasí de Bagdad.
Nizam al-Mulk.
Parece ser que poca
resistencia pudieron ejercer los Nizaríes ante las huestes mongolas, el por
entonces líder de la secta de los asesinos,
Rukn al-Din entregó Alamut a cambio de su rendición. Pero Hulagu no se
contentó, arrasó la fortaleza y con ella una de las mejores bibliotecas de la Edad
Media, corría el año 1256.
Aunque queda claro que no
fue el final de la secta, los supervivientes se dispersaron por el islam y bien
es sabido que siguieron cometiendo asesinatos selectivos, uno de los cuales
pudo ser Eduardo I de Inglaterra, que se salvó por los pelos.
Fábulas, historias y
literatura sobre los Nizaríes.
Tras la exposición del
relato queda claro que la secta de los asesinos, es una vez más una de las
múltiples historias de la Edad Media, camino entre la ficción y la realidad. Se
ha escrito mucho sobre ellos, algunas fuentes dicen que para reclutar gente los
lideres Nizaríes usaban las mismas drogas, que sus súbditos para cometer los
asesinatos.
Un lugar a simple vista difícil de conquistar.
El primero en trasmitir su
historia a los europeos fue Marco Polo, aunque parece ser que la debió conocer
más bien a través otros, ya que no puede ser cierta su estancia en Alamut. Es
preciso recordar que el mayor viajero de la Edad Media nació en 1254 y su viaje
a tierras asiáticas se inició en 1271, años después del final de Alamut. Pero
la referencia más clara de los asesinos de Alamut nos llegó en 1938 con la
sensacional novela de Vladimir Bartol, Alamut. Por cierto y para concluir, esta
secta fue la inspiradora de uno de los videojuegos que más sensación han causado
en los últimos años, Assassin´s Creed.
Fuente: José Mar,
Caminando por la Historia:
Imágenes: Commons.Wikimedia
Revisión y Diseño:
elcofresito.
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