Catal Huyuk: ¿la primera ciudad de la historia?
Catal Huyuk fue una ciudad
de Anatolia, que constituye uno de los asentamientos urbanos más antiguos y
cuyos orígenes se remontan aproximadamente al año 7200 antes de Cristo
En ella se encontraron los
elementos característicos básicos de una ciudad; una religión organizada, una
sociedad constituida por clases sociales y fuerzas laborales especializadas, y
una población relativamente numerosa, con unos 6.000 habitantes.
La urbe tenía una
ubicación ideal, en la llanura de Konya, que había sobre un lago hasta el
decimosexto milenio a.C. Cuando se secó, quedó un terreno fértil en el que se
podía cultivar cereales y en el que había ricos y húmedos pastos, en
comparación con lo que era habitual en la Anatolia central.
Sin embargo, aquella región era bastante salvaje y en sus proximidades existían zonas pantanosas en las que abundaban animales como leones, gacelas y onagros; en cuanto a las montañas de Taurus, que se extendían por el sur y por la zona oeste, estaban pobladas de leopardos y osos, aunque sus bosques también proporcionaban abundante madera.
Urbanismo de adobe
En Catal Huyuk las casas
eran de adobe, con vigas de madera, verticales en las esquinas y horizontales
bajo la techumbre, que era plana, con canalones de yeso para que el agua de
lluvia desaguara por el patio más cercano. En este sentido no eran muy
distintas de las casas de otras ciudades antiguas.
Pero lo que sí es
diferente es que los edificios estaban completamente pegados unos a otros, sin
calles entre medias y con muy pocos espacios abiertos entre ellos. Es curioso
que sus habitantes pasaran de una casa a otra por la azotea y entraran en las
casas por la parte de arriba, bien por una trampilla, bien por la puerta de un
cuartucho construido en la propia azotea.
La mayoría de los
edificios eran de ladrillo, todos ellos del mismo tamaño. De hecho, los
habitantes de Catal Huyuk utilizaban un sistema de medidas basado en las
dimensiones de la mano (unos ocho centímetros) y del pie (unos 32 centímetros)
También las viviendas tienen medidas normalizadas: por lo general tienen seis
metros de largo por 4,5 de ancho, y las habitaciones, los huecos de las
puertas, los hogares y los hornos son del mismo tamaño.
Esta curiosa disposición
de la ciudad tenía una ventaja primordial, ya que al hallarse la entrada de las
casas en la parte superior, se impedía el acceso de fieras y enemigos sin tener
que construir una muralla para fortificar la ciudad y defenderse de un posible
ataque. Sin embargo, resulta significativo que no existan pruebas de que Catal
Huyuk haya sido jamás conquistada o saqueada.
El interior de las casas,
aunque escasamente ventilado, tiene que haber sido muy fresco. En las
viviendas, de reducidas dimensiones, había unas plataformas que, además de
servir de nichos donde se guardaban los cadáveres de los miembros de la
familia, se utilizarían como bancos de trabajo durante el día y como camas
durante la noche. A pesar de su modestia, las viviendas estaban muy cuidadas y
se enjalbegaban todos los años.
Orígenes desconocidos
Los habitantes de Catal
Huyuk eran analfabetos, por lo que no nos queda ningún documento escrito suyo,
y como las excavaciones no son todavía suficientemente profundas, no se conocen
con exactitud sus orígenes. Es posible que procedan del sur de Anatolia, donde
se encontraron pinturas rupestres de características semejantes a las de Catal
Huyuk. Los habitantes eran relativamente altos. Los hombres solían medir 1,70
metros de altura y llegaban a vivir una media de 34 años. Por su parte, las
mujeres alcanzaban los 1,55 metros y prolongaban su existencia hasta los 31
años.
Es de suponer que un gran
número de personas se dedicaban a las artes decorativas, ya que muchas de las
paredes estaban cubiertas de pinturas que se han podido reconstruir
parcialmente. Los habitantes de Catal Huyuk también sobresalían en otra
técnica. En esta región de Anatolia abundan los yacimientos de cobre, y se
especializaron en la explotación metalúrgica.
Catal Huyuk es una ciudad
de santuarios. De los 139 edificios excavados hasta la fecha, 40 se utilizaban,
al parecer, para fines religiosos. Estos edificios estaban adornados con
pinturas murales y frisos de barro, fundamentalmente con motivos animales. Las
decoraciones más notables son las cabezas de toro con cuernos de verdad que se
encuentran en las paredes de muchos santuarios.
También se han encontrado
estatuillas de diosas que representan la maternidad, con los rasgos exagerados
comunes en las diosas-madre de la antigüedad. Algunas están pariendo, en pie,
con las manos y las piernas separadas, y otra lo hace sentada; algunas dan a
luz a toros o carneros y otras a seres humanos.
Turquía no para de deparar
sorpresas para el viajero amante de la historia. Al sur del país, emerge un
erial en cuyo estómago se oculta uno de los mayores enigmas a los que se ha
tenido que enfrentar la arqueología. El santuario de Göbekli Tepe lleva al
viajero hasta la época oscura en que el hombre salía de la era el hielo, hasta
hace ni más ni menos que 12.000 años.
Fuente: Javier Ramos,
Lugares con Historia
Fotografías: Wikipedia, la
enciclopedia libre.
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