La loca historia de Sealand, el país más pequeño del mundo.
Sealand en el 2009.
Con una superficie total
de 0,0005 km² y una población que no suele exceder de cinco personas, a 10 km
de la costa oriental del Reino Unido, nos encontramos con una micro nación
única en el mundo. Se trata del Principado de Sealand, una isla artificial
creada en la Segunda Guerra Mundial y que tras su abandono ha sido escenario
de, entre otras cosas, la toma de posesión por parte de un británico, una
polémica declaración de independencia, un golpe de estado o incluso su propia
(micro) guerra.
Cuando hablamos de micro
nación hablamos de una entidad constituida como un nuevo proyecto de país que
sostiene ser una nación o estado independiente, aunque carece del
reconocimiento de gobiernos u organismos internacionales y solo existe en
papel, en la red o en la mente de su propio creador. En cualquier caso Sealand
es el mejor ejemplo para explicar el significado de la palabra. Es,
probablemente, la micro nación más famosa y extravagante del planeta Tierra.
Creación de un Principado
en alta mar
Sealand, vista desde el aire.
El enclave nació en el año
1942 durante la Segunda Guerra Mundial. Ese año el Reino Unido construyó el HM
Fort Roughs como parte de las Fortalezas Marinas Maunsell, pequeñas
fortificaciones para la defensa de la nación. En el caso de Fort Roughs para
controlar e informar de la posible colocación de minas nazis en las aguas de
Inglaterra.
Así y durante la guerra,
el espacio fue el hogar de entre 150 y 300 personas e incluía en su superficie
equipos de radares, armamento de defensa y víveres. Tras la guerra, la Royal
Navy abandonó Fort Roughs en 1956, y aquí comienza una nueva historia para este
pedazo de tierra artificial en alta mar.
La estructura sobre la que
está construida es técnicamente un gran barco hundido debido a la forma en la
que se desplegó, como una superestructura de dos torres de hormigón huecas
cubiertas con una cubierta en la que a su vez se podrían añadir otras
estructuras. Las torres gemelas fueron divididas en siete plantas cada una de
manera que proporcionaron restaurantes y alojamientos para dormir junto a áreas
de almacenamiento para los generadores y las municiones en la guerra.
Cuando esta construcción
fue terminada por la Royal Navy, no se le vio más posibilidades y comenzaron a
abandonarla. En 1956 la isla se quedó sin personal. Unos años más tarde, el 2
de septiembre de 1967, el “fuerte” vuelve a la vida por obra y gracia de un
nuevo inquilino: Roy Bates.
Localización de Sealand. Wikimedia Commons.
A comienzos de ese año
habían llegado unos primeros ocupantes a Fort Roughs. Se trataba de un grupo de
hippies que se establecieron allí para emitir un programa pirata de rock. Al
cabo de unos meses, en septiembre de ese año, una radio pirata desconocida
comienza a rivalizar con los habitantes del fuerte, se trataba de Bates.
Bates fue operador de la
radio pirata, Radio City, en otra de las Fortalezas Marinas Maunsell, la
llamada Knock John. Ocurre que esta estaba ubicada más cerca de la costa
británica (en el radio de 4,5 km), por lo que constituía legalmente aguas
territoriales británicas. Los ingleses habían detectado su frecuencia y Bates
acabó siendo multado por transmitir ilegalmente. ¿Qué hizo Bates? Decidió
hacerse con Fort Roughs, que se encontraba a 9 km.
El hombre, un tipo duro, junto
a su hijo Michael, llegaron al enclave y la adquirieron a golpes con los cuatro
hippies, quienes huyeron en busca de otro “paraíso”. Bates e hijo se hicieron
con el fuerte y se une la mujer del primero, Joan. El día de la “conquista”,
ese 2 de septiembre de 1967, Bates, llama al espacio Sealand. Semanas más tarde
y tras consultarlo con un abogado, Bates lo declara nuevo estado soberano e
independiente y se declara Príncipe de Sealand.
Al parecer y según el
punto de vista del abogado, había encontrado un resquicio legal que permitía a
Roy la reivindicación de la fortaleza debido al hecho de que estaba en aguas
internacionales, una interpretación muy personal del derecho internacional.
Lo cierto es que la torre
nunca llegó a ser el hogar de la radio pirata a la que aspiraba Roy. Las leyes
de Inglaterra sobre emisiones cambiaron poco después y se extendieron
alcanzando al nuevo “Principado” del señor Bates. No obstante el hombre mantuvo
el control del fuerte.
Aventuras en la micro
nación de Sealand
La Familia Real de Sealand.
Un año después la
legitimidad de este estado auto declarado se puso a prueba. Michael Bates, el
hijo de Roy, disparó en advertencia a un buque de la Armada Británica que se
encontraba en las inmediaciones de Sealand. Roy y Michael fueron detenidos y el
caso acabó en los tribunales, espacio donde el juez dictaminó que Sealand
estaba fuera de la jurisdicción británica y por lo tanto no podría existir
fallo contra los Bates por sus acciones. Las autoridades decidieron no apelar
la decisión, extraoficialmente porque no querían dar lugar a un precedente
indeseable con la resolución del mismo.
En los años siguientes los
Bates vivieron con relativa calma hasta la aparición de un grupo de desconocidos
que querían utilizar la plataforma para sus propios fines. Se trataba de un
grupo de contrabandistas que insistieron en darle parte de los beneficios. Roy
no aceptó y expulsó a los hombres de Sealand argumentando que él no quería
dañar al Reino Unido.
Monedas de Sealand, de izquierda a derecha medio dólar, un dólar de plata y un cuarto de dólar. Wikimedia Commons.
Con los años llegan al
enclave conocidos de la familia y el 2 de septiembre de 1975, nuestro hombre
proclama la Constitución del Principado de Sealand, crea su propia bandera, un
himno nacional, sellos y en los años posteriores moneda y pasaportes de Sealand.
En el caso del escudo nacional de Sealand se trataba de un diseño donde se
incorporaba el lema “Desde el mar, la libertad”.
Mi nombre es Roy, Bates
Roy
Roy Bates y su mujer Joan.
En agosto de 1978, diez
años después de la independencia declarada, Roy fue abordado por un consorcio de
comerciantes de diamantes alemanes y holandeses que le invitan a viajar a
Austria para llevar a cabo una importante propuesta de negocios. Roy viaja con
su mujer y Michael se queda en Sealand. Al llegar a Austria se reúnen con cinco
hombres que organizan varias reuniones los días siguientes.
Esa noche Joan trata de
contactar con Michael pero resulta imposible, parece que el teléfono no
funciona. Logran contactar con unos pescadores locales y guardia costera,
quienes no saben nada de Michael pero indican que durante el día habían visto
por la zona un helicóptero. La situación era cada vez más extraña para los Roy,
cuanto menos, sospechosa.
Sus preocupaciones se
confirman cuando por fin escuchan a Michael varios días después. Al parecer, un
helicóptero había llegado a Sealand afirmando tener un mensaje de Roy. Michael
les da permiso para entrar en la plataforma pero al aterrizar los hombres en el
interior del helicóptero toman Sealand por la fuerza. Los invasores encierran
Michael en una celda durante tres días sin comida para finalmente mandarlo a
bordo de un barco que le lleva hasta Holanda sin dinero ni pasaporte.
Roy y Joan.
¿Qué hace Roy? El hombre
que ha creado su propia micro nación de la nada (con himno incluido) pide ayuda
y armas a los allegados, ayuda donde se acaba incluyendo un piloto de
helicóptero que había trabajado en películas de James Bond (esto es real), con
los que acude a asaltar la fortaleza y recuperar su país. Cuando llegan,
Michael es el primero en deslizarse de forma épica por una cuerda mientras
sostiene en la otra mano una escopeta y realiza un primer tiro de advertencia.
Como aquellos hippies que
tan solo buscaban un espacio donde escuchar los temazos de la época, la pequeña
invasión queda en anécdota. Los intrusos se rinden fácilmente y los Bates los
tomaron como prisioneros de guerra hasta que sus países de origen los
reclamaron pidiendo su liberación.
La rutina de vivir en
Sealand
Michael y Roy Bates.
Y desde entonces los Bates
han vuelto a vivir en calma. Desde lo ocurrido en esa pequeña guerra del 78,
prácticamente no ha ocurrido gran cosa. Si acaso un intento de compra de unos
argentinos en el 82 (durante la Guerra de las Malvinas) para establecer un
campamento a las puertas de Gran Bretaña. Roy obviamente les dijo “amablemente”
que se fueran.
En la actualidad, la
soberanía y legitimidad de Sealand no son reconocidas como un estado
tradicional. Reino Unido calla o no dice nada, aunque siempre ha reclamado la
propiedad y el control de la tierra sobre la que se asienta Sealand. De hecho,
documentos desclasificados han mostrado hace unos años como el propio Reino
Unido elaboró planes para tomar a la fuerza la torre hace décadas. Estos planes
jamás se llevaron a cabo debido a la posibilidad de pérdidas de vida o el
desastre de relaciones públicas en que podría derivar.
Sealand hoy cuenta con
Internet gracias al acuerdo de los Bates con HavenCo, una empresa de servicios
de alojamiento de datos que se inició en Sealand en el año 2000. Allí, en ese
pequeño espacio en alta mar que ha vivido y tiene una historia de película, hoy
tienen hasta un equipo de fútbol y ofrece títulos nobiliarios a módicos precios
junto a camisetas y tazas del enclave.
Sin duda la isla
artificial más excéntrica del planeta. Una fortaleza diminuta y surrealista que
como afirmó el mismo Michael (Príncipe Michael de Sealand) tras la muerte de su
padre Roy en el 2012, mantendrá el “linaje” y legado: “con mi nuevo nieto, el
príncipe Freddy, tenemos una cuarta generación de sealandeses y su futuro está
asegurado”.
Fuente: Miguel Jorge,
Gizmodo:
Revisión y Diseño:
elcofresito.
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