Maravillas de la naturaleza: Las terrazas blancas y rosas, su desaparición y re descubrimiento.
Cuadro de las Terrazas Blancas (Charles Blomfield, 1884), foto de dominio público en Wikimedia Commons.
La naturaleza no distingue
ni se amedrenta ante nada, ni siquiera ante sus propios monumentos. Es lo que
ocurrió el 10 de junio de 1886 cuando la erupción del volcán Tarawera destruyó
las terrazas Rosas (Te O-tu-kapua-rangi, la fuente del cielo nublado) y Blancas
(Te Tarata, la roca tatuada).
Ambas maravillas naturales
estaban situadas al borde del lago Rotomahana, cerca de la ciudad de Rotorua en
la Isla Norte de Nueva Zelanda, separadas entre sí por unos 1.200 metros. Su
aspecto, muy similar al de la turca Pammukkale, venía determinado por el efecto
de manantiales geotérmicos a lo largo de los siglos, moldeando los depósitos de
sílice sinterizada del lugar, los mayores del mundo.
Además, el color de las
terrazas rosas se debía a la presencia de sulfuros de antimonio y arsénico, y
pequeñas concentraciones de oro.
Cuadro de las Terrazas Rosas (Charles Blomfield, 1884) foto de dominio público en Museum of New Zealand.
Durante al menos 7.000
años la precipitación de las aguas con sílice fue moldeando las piscinas
escalonadas, cuya imagen se difundió en numerosas pinturas y fotografías en el
siglo XIX (antes de la aparición del color, por lo que no se puede apreciar su
famoso colorido). Las terrazas blancas eras las mayores de las dos, con unas 8
hectáreas de superficie, 50 capas escalonadas y una caída total de 25 metros a
lo largo de 240 de longitud. Las rosas tenían una caída de 22 metros y una
longitud de 100.
Dado que las terrazas
superiores eran más anchas y profundas que las inferiores, con la consiguiente
variedad de temperaturas, los turistas y curiosos solían preferirlas para
bañarse. En las rosas, por ejemplo, las terrazas de la parte superior
alcanzaban los 100 metros de anchura, mientras que las inferiores tenían una
media de 27 metros.
Turistas decimononos en las terrazas, foto de autor desconocido – Dominio público.
El escritor Anthony
Trollope, que disfrutó de un baño en las terrazas rosas en 1874 escribió:
Los baños tienen forma de
concha, como grandes conchas abiertas, cuyas paredes son cóncavas y los labios
están ornamentados de mil formas
Te Otukapuarangi y Te
Tarata ya eran famosas entre la población local cuando las empezaron a visitar
los europeos. Uno de los primeros sería Ernst Dieffenbach, naturalista y geólogo
alemán que fue corresponsal y traductor del periódico científico de Charles
Darwin, que las visitó en 1841. Posteriormente las describiría en su libro
Travels in New Zealand, dándolas a conocer al gran público y llegando a ser
consideradas como la Octava Maravilla del Mundo.
Las terrazas blancas, autor y fecha desconocidos, de dominio público en Wikimedia Commons.
Pero hacia las 2 de la
madrugada del día 10 de junio de 1886 una enorme grieta de 17 kilómetros de
longitud, que cruzaba toda la montaña hasta el lago Rotomahana y el valle del
Waimangu, se abrió a causa de violentos terremotos y de ella comenzaron a salir
nubes de ceniza negra, lava y rocas al rojo vivo. Había comenzado la erupción
del Tarawera. Numerosos asentamientos maoríes quedaron destruidos, se reportó
la muerte de 150 personas, y donde habían estado las terrazas quedó un cráter
de más de 100 metros de profundidad.
Con el tiempo ese cráter
se volvió a llenar de agua, formando el actual lago Rotomahana, 40 metros más
alto que el anterior y diez veces más grande. Se pensó que las terrazas habían
desaparecido para siempre.
Sin embargo en febrero del
año 2011 un equipo de investigadores de GNS Science, el Instituto Oceanográfico
Woods Hole, el Observatorio Terrestre Lamont-Dohery y la Universidad de
Waikato, que se encontraba mapeando el fondo del lago, encontró parte de las
terrazas rosas a 60 metros de profundidad. En junio de ese mismo año se
encontraron también las terrazas blancas, curiosamente cuando se cumplía el 125
aniversario de la erupción.
Las Terrazas Blancas, fotografía de Charles Spencer (1880-1885), foto de dominio público en Wikimedia Commons.
No obstante, no todos los
especialistas están de acuerdo en que lo descubierto sea exactamente Te
Otukapuarangi y Te Tarata. Algunos, como Bill Kleir, afirman que estas
estructuras no se encuentran exactamente donde se hallaban antes de la
erupción. Si lo fueran, afirma, deberían haber aparecido a tan solo 10 metros
de profundidad. En su lugar opina que se trata de terrazas prehistóricas nunca
antes vistas por humanos, o creadas por la acción del volcán.
Rex Bunn y Sascha Nolden,
basándose en los diarios de Ferdinand von Hochstetter, que realizó un estudio
topográfico y geológico del lago en 1859, creen que las auténticas terrazas
blancas y rosas no están sumergidas en él, sino enterradas en su costa, a unos
10–15 metros de profundidad. Actualmente realizan excavaciones arqueológicas
para sacarlas a la luz.
Fuentes: Rotorua Museum / New Zealand Herald / GNS
Science / Wikipedia. Guillermo Carvajal, LBV: https://www.labrujulaverde.com/2017/12/las-terrazas-blancas-y-rosas-dos-maravillas-naturales-desaparecidas-a-causa-una-erupcion-volcanica-en-1886-y-redescubiertas-en-2011
Revisión y Diseño: elcofresito.
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