Objetos embrujados, para muchos muy peligrosos.
Por más de 3 mil años su
cuerpo había quedado oculto a los ojos del mundo, pero la codicia de la raza
humana nunca entendió que la tumba del faraón Tutankamón debía permanecer así,
oculta bajo la oscuridad, resguardada por el peso de la tierra y cerrada para
no propagar la muerte a su alrededor.
Cuando Howard Carter y
lord Carnarvon abrieron la tumba, la maldición del faraón cobró vida, pues una
serie de sucesos misteriosos e inexplicables hicieron que el mal renaciera con más fuerza que nunca. Todas las personas
relacionadas con el descubrimiento de este profundo y maldito secreto
comenzaron a morir de forma misteriosa, poco habitual.
Primero fue lord Carnarvon,
quien con sus propios ojos examinó el recinto donde descansaba la momia del
faraón; el cazador de tesoros recibió una picadura de mosquito en la mejilla
izquierda, la cual se infectó rápidamente hasta provocarle una neumonía de
extraño origen que lo mató a la 1H55 de la madrugada en un hotel de El Cairo,
mismo instante en el que se apagaron todas las luces de la ciudad, dejando todo
en total oscuridad.
Después fue Howard Carter
quien murió en marzo de 1939, aparentemente por causas naturales, pero en 1966
el gobierno egipcio acordó enviar los tesoros de Tutankamón a una exposición
organizada en París, de la que se encargaría Mohammed Ibraham, director de
antigüedades. Durante los preparativos de la exposición Ibraham soñó que se
vería amenazado por males terribles si él permitía que las piezas del faraón
salieran del país.
A pesar de que el director
de antigüedades luchó tenazmente en contra del transporte de los tesoros de
Tutankamón, la exposición se llevó a cabo y justo al salir de la última reunión
en la que se acordaría el trayecto de estos objetos milenarios, Ibraham fue
arrollado por un automóvil, accidente al que no sobrevivió.
Justamente de objetos,
para muchos, embrujados, queremos hablar en esta publicación; aquellos
elementos que se dice que están poseídos por una entidad; cosas que aún guardan
energías pasadas y muchas veces malignas, artefactos que pertenecieron a manos
asesinas, muebles que todavía poseen los recuerdos de una noche oscura y
sangrienta, o simplemente las memorias que quedaron enterradas en estos objetos,
son las que los convirtieron en una leyenda histórica y terrorífica que
asustarían a cualquiera.
El hombre angustiado
Pinturas que aún guardan
el sufrimiento de su creador.
La leyenda cuenta que este
cuadro fue pintado con la sangre del autor, quien al terminarlo, se quitó la
vida. Después del trágico suceso la pintura se guardó en el ático de la abuela
de Sean Robinson, el segundo dueño de "El hombre angustiado". Fue a
partir de ese momento que la abuela Robinson aseguró que escuchaba voces y
llantos desde el ático donde había encerrado esta pieza espeluznante. Además,
Sean se cayó por las escaleras justo al escuchar un fuerte grito proveniente
del ático; su esposa sintió que alguien le acariciaba el pelo y al abrir los
ojos vio la sombra de un hombre llorando, entre otros fenómenos inexplicables.
El vestido de novia
El traje del espíritu que
aún no descansa.
En 1849, una joven de una
familia adinerada llamada Anna Baker se enamoró de un herrero de clase baja,
del cual fue separada por su padre, pues él mismo fue quien lo exilió de
Pennsylvania, condenando a su hija a una vida de soltería.
Anna estaba tan enojada
con su padre que decidió no enamorarse ni casarse hasta su muerte. Anna había
elegido un vestido de novia poco antes de que su novio fuera desterrado; este
vestido fue guardado en una caja de vidrio en la antigua habitación de Anna,
donde la prenda se mueve por su cuenta, sobre todo si hay luna llena, pues
justo al caer la noche es cuando el vestido de novia baila más que nunca.
La caja "Dybbuk"
Objetos que jamás serán
abandonados por el espíritu de sus dueños.
La leyenda sobre la caja
Dybbuk se remonta a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando su propietario
original, un sobreviviente del holocausto polaco, huyó a Estados Unidos. Cuando
este hombre murió, le heredó todas sus pertenencias a su nieta, a quien le
contó que dentro de la caja había un espíritu maligno al cual nunca debía dejar
salir. Tiempo después la joven vendió la caja, advirtiendo al comprador, quien
se atrevió a desafiar la leyenda y abrió la caja, donde encontró dos peniques
de 1920, un mechón de cabello rubio, un rulo de cabello castaño y una pequeña
figura que tenía grabada la palabra hebrea "Shalom".
Desde ese momento la caja
pasó a formar parte de varios dueños que vendían el objeto al darse cuenta de
su contenido; todas estas personas han comentado sobre un olor a amoniaco que
proviene de la caja, misma que les provoca pesadillas horribles y alucinaciones
fantasmales, otros hasta han asegurado que desde que la tienen se les ha caído
el cabello de manera anormal. Actualmente la caja pertenece a Jason Haxton, un
curador del museo de Missouri.
Robert, el muñeco
Juguetes endemoniados con
vida propia.
Este espeluznante muñeco
pertenecía a un pequeño llamado Robert Eugene Otto, de Florida. En 1896, un
mago que practicaba magia negra le regaló a Robert el muñeco con el que este
pequeño pasaba todos los días; lo cual comenzó a preocuparle bastante a su familia,
pues Otto hablaba con él y con otros "niños" que parecían imaginarios
o fantasmas. Después comenzaron a pasar otro tipo de cosas violentas por la que
todos culpaban a Robert, cuando por fin descubrieron que siempre que pasaba
algo extraño, el muñeco estaba presente, así que decidieron deshacerse de él.
Las sillas del Castillo
Belcourt
Antigüedades embrujadas
por fantasmas.
Rhode Island es una de las
ciudades más antiguas de Estados Unidos, donde el Castillo Belcourt fue fundado
por Oliver Hazard Perry Belmont, un hombre de la alta sociedad que se dedicaba
a la política.
Después de años de
leyendas, muchos decidieron investigar los misterios dentro de esta lujosa
mansión, en la cual se descubrió que unos de los objetos más extraños eran dos
sillas en medio del gran salón. Estos objetos parecían estar poseídos por dos
espíritus que les causaban a todos los visitantes del castillo algunos síntomas
extraños como frío, náuseas y un miedo inexplicable. De hecho, muchos afirman
que lo que sentían al sentarse sobre ellas era una especie de electricidad o
estática que los empujaba, como si alguien no permitiera que se sentaran en
estas dos sillas.
La Diosa de la Muerte
Estatuas malditas con
propiedades sobrenaturales.
Esta estatua tallada en
piedra caliza se remonta al año 3500 a. C. y se cree que representa a una diosa
de la fertilidad. La estatua fue adquirida por primera vez por el Señor
Elphont, y durante los 7 años que tuvo la figura en su poder, siete miembros de
su familia murieron por causas misteriosas.
Lo mismo les pasó a los
próximos dos propietarios, Ivor Manucci y Thompson-Noel, quienes murieron junto
con toda su familia pocos años después de guardar la estatua como un objeto de
decoración dentro de su casa. El cuarto propietario, Sir Alan Biverbrook,
también murió junto con su esposa y dos de sus hijas. Dos de los hijos de
Biverbrook, los cuales sobrevivieron, decidieron donar la estatua al Museo Real
de Escocia, en Edimburgo, para deshacerse de la maldición mortífera que
"La Diosa de la Muerte" traía consigo.
El espejo de Myrtles
Plantation
Pertenencias que atrapan
almas en el infierno.
Se dice que Myrtles
Plantation es una de las casas más embrujadas de los Estados Unidos. Construida
en 1796 sobre un cementerio indígena, la leyenda cuenta que por lo menos diez
asesinatos y sucesos paranormales han ocurrido en este lugar, pero de lo que
más se habla es de un espejo que llegó a la casa en 1980. Los huéspedes de la
finca han informado que salen figuras espantosas de éste y han visto en
numerosas ocasiones las huellas de unas manos muy pequeñas en su superficie.
También se menciona que el
espejo contiene el espíritu de Sara Woodruff y el de sus hijos, quienes fueron
envenenados. Después de su trágica muerte quedaron atrapados dentro del espejo
del que aún intentan salir.
The Hands Resist Him (Las
manos lo resisten)
Cuadros malignos que
propagan la muerte.
La pintura fue exhibida
por primera vez en la Galería Feingarten, en Beverly Hills, durante la década
de 1970. Ahí mismo fue comprada por el actor John Marley, conocido por su papel
como Jack Woltz en "El Padrino". Tiempo después de la muerte de
Marley, la pintura fue encontrada en una antigua fábrica de cerveza que se
quemó por completo debido a un accidente, sin embargo, lo único que resultó
ileso fue el cuadro que muchos aseguran guarda maldad y muerte en cada uno de
sus trazos.
La muñeca Annabelle
Muñecos que cobran vida
para causar daño.
Esta muñeca fue el
obsequio que la madre de Donna decidió darle a su hija en los años 70, misma
que comenzó a moverse sola, pues al regresar a su apartamento la muñeca se
encontraba en distintas posturas. Posteriormente, Donna comenzó a tener
pesadillas donde Annabelle la estrangulaba, al despertar tenía algunas heridas
superficiales en sus pecho y espalda. Finalmente todo se salió de control
cuando un médium descubrió que Annabelle realmente era un espíritu maligno que
quería poseer a Donna, por lo que decidieron deshacerse de la muñeca; no sin
antes sufrir un accidente en la carretera del que lograron evadir la muerte,
justo después de haber dejado a Annabelle dentro de una urna de cristal en el
museo de Connecticut.
La silla de la muerte
Recuerdos encerrados en
objetos que cobran venganza.
En 1702, un asesino
convicto llamado Thomas Busby estaba a punto de ser ahorcado por sus crímenes
cuando pidió su último deseo, el cual fue tener su última comida servida en su
establecimiento favorito, en Thirsk, Inglaterra. Cuando terminó de comer, se levantó y dijo
en voz alta: "Que la muerte repentina le venga a todo aquel que se atreva
a sentarse en esta silla."
Durante la Segunda Guerra
Mundial, los pilotos de una base cercana frecuentaban el restaurante y los locales se
dieron cuenta de que los soldados que estaban sentados en la silla nunca
volvían de la guerra. En 1967, dos pilotos de la Fuerza Aérea Real que
estuvieron sentados en la silla estrellaron su camioneta contra un árbol justo
después de que se fueron del establecimiento. En 1970, un albañil murió la misma tarde que
se sentó en la silla de la muerte, al caer en un agujero en su lugar de
trabajo, del cual no volvió a salir. Un año después otro trabajador murió
después de que el techo justo arriba de la silla maldita en la que estaba
sentado colapsara sobre él.
El dueño del pub se dio
cuenta de los extraños sucesos, por los que decidió guardar la silla en el
sótano, pero no fue suficiente, pues dentro de éste seguía cobrando varias
vidas. Finalmente, el dueño de un bar donó la silla al museo local en 1972,
donde se la muestra a cinco metros en el aire, de manera que nadie intente
sentarse en ella, ni por error.
Los testigos de todos
estos fenómenos han asegurado ser víctimas de la entidad diabólica que se
esconde en todos estos objetos embrujados, los cuales más que provocar terror,
han llegado a significar un gran peligro para todos sus propietarios. Pues,
además de experimentar esa sensación que recorre todo el cuerpo a la velocidad
de la luz para tocar por último y de un solo golpe el corazón, y después
estrellarse contra el estómago, estas apariciones extrañas u objetos embrujados
fueron la causa de múltiples muertes y finales desgarradores, mismos que impulsaron
a todos estos muebles y curiosas pertenencias como parte de las maldiciones más
peligrosas y escalofriantes de la historia.
Fuente: CC Historia:
Revisión y Diseño:
elcofresito
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