El primer barco que se hizo en el mundo
La historia cuenta que los
egipcios fueron Los primeros constructores de barcos de los que se tiene
noticias. La primera fuente gráfica de estas naves datan de mucho antes de
Cristo y lo más probable es que los barcos de esta clase llevaran utilizándose por
mucho tiempo. Se piensa que no sólo los usaban para navegar por el Nilo, sino
que también se lanzaron al mar abierto, ya que existen indicios que señalan su
presencia sobre los mares en pinturas murales de más de 3.000 años de
antigüedad.
Los barcos egipcios más
antiguos que se conocen estaban construidos sobre un armazón de madera y eran
lo suficientemente grandes para albergar como mínimo a 20 remeros. Iban
equipados con un solo mástil dotado de una vela rectangular y uno o dos grandes
remos situados en popa que realizaban la función de timón, siendo capaces de
transportar varias cabezas de ganado o el peso equivalente en mercancías
Barco egipcio mercante.
Su particularidad estaba
dada porque eran embarcaciones que carecían de quilla, hecho éste que se
solucionaba de manera ingeniosa con una gran soga que recorría su largo, de
proa a popa, la cual debidamente torsionada, en función de la carga o peso,
evitaba la quebradura de la nave. En la proa, la popa y alrededor de la nave se
colocaba un entramado de fibras o sogas, que obraba como refuerzo del casco.
Como anda, totalmente primitiva, se utilizaba una simple piedra, de tamaño
suficiente que pendía de un cabo.
LOS FENICIOS
Otro pueblo de gran
importancia en la historia de la navegación fueron los fenicios, reconocidos
como muy buenos marinos, quienes no sólo construyeron barcos mercantes capaces
de transportar cargas considerables, sino también buques de guerra mayores y
más efectivos que cualquiera de los fabricados por sus contemporáneos, los
egipcios y los egeos.
El talento naviero de este
pueblo se desarrolló a la par de su actividad comercial, pesquera y, en menor
medida, guerrera. Los barcos fenicios estaban hechos de maderas resistentes,
como el cedro, pino, encino y ciprés. Llegaron a tener barcos muy grandes, que
también aprovechaban la fuerza del viento por medio de velas rectangulares
La construcción más
significativa de los fenicios fue el buque de manga ancha que utilizaba velas
en vez de remos y proporcionaba un espacio para un cargamento mucho mayor que
las galeras estrechas. Los barcos fenicios navegaron por el mar Mediterráneo y
otros océanos hasta las islas Británicas (para comerciar con estaño), y tal vez
también se dirigieron hacia el Sur, a lo largo de la costa de África. A los
constructores de barcos fenicios se les reconoce haber desarrollado las galeras
birremas y trirremas en las que los remos se colocaban en dos o tres órdenes
respectivamente.
El poderío naval de Grecia
fue enorme hasta el siglo IV a.C.
Luego, Cartago y Roma
emprendieron una larga lucha por el dominio del mar. Antes del comienzo de la
era cristiana, los romanos habían triunfado y, durante mucho tiempo, dominaron
las rutas marítimas mediterráneas
Los romanos desarrollaron
muchas clases diferentes de barcos de guerra durante su largo período de
dominación en el Mediterráneo, sobre todo galeras, las cuales utilizaban
puentes para abordar a los barcos enemigos y algunas llevaban artillería de
Catapultas. Para el comercio, los romanos construyeron barcos de hasta 53 m de
eslora y 14 m de manga. Se cree que construyeron barcos todavía mayores para
transportar obeliscos de Egipto a Roma. Estos grandes barcos de carga se aparejaban
con velas cuadras en tres palos.
En el siglo IX los
normandos o vikingos se convirtieron en el terror de los mares septentrionales.
En sus embarcaciones, largas y estrechas, propulsadas con velas y remos,
denominadas drakares, efectuaron incursiones en las costas del norte de Europa,
las islas británicas y el Mediterráneo. Con el modelo más pequeño de estos
barcos, que tenía 23,8 m. de eslora, 5 m de manga y su proa simulaba un dragón,
se internaron en el tormentoso Atlántico septentrional, colonizaron Islandia y
Groenlandia, y arribaron a las costas norteamericanas. También fue utilizado
por los diversos reyes escandinavos que invadieron las islas Británicas. Los
sajones lo adoptaron, sobre todo durante el reinado de Alfredo el Grande, como
defensa contra los invasores.
Durante los siglos XV y
XVI aparecieron muchos tipos de naves: carracas, carabelas, pinazas, saicas,
galeones, etc. El uso de la brújula se generalizó y posibilitó los viajes cada
vez más largos Se construyeron buques de unas mil toneladas. La nave Santa
María, que llevó a Colón y a sus cincuenta y dos hombres al Nuevo Mundo, media
treinta metros de eslora. Los buques mercantes y de guerra ingleses crecieron
en número y tamaño durante los reinados de Enrique VIII e Isabel I.
Las carracas, que
españoles, portugueses y venecianos usaban para transportar mercancías, tenían
a menudo cuarenta metros de eslora. Los barcos de guerras mayores de la época,
dotados de cuatro mástiles, desplazaban mil quinientas toneladas. Los franceses
sobresalieron en la arquitectura naval. Sus naves aventajaron en tonelaje y
velocidad a las de otras naciones, sobre todo en los siglos XVII y XVIII.
El tráfico oceánico creció
en los siglos XVII y XVIII, cuando los ingleses, portugueses y holandeses
intensificaron la búsqueda de productos orientales. Las naciones europeas
crearon compañías comerciales rivales: La más famosa fue la Compañía Inglesa de
las Indias Orientales, fundada en 1600. Los barcos descarga solían ser más
anchos y lentos que los de guerra, e iban menos armados
Al incrementarse el
comercio con Oriente, se necesitaron naves más rápidas para el transporte de
té, especias, café. Así nacieron los afamados clippers cuya temprana llegada a
destino significaba un mejor precio para la mercadería y un mejor negocio para
La compañía que arribaba primero.
La competencia que dio
origen al premio llamado Cinta Azul (Blue Riband) que se otorga en el yachting
al primer velero en cruzar la línea de llegada. Para otros el galardón se
originó posteriormente, en La competencia por realizar el menor tiempo en el
cruce del océano Atlántico de las compañías que viajaban de Europa a Estados
Unidos.
Dos innovaciones revolucionaron
el diseño de los barcos: La propulsión por vapor y la construcción con hierro.
En 1860 los vapores de cascos metálicos ganaban rápidamente terreno a Los
veleros de madera.
El casco de hierro: Ya en
1777 los constructores de naves habían probado los cascos de hierro. Se creyó
que flotarían. Hubo quejas de sus efectos en la brújula, lo que era cierto,
porque el hierro desviaba su aguja del verdadero norte. La dificultad se superó
en La década de 1830 cuando los navegantes idearon la forma de corregir el
error del compás.
EL vapor: Hacia fines de
siglo XVIII el inventor escocés James Watt dominó la energía del vapor de agua.
Uno de los primeros en utilizarla para mover una embarcación fue el francés
Claude- Françoise Jouffroy d’Abbans, que construyó varios vapores antes de
1785. James Rumsey empleó en Estados Unidos, una bomba de vapor para impulsar
un barco en el río Potomac (1787). Más o menos por entonces, John Fitch
construía naves con ruedas de paletas movidas por vapor. Una transportó
pasajeros por el río Delaware, entre Filadelfia e Irenton.
Otro precursor fue el
ingeniero escocés William Symington. Uno de sus vapores remolcó gabarras, en
1802, en el río Clyde (Escocia). El estadounidense Robert Fulton convirtió al
barco de vapor en un medio de transporte práctico y comercialmente rentable.
Imaginó varios artefactos para mejorar las industrias e incluso un submarino.
Robert Fulton y Robert Livingston, representantes de los Estados Unidos en
Francia, construyeron el Clermont en Nueva York. Muchos hablaban burlonamente
de La “locura de Fulton” y profetizaban que sería un fracaso, pero se
equivocaron. El barco se botó en 1807, remontó el río Hudson hasta Albany (240
Km.) en treinta y dos horas.
Estos “novedosos y eficaces”
medios de propulsión fueron reemplazando a la vela en las embarcaciones de gran
porte utilizadas para comercio y pasaje, y durante el siglo XX, los motores a
explosión que utilizan combustible fósil destituyeron a los buques impulsados
por el viento. Sin embargo, en nuestro presente siglo, los problemas con el
petróleo están generando que se reconsidere la energía eólica como suplemento
para la propulsión de grandes barcos de carga, y es posible comenzar a observar
enormes buques que ahorran combustible con velas. Un regreso sumamente
tecnificado al propio origen…
El barco más moderno ecológico
esta creado en Buenos Aires, Argentína.
En la actualidad existen
embarcaciones sustentables que se propulsan con energías limpias como Planet
Solar el barco (catamarán) más grande del mundo propulsado por energía solar.
Ahora presentamos otro
concepto de catamarán ecológico realmente innovador. Los diseñadores son
Mariano Fajgelbaum y Juan Serrano, del estudio Ustatic con sede en Buenos
Aires.
El Catamarán (ese es
también su nombre) presenta un diseño moderno, aerodinámico y liviano que le
permite moverse a una velocidad similar que las embarcaciones tradicionales
pero con una gran diferencia: su sofisticado sistema de alimentación
autosustentable lo hace un verdadero ejemplo de transporte verde
Se trata de una
embarcación completamente autosustentable, capaz de prescindir de cualquier
tipo de combustible fósil, de alto rendimiento basada en un sistema de
alimentación híbrido que combina tres fuentes de energía natural: agua, viento
y sol.
Para generar energía para
su movimiento, cuenta con una turbina eólica ubicada en la punta del mástil en
cuyo extremo inferior se ubica la turbina hidráulica que se sumerge hasta 5
metros de profundidad. Además, en su superficie está cubierta por paneles de
celdas fotovoltaicas. Para almacenar toda esta energía dispone de 116 baterías
ubicadas en el interior del casco.
Por el momento, es sólo un
diseño, pero esperemos que en un futuro sea posible su construcción. Sería una
excelente solución eco-friendly para evitar la contaminación del tráfico marino
Fuente: Irraloko Veinte
Diez, TARINGA!
Revisión y Diseño:
elcofresito.
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