La leyenda del Ourang Medan, el misterio del barco que nunca existió
El mundo del mar resulta
tan apasionante por la combinación de aventura y misterio con la que suele
estar calificado. Territorio abonado para la leyenda por el desconocimiento de
lo que históricamente era insondable, la imaginación se encargó de cubrir los
numerosos huecos que dejaba aquella inmensidad azul que todavía hoy sigue
dándonos sorpresas de vez en cuando. Y, así, hay multitud de misterios
históricos cuya solución se ha quedado oculta en las profundidades. Uno de
ellos es el del naufragio del S.S. Ourang Medan no hace tanto, en 1947.
Uno de los momentos más
sobrecogedores de Drácula, la novela de Bram Stoker, es aquel en el que la
goleta Démeter llega a la costa de Whitby procedente de Varna y encalla en
medio de una tempestad nocturna. Cuando la policía sube a bordo encuentra al
capitán muerto, atado a la rueda del timón y con una expresión de horror en su
rostro; ni rastro del resto de la tripulación salvo un misterioso perro negro
que salta a tierra y huye.
Pintura anónima del Amazon, luego rebautizado Mary Celeste. Imagen de dominio público en Wikimedia Commons.
La escena tiene puntos de
contacto con el famoso caso del Mary Celeste, el bergantín que apareció a la
deriva en pleno Atlántico en 1872 con su carga intacta pero ni un alma a bordo,
y que también inspiró un relato literario de Arthur Conan Doyle. Y una especie
de mixtura de ambos parece el enigmático caso del Ourang Medan, un mercante
holandés del que se dijo que tras un dramático S.O.S. telegráfico fue
encontrado con todos sus tripulantes muertos y el miedo grabado en sus
expresiones.
En junio de 1947 los
vapores estadounidenses City of Baltimore y Silver Star, entre otros, navegaban
por el Estrecho de Malaca cuando recibieron una señal de socorro procedente de
un buque llamado Ourang Medan. El mensaje, enviado en código Morse, era tan
desconcertante como inquietante: “S.O.S. de Ourang Medan * * * flotamos. Todos
los oficiales, incluido el capitán, muertos en el camarote y en el puente.
Probablemente toda la tripulación muerta * * *” Seguían más signos pero
confusos, sin sentido, hasta las espeluznantes palabras que ponían fin a la transmisión:
“Yo muero”.
El Estrecho de Malaca. Imagen de dominio público en Wikimedia Commons.
El Silver Star localizó al
Ourang Medan y un equipo de rescate lo abordó para encontrarlo todo en aparente
orden salvo en el terrible detalle de que la tripulación estaba muerta,
incluido un perro, con caras desencajadas y posturas forzadas pero sin que
ninguno de los cadáveres presentara signos de violencia. Cuando los marineros
del Silver Star se disponían a preparar las maniobras de remolque, se desató un
incendio en la bodega número 4 que empezó a provocar explosiones. Por seguridad
evacuaron el barco y regresaron al suyo; justo a tiempo porque el Ourang Medan
voló por los aires y se fue a pique llevándose su secreto consigo.
El problema está en que
todo es demasiado etéreo y no me refiero sólo a las circunstancias del barco
sino a la historia misma, ya que no hay ninguna prueba material de ella: ni
barco ni documentación de primera mano. En los Países Bajos, presunto lugar de
procedencia, no consta nave alguna matriculada con ese nombre, como tampoco en
otros estados. El Lloyd’s Register of Shipping, una sociedad de clasificación
(organizaciones no gubernamentales dedicadas a promover la seguridad marítima,
tanto material como humana) fundada en el siglo XVIII (de hecho fue la primera)
tampoco tiene registrado el caso y únicamente se ha comprobado que sí hubo un
Silver Star (que en aquel momento se llamaba Santa Juana), aunque no está claro
si se trata del mismo porque su cuaderno de bitácora no dice nada del
incidente.
El Santa Juana, luego rebautizado Silver Star. Imagen Shipspotting.
La primera referencia
conocida se hizo entre febrero y marzo de 1948 en una revista comercial
indonesia -el buque navegaba por esas aguas cuando acaeció todo- llamada De
Locomotief: Samarangsch handels- en advertentie-blad; es una serie de tres
artículos escritos en neerlandés (las Indias Orientales Neerlandesas estaban en
pleno proceso de descolonización respecto a Holanda y proclamarían su
independencia en 1949 convirtiéndose en la República de Indonesia) que sitúan
el incidente a 400 millas náuticas (unos 740 kilómetros) al sureste de las
Islas Marshall.
Se centran en describir la
experiencia del presunto único superviviente, un marinero alemán que habría
sido recogido en el atolón Toangi (también llamado Bokak) por un misionero
italiano y que falleció poco después, aunque tuvo tiempo de explicar que todos
habían fallecido por emanaciones gaseosas de un contenedor roto, pues la carga
que llevaban era de ácido sulfúrico. El autor del reportaje contaba que el
navío había zarpado subrepticiamente de un puerto chino y navegaba rumbo a
Costa Rica, evitando contacto con las autoridades marítimas, así como que
Silvio Scherli, el misionero, redactó posteriormente un informe sobre el
asunto.
El atolón Taongi. Imagen Mr. Milton en Wikimedia Commons.
Después de esta
publicación otras se hicieron eco ese mismo año. Los diarios británicos The
Daily Mirror y The Yorkshire Evening Post y el estadounidense Albany Times
hicieron reseñas, según indican los informes de Associated Press. El periódico
norteamericano, por cierto, citaba como fuente al semanario holandés llamado
Elsevier’s Weekblad. Como suele ocurrir con las historias que corren de boca en
boca sin base concreta, los detalles empezaron a diferir y en vez de las
Marshall se ubicaba el incidente en las Salomón, cambiándose asimismo las
palabras del S.O.S.
En 1952 las Actas del
Consejo de la Marina Mercante publicadas por la Guardia Costera de EEUU
incluyeron también una mención al caso y, de esa manera, la historia del Ourang
Medan, ya fuera verdadera, ficticia o deformada, fue asentándose y
difundiéndose, especialmente entre los medios dedicados a temática misteriosa y
esotérica, pues seguían sin aparecer pruebas tangibles de la existencia del
carguero. Por eso multitud de publicaciones se lanzaron a especular con
teorías, unas plausibles y otras fantásticas, sobre lo que pudo ocurrir.
Portadas de varios números de Fate con temas marinos.
Por supuesto, no faltaron
los disparates paranormales atribuyendo el suceso a fuerzas de otro mundo, en
una época en la que el fenómeno OVNI empezaba a abrirse hueco; la revista Fate,
recién fundada, progresó precisamente gracias a la atención que prestó a este
caso (al fin y al cabo su creador fue Raymond A. Palmer, responsable también de
un pulp tan famoso como Amazing Stories). Sin embargo, también hubo intentos de
buscar explicaciones racionales a lo que habría pasado a bordo del Ourang
Medan.
Basándose en su sospechoso
comportamiento, se apunta a la posibilidad de que llevase una mercancía
peligrosa de contrabando que, por la causa que fuera, produjo gases tóxicos y
envenenó a su gente. Ya vimos el episodio del superviviente que habló de ácido
sulfúrico y algunos apuntan a que el mismo carbón de las calderas pudo
incendiarse -o haber un fallo en dichas calderas- y el monóxido de carbono
traer consecuencias fatales. Ahora bien, resulta más interesante la propuesta
de que, por lo que sea, penetró demasiada agua en la bodega y reaccionó con la
carga liberando emanaciones mortales; se apunta a cianuro de potasio y
nitroglicerina (la cual explicaría la explosión postrera de la nave).
Shiro Ishii, comandante del Escuadrón 731. Foto de dominio público en Wikimedia Commons.
Ello lleva a otra teoría
todavía más sugestiva: lo que transportaba el Ourang Medan era gas nervioso o
algún tipo de arma química almacenada en China por el siniestro Escuadrón 731,
una de las unidades del ejército japonés dedicadas a realizar ensayos de guerra
bacteriológica durante la Segunda Guerra Sino-Japonesa primero y la Segunda
Guerra Mundial después (hablamos de ella en el artículo dedicado a la Operación
Sea-Spray). En 1945 los Aliados habrían incautado ese material y en vez de
destruirlo decidieron aprovecharlo. Para no dejar rastro oficial fletaron un
buque que no matricularon y que se encargaría de trasladar ese agente a
territorio propio, quizá EEUU, quizá una isla del Pacífico.
Uno de los artículos de De Locomotief, Samarangsch handels en Advertentie Blad. Imagen Delpher.
Sin embargo, todo son
especulaciones que no pasan de la mera formulación, dada la ausencia total de
pruebas. Por eso la historia del S.S. Ourang Medan se considera, hoy por hoy y
mientras no aparezca nada concreto, una leyenda marinera.
Fuentes: Historias imprescindibles para los amantes de
los viajes (Alberto Granados)/Strangest of all (Frank Edwards)/De Locomotief:
Samarangsch Handels- en Advertentie-Blad (Delpher)/Mysterious events/Wikipedia.
Jorge Álvarez, LBV: https://www.labrujulaverde.com/2018/02/la-leyenda-del-ourang-medan-el-misterio-del-barco-que-nunca-existio
Revisión y Diseño: elcofresito.
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