El matrimonio que dio la vuelta al mundo en un vehículo anfibio por su luna de miel
Ben Carlin y Elinore Arone ante el Half-Safe con que dieron la vuelta al mundo. Imagen West Travel Club.
Decir que Colón atravesó
el océano en cáscaras de nuez es una expresión recurrente que, en el caso de
Ben Carlin, se quedaría grande porque lo de él no pasaba de un caparazón de
pistacho. Aunque dadas las circunstancias quizá habría que compararlo más bien
con Magallanes. Fue un australiano que dio la vuelta al mundo, cruzando el
Atlántico y el Pacífico, no en un barco sino en un coche adaptado para navegar,
con la particularidad de que era su luna de miel. Si, se trataba de un
aventurero de ésos que se lanzaban a conquistar metas sólo porque,
parafraseando a Edmund Hillary, estaban allí o tenía ribetes de locura, es algo
que ha de decidir cada lector.
Por supuesto, el vehículo
era tan poco normal como su dueño. Se trataba de un Ford GPA Seep, una versión
anfibia del célebre Jeep fabricado durante la Segunda Guerra Mundial, pero que
no tuvo mucho recorrido porque sus prestaciones no fueron las esperadas.
Seguramente sus diseñadores nunca imaginaron que, con algunas modificaciones,
podía usarse para dar la vuelta al mundo en solitario y en vez de ríos podría
pasar mares enteros. Claro que para eso necesitaba un conductor igual de
especial y Ben Carlin lo era.
Un Ford GPA Seep restaurado. Imagen Joost J. Bakker en Wikimedia Commons.
Frederick Benjamin Carlin,
nació en el oeste de Australia en 1912 y como su madre falleció cuando él
apenas tenía cuatro años, fue criado por su padre, un ingeniero de
ferrocarriles. Ben siguió sus pasos en esa formación, sólo que eligió la
ingeniería de minas, trabajando en yacimientos de carbón primero en su país y
luego en China. En 1939, al estallar la guerra, se alistó como zapador en el
ejército indio, no sin antes casarse con Gertrude Plath, una emigrante alemana
que conoció en Pekín; el matrimonio no salió bien y terminó antes que la
contienda misma.
En 1945, ya con el mundo
en paz, Ben había sido ascendido a mayor y tenía en su currículum servicios en
varios países de Asia, Oriente Medio y Europa. Sin embargo, no se quedó en
ninguno de ellos ni regresó a Australia o China sino que se estableció en EEUU
porque de allí era Elinore Arone, una enfermera de la Cruz Roja a la que
convirtió en su segunda esposa en 1948. Su luna de miel resultaría tan distinta
y original que les llevaría a entrar en la historia anecdótica.
Elinore y Ben en Montreal, 1948. Imagen de dominio público en Wikimedia Commons.
En la mente de Ben había
ido tomando forma una idea surgida en el frente, tras una conversación con
algunos camaradas de armas que se rieron del estrambótico vehículo que le
vieron conducir. Era un GPA, que resultaba estrambótico a ojos de unos soldados
que no habían visto nunca nada parecido pero que en un ingeniero como él
producía el efecto contrario, de fascinación. Medio en broma medio en serio,
les dijo que con uno como ése podría dar la vuelta al mundo y ahora, unos años
después, aquella propuesta empezaba a entrar en ebullición.
Su mujer aceptó encantada
y se las arreglaron para comprar un GPA de 1942 en una subasta. Les costó 901
dólares a los que tendrían que sumar los costos de hacerle una serie de
adaptaciones. Para afrontar el gasto intentaron que Ford les patrocinara,
aunque la compañía no les tomó en serio, así que Carlin realizó las reformas
por su cuenta para transformar lo que era un todo-terreno con capacidad para flotar
en lo mismo pero más bien a la inversa: una lancha con ruedas. Así, le añadió
un timón y un cuadro de mandos naval con radio, amplió el habitáculo para
instalar una litera y modificó la forma de la carrocería para aumentar su
aerodinámica y asemejarla más a un casco.
Esquema del Half-Self. Imagen Jalopnik.
Asimismo, colocó un par de
depósitos extra de combustible, uno de ellos en la parte inferior exterior para
que no ocupara sitio y ejerciera de lastre estabilizador, ganando así autonomía
porque sumaba una capacidad de 760 litros frente a los 45 del GPA. El resultado
fue un extraño artefacto que agrandaba la longitud original (¿o habría que
decir eslora?) hasta los 5,5 metros y que bautizó con el sardónico nombre de
Half-Safe (Medio Seguro o Seguro a Medias), tomado del eslogan de la marca de
desodorante Arrid que decía: “Don’t be half-safe; use Arrid to be sure” (“No
esté medio seguro; utilice Arrid para estar seguro”).
Hubo que solucionar
algunos problemas inesperados, eso sí, como que la cabina se llenase de
monóxido de carbono. Pero a comienzos de 1948 se desplazaron hasta Montreal y
desde allí al puerto de Nueva York para iniciar su aventura con una primera
etapa que habría de determinar las posibilidades de éxito: atravesar el
Atlántico hasta las Azores. Zarparon en junio y se presentaron varios
obstáculos, caso de la corriente en contra que les empujaba hacia el Hudson o
la pérdida de contacto por radio, pero sobre todo la incapacidad del timón para
mantener el rumbo, que cinco días después les hizo desistir.
El Half-Safe zarpando de Nueva York en 1948. Imagen de dominio público en Wikimedia Commons.
Un segundo intento al mes
siguiente también fracasó, esta vez por un escape de monóxido que casi les
asfixia. A la tercera, ese mismo julio, tampoco fue la vencida por problemas
mecánicos. Inasequibles al desaliento, probaron una cuarta vez en agosto; un
petrolero los rescató a 430 kilómetros, tras días de intensa búsqueda por parte
de la Marina de EEUU porque estaban sin radio y a la deriva al estropearse el
cojinete de la hélice. El capitán del buque fue quien convenció al
desmoralizado matrimonio de seguir insistiendo.
Ahora bien, tuvieron que
hacer una pausa para reunir dinero. Elinore entró a trabajar en un despacho de
abogados y Ben consiguió el patrocinio de una empresa de salvamento marítimo,
con lo que a mediados de 1949 volvieron a la carga. Las pruebas habían revelado
la necesidad de más combustible, así que Carlin incorporó otros dos tanques que
llevaría a remolque, pintados además de amarillo reflectante para facilitar su
localización desde el aire si algo volvía a salir mal. También instaló unos
estabilizadores que les evitaran los fuertes mareos que sufrieron
anteriormente. Pero cuando llevaban medio centenar de kilómetros recorridos de
nuevo tuvieron que dar media vuelta al perder los depósitos remolcados.
El Half-Safe en plena travesía atlántical. Imagen Atavist.
Ben estaba profundamente
desanimado y ahora fue su mujer la que le persuadió para continuar. Seis meses
más tarde, sustituyendo los dos depósitos por un gran contenedor (también
arrastrado) que permitía llevar no sólo 3.337 litros de combustible sino también
36 de aceite y 136 de agua, partieron de Halifax para alcanzar, por fin, el
éxito. Arribaron a las Azores en un mes obteniendo gran repercusión mediática,
reportaje en la revista Life incluido. Desde el archipiélago portugués no
saltaron a Lisboa, como estaba previsto, sino a territorio español: primero las
Canarias y luego Río de Oro, desembarcando en febrero de 1951.
Desde allí siguieron por
carretera, y viajando de noche por las altas temperaturas, en dirección a
Europa. Pasaron por Casablanca y Gibraltar (cruzaron el estrecho navegando) y
recorrieron varios países antes de pasar el Canal de la Mancha y tomarse un
descanso en Inglaterra en enero de 1952. Como un huracán cerca de Canarias
había producido desperfectos en el Half-Safe hubo que someterlo a reparaciones,
para lo que Ben contó con la ayuda de un ex-compañero de la RAF que conocía de
la India.
La exposición pública del
vehículo y la publicación de un libro sobre la aventura que escribió el propio
Carlin titulándolo: Half Safe. Across the Atlantic in Jeep, sirvió para
recaudar más fondos y en 1955 el intrépido matrimonio reanudó su peculiar y
prolongada luna de miel cruzando el Canal a Francia para luego continuar hacia
Suiza, Italia, Yugoslavia, Grecia, Turquía, Siria, Jordania e Irak, países en
los que Ben ya había estado durante la guerra. Luego llegó el turno de Pakistán
y la India, embarcando al Half-Safe en un vapor que viajaba hacia Australia, ya
que habían agotado su presupuesto y no tenían para combustible.
Así fue cómo Ben pudo
reunirse con su familia décadas después. Pero en octubre de 1955 volvió a la
carretera partiendo de Perth para recorrer media isla y retornar a Calcuta en
otro buque. Hablo en singular porque Elinore estaba cansada del viaje, que le
producía fuertes mareos; en realidad también de su marido, por lo que se
divorciaron (puede decirse que lo hicieron en plena luna de miel) y ella se
marchó a EEUU. Ben entró en Birmania, donde se le unió un compatriota llamado
Barry Hanley junto al que recorrió el sudeste asiático: Tailandia, Indochina,
Japón, Hong Kong, Taiwán…
El vehículo en Copenhague
durante la gira de exposiciones europeas para recaudar fondos. Imagen: dominio
público en Wikimedia Commons.
Para entonces Ben se había
buscado otro compañero, el periodista estadounidense Boyé Lafayette de Mente,
quien le acompañó desde Tokio hasta Alaska, vía Kamchatka e Islas Aleutianas,
pese a que tuvieron broncas importantes y se separaron en Anchorage. Ben
condujo el Half-Self en solitario hasta Seattle, entrando en la ciudad en
noviembre de 1957 pero bajando a continuación por la costa oeste hasta San
Francisco para reencontrarse con su ex-esposa, que al fin y al cabo también
merecía su parte de protagonismo, y atravesar EEUU hacia Montreal.
Llegaron el 13 de mayo de
1958, completando así su vuelta al mundo; diez años duró, cubriendo una
distancia de 62.744 kilómetros por tierra y 17.780 por mar, visitando 38 países
e invirtiendo un total de 35.000 dólares. No fue fácil porque el vehículo
sufrió por el camino numerosas averías e incidentes que hubo que solucionar
sobre el terreno y, además de esfuerzo, costó también aquella ruptura conyugal.
Itinerario seguido por el Half-Safe. Imagen Alicia Freyle-Tango Media en PressReader.
Esto último lo compensó
Ben en 1963 al contraer matrimonio por tercera vez… sólo que se divorció,
también por tercera vez, poco después; eso sí, su nueva esposa le dio una hija.
Aquel audaz aventurero falleció en 1981 y Elinore lo hizo en 1996. El Half-Self
fue legado por su propietario a la Guildford Grammar School de Perth,
Australia, donde había estudiado de joven y que hoy en día tiene el vehículo
expuesto al público.
Fuentes: A crazy brave
west aussie v. the world (Gordon Bass en The Sunday Times)/Half-Safe. Across
the Atlantic by Jeep (Ben Carlin)/The last great australian adventurer. Ben
Carlin’s epic journey around the world by amphibious Jeep (Gordon Bass)/Once a
fool. From Tokyo to Alaska by amphibious Jeep (Boye Lafayette de
Mente)/Wikipedia. Jorge Álbarez, LBV: https://www.labrujulaverde.com/2018/04/el-matrimonio-que-dio-la-vuelta-al-mundo-en-un-vehiculo-anfibio-para-su-luna-de-miel
Revisión Y Diseño:
elcofresito.
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