¿Por qué los jóvenes estadounidenses se inclinan hacia el socialismo y en qué futuro creen?
Casi treinta años después de la caída del Muro de
Berlín y el colapso de los llamados regímenes socialistas en Europa del Este,
los sociólogos señalan que la mayoría de los jóvenes de EE.UU. están a favor
del socialismo y en contra el capitalismo.
La caída del muro de Berlín, Reuters.
La generación roja
Así, según un sondeo realizado por Gallup en el año 2018,
solo un 45 % de los estadounidenses de entre 18 y 29 años de edad está a favor
del capitalismo y un 51% apoya el socialismo. Además, el estudio GenForward,
realizado por científicos de la Universidad de Chicago, reveló que, de los
cuatro grandes grupos raciales, solo los blancos eligen mayoritariamente —un
54%— el sistema económico actual, mientras que los ciudadanos de origen
africano, asiático y latino simpatizan predominantemente con el socialismo.
"Hemos encontrado una tendencia preocupante hacia
la normalización de la connotación positiva del 'socialismo'", afirmó con
amargura la fundación Víctimas del comunismo (VOC), comentando su propio
estudio, que corroboró, en general, los datos de Gallup.
El fenómeno se hizo evidente en los años 2015 y 2016,
cuando Bernie Sanders, senador del Partido Demócrata que se denomina socialista
democrático, obtuvo un éxito inesperado en las primarias y logró crear una
movilización masiva y vencer en varios estados a Hillary Clinton. Finalmente
fue derrotado, según revelaciones de Wikileaks, debido entre otras cosas a las
maniobras de la élite del partido, preocupada por una posible victoria del
"radical" candidato.
A pesar de la derrota, los Socialistas Democráticos de
América (DSA, por sus siglas en inglés), organización política procedente del
viejo Partido Socialista de América, que le apoyó firmemente, lograron aumentar
en dos años el número de sus miembros desde 6.000 hasta 56.000 afiliados.
Este año, tras su anuncio de participación en los
comicios del 2020, Bernie logró recaudar más de 18 millones de dólares de
525.000 seguidores en tan solo 41 días de campaña electoral.
¿Qué socialismo quieren los
estadounidenses?
Los sondeos muestran que la mayoría de los ciudadanos
de EE.UU. entienden el socialismo de una manera muy distinta al concepto
tradicional.
Según el estudio de VOC, solo un 9 % de los encuestados
asocia la idea con las figuras de Karl Marx y Friedrich Engels. La referencia
más popular es Sanders, seguido por los líderes del ala liberal del Partido
Demócrata Barack Obama y Hillary Clinton y la política del 'New Deal' puesta en
marcha por Franklin D. Roosevelt durante la Gran Depresión.
La misma encuesta revela que los estadounidenses
suelen denominar como socialistas a los países desarrollados con una notable
regulación económica gubernamental, como Suecia, Canadá y Francia, mientras que
quedan atrás aquellos Estados que declaran explícitamente su carácter
socialista, como Venezuela, Cuba, China o Corea del Norte.
No resulta sorprendente que las dos definiciones de
socialismo más ampliamente compartidas por los encuestados implican una economía
de libre mercado, completada por un rol más o menos activo del Gobierno.
El socialismo democrático de
Sanders
Sanders, líder indudable de la izquierda de EE.UU.,
formuló su posición de manera más explícita en un discurso en la Universidad de
Georgetown en noviembre del 2015. Recordando el 'New Deal' (Nuevo trato) de
Roosevelt, se alineó con el concepto del estado de bienestar encarnado por este
presidente demócrata y abandonado por el país con el avance del neoliberalismo
a principios de los años 1980.
El senador por Vermont prometió reforzar la educación
pública y crear un sistema de salud gratuito, luchar contra el desempleo a
través del financiamiento de obras públicas, aumentar el salario mínimo hasta
los 15 dólares por hora, combatir la expansión de la industria petrolera y el
cambio climático, aumentar la tributación de las empresas más grandes del país
y reformar el procedimiento de las elecciones en EE.UU. para garantizar el
principio de "una persona, un voto".
“Hoy en día, en EE.UU., somos la nación más rica de la
historia del mundo, pero pocos estadounidenses lo saben, porque gran parte de
los nuevos ingresos y riquezas se destinan a las personas en la cima. De hecho,
en los últimos 30 años, ha habido una transferencia masiva de riqueza […] desde
la clase media a la décima parte del 1 % superior […]. La décima parte del 1 %
superior posee casi tanta riqueza como el 90 % inferior”.
"No creo que el Gobierno deba poseer los medios
de producción, pero sí creo que la clase media y las familias trabajadoras, que
producen la riqueza de EE.UU., merecen un trato justo. Creo en las compañías
privadas que prosperan, invierten y crecen en EE.UU. en lugar de enviar sus
trabajos y ganancias al extranjero", resumió en su interpretación del
socialismo. Bernie Sanders, candidato presidencial del Partido Demócrata
Esta visión es compartida por la también demócrata
Alexandria Ocasio-Cortez, otra personalidad emblemática del movimiento, elegida
como congresista nacional a sus 29 años.
"Cuando los 'millenials' hablan de conceptos como
el socialismo democrático (…) estamos hablando de países y sistemas que ya
existen y que ya han demostrado ser exitosos en el mundo moderno", afirmó
la política en una entrevista a Business Insider.
¿Socialismo democrático o
democracia social?
La mayoría de los expertos piensa que la retórica de
Sanders y Ocasio-Cortez no tiene mucho que ver con el socialismo. A pesar de
que el concepto puede interpretarse de maneras muy distintas, en su núcleo está
el imperativo de establecer el control de la sociedad sobre los medios de
producción, es decir, de los recursos y herramientas necesarias para el proceso
de trabajo. Al contrario de lo que declara Sanders, se trata no de un
perfeccionamiento del capitalismo, que podrá solo prolongar su existencia, sino
de un cambio total de las reglas del funcionamiento de la economía.
En efecto, las propuestas de Sanders, limitadas por la
idea del estado de bienestar, no van más allá de la política socialdemócrata,
que se reduce a una regulación estatal con el fin de tratar de prevenir las
crisis económicas y restringir las desigualdades sociales.
"Lo que quieren los estadounidenses que apoyan el
'socialismo' es en realidad lo que el resto del mundo llama democracia
social", resumió el premio Nobel de economía Paul Krugman.
Noam Chomsky, conocido filósofo y teórico del
anarquismo, corroboró esta definición: "[Sanders] es una persona decente y
honesta. (…) Pero está considerado un radical y un extremista. Es una
caracterización bastante interesante, ya que él es básicamente un demócrata del
'New Deal'".
A la izquierda de Sanders
Aunque el programa de Sanders no es suficientemente
avanzado como para calificarlo de socialista, este se convirtió en una figura
necesaria para la construcción de una nueva izquierda estadounidense, cuya
parte más activa supera a Bernie en radicalidad.
Así, el programa del DSA favorece abiertamente a la
propiedad colectiva sobre los medios de producción, admitiéndola en varias
formas, desde cooperativas hasta empresas públicas, gestionadas por
trabajadores y representantes de consumidores.
"Esto significa que tenemos que dirigir nuestros
lugares de trabajo y nuestro propio gobierno", cita New York Magazine a
Bianca Cunningham, copresidenta de la sección neoyorquina de la organización.
Julia Salazar, estrella en ascenso del socialismo
democrático elegida el año pasado en el Congreso del estado de Nueva York,
confirma que el objetivo final del movimiento debe consistir en la supresión
del capitalismo: "Un socialista democrático reconoce que el sistema
capitalista es inherentemente opresivo y está trabajando activamente para
desmantelarlo y para empoderar a la clase obrera y a los marginados en nuestra
sociedad".
"A largo plazo, los socialistas democráticos
quieren acabar con el capitalismo", explica Meagan Day, miembro del DSA, a
Vox. Opina que se puede llegar a este objetivo mediante grandes reformas que,
al menos inicialmente, se pueden llevar a cabo en colaboración con la parte más
progresista del Partido Demócrata. Subraya el peligro de un estancamiento en el
proceso, señalando que el estado del bienestar "puede mitigar las peores
desigualdades durante un tiempo, pero en el mejor de los casos se trata de una
tregua temporal entre los patrones y los trabajadores".
Las perspectivas de Sanders
En lo inmediato, el destino de la izquierda estadounidense
depende del resultado de la carrera electoral que está desarrollándose para los
comicios del 2020. Como en el 2016, se puede esperar que Bernie será la figura
más notable del espectro socialista y socialdemócrata apoyada por distintas
ramas de la izquierda.
Por ahora, parece que tiene una oportunidad de ganar
la nominación y convertirse en el candidato presidencial del Partido Demócrata.
Según una encuesta realizada en marzo por la Universidad de Monmouth, Sanders
contaría con el apoyo del 25 % de los miembros de su partido en las primarias.
Le precede Joe Biden, vicepresidente durante la Presidencia de Barack Obama,
con un 28 % de los votos. Sin embargo, la distancia entre los dos políticos
está reduciéndose con rapidez. Así, en enero, un 29 % de los demócratas optaba
por Biden y solo un 16 % lo hacía por Sanders.
Sin embargo, a diferencia de la situación de hace tres
años, ahora Sanders tiene que competir con otros representantes del ala
izquierda del Partido Demócrata. A pesar de que no se definen como socialistas,
estos comparten algunas de las propuestas más progresistas de Bernie. Así, por
ejemplo, Kamala Harris, Elizabeth Warren y Kirsten Gillibrand, que han apoyado
la versión más completa del sistema de salud gratuito universal propuesto por
Sanders, sumarían un 19 % de los votantes en las primarias, según este sondeo.
Al mismo tiempo, las elecciones presidenciales de
noviembre del 2020 serían probablemente las últimas para Sanders, que tendrá
entonces 79 años. En un contexto de sospechas acerca de que la edad avanzada
del candidato podría alejar a los votantes, este prometió nombrar como
candidato a vicepresidente a una persona más joven y de género distinto a él.
El destino de la izquierda en
EE.UU.
Cualquiera que sea la carrera electoral de Sanders, la
propagación del escepticismo hacia el capitalismo dentro de la sociedad
estadounidense resulta de la condición socioeconómica del país y tiene un
carácter objetivo, opinan los expertos.
"Si queremos entender por qué los 'millenials'
son como son, tenemos que tener en cuenta la mayor competencia entre los
trabajadores, el mayor aislamiento de los trabajadores entre sí, el
individualismo extremo de la sociedad estadounidense moderna y los problemas
generalizados de deuda y seguridad económica a los que se enfrenta esta
generación", dice a Vox Malcolm Harris, autor del libro 'Los niños de
estos días: la creación de los 'millenials'.
Los problemas enumerados por Harris son frutos del
neoliberalismo, la etapa vigente del capitalismo, que reemplazó en los años
1980 al concepto del estado de bienestar, explica el politólogo Robin Varghese.
La economía neo-liberal, caracterizada por el libre mercado, la opresión del
movimiento obrero y la reducción de los tributos corporativos, resultó en
décadas de estancamiento de los salarios y en un aumento del desempleo. Al
mismo tiempo, se ha completado una financialización de la economía mundial: las
corporaciones prefieren invertir en finanzas, ya que este sector ofrece
ganancias más grandes, en vez de desarrollar una producción real que aumente la
productividad del trabajo y los salarios.
En estas circunstancias, la frustración y el
descontento se extienden entre la sociedad, y, sobre todo, entre los jóvenes.
Una clara evidencia de este proceso es la popularidad inesperada de políticos
que cuestionan el poder de las élites tecnócratas, como Jeremy Corbyn en el
Reino Unido, Jean-Luc Mélenchon en Francia o Bernie Sanders en EE.UU.
Por ahora, no se puede predecir hasta qué punto
llegarán los cambios y la radicalización de la juventud en EE.UU. Sin embargo,
los socialistas advierten contra las medidas paliativas propuestas por la
izquierda socialdemócrata, que solo aplazarán la solución definitiva. "Hoy
el problema no es una crisis repentina del capitalismo, sino su funcionamiento
normal", sintetiza Varghese.
Fuente: Vladislav Fedyushin RT
Revisión y Diseño: elcofresito.
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