La caballería alemana en la Segunda Guerra Mundial
Estamos
acostumbrados a ver las imponentes columnas del ejército alemán formadas por
una gran cantidad de tanques, vehículos blindados, transportes de tropas y
camiones, pero gran parte del transporte pesado lo llevaron a cabo los
caballos.
En 1939,
el III Reich poseía 3’800.000 caballos. 885,000 fueron inicialmente a la
Wehrmacht como monturas, tiro y animales de carga. De estos, 435,000 caballos
fueron capturados en la URSS, Francia y Polonia. Se compraron caballos
adicionales en Hungría, Rumanía, Checoslovaquia e Irlanda.
Una
división de infantería alemana en el año 1939 incluía unos 1.143 vehículos de
tracción animal y 5.375 caballos, frente a menos de 950 vehículos a motor (sin
contar las motocicletas), algo que no cambió demasiado hasta el final de la
guerra.
Las
escuelas de equitación, caballos y jinetes alemanes fueron de la más alta
calidad y de 1930 a 1940 compitieron en todos los eventos ecuestres
internacionales importantes. Su mayor logro se dio en los Juegos Olímpicos de
1936 cuando el equipo alemán ganó seis medallas de oro ecuestres y una de
plata, dominando las tres disciplinas: doma, salto y militares, una hazaña que nunca
más se repitió.
Antes
de 1935, se llegaba hasta las 3.000 horas de entrenamiento básico del jinete en
la caballería alemana. Esto sentó una excelente base para las tropas montadas a
caballo, aunque a partir de ese momento, el entrenamiento del jinete se redujo
a un promedio de una hora por día, con los jinetes ahora entrenándose
principalmente en armas y estrategias de combate. Aunque su función principal
estaba dirigida al reconocimiento y exploración, los soldados de caballería
entrenaron tanto como la infantería. El entrenamiento fue riguroso, a menudo
realizaban más de 50 kilómetros al día en la silla, cada caballo además
soportaba más de 100 kilos entre jinete y equipo. La equitación también formaba
parte del entrenamiento en las academias de las SS, ya que lo consideraban como
parte del legado de los Caballeros Teutónicos.
Muchos
soldados alemanes estaban acostumbrados en la vida civil a cultivar las tierras
de labranza, en las que los animales, particularmente los caballos, eran una
parte importante de sus vidas. Tenían un vínculo especial con los animales, un
vínculo de sangre y tierra.
Miles
de soldados fueron a la guerra, con su caballo, en la caballería alemana. Sus
monturas fueron elegidas por comités especiales que compraron caballos de tres
años, que realizaron entrenamiento a partir de los cuatro y continuando durante
dos años más en un duro programa de adiestramiento. Los caballos de tiro
también entraron en servicio cuando los carros de carga se hicieron más
pesados. Algunos de los carros de transporte podían pesar de 600 kilogramos a
una tonelada y podrían requerir de cuatro a seis caballos para tirar de ellos,
especialmente a través del terreno difícil y las carreteras del frente oriental
no eran precisamente autopistas.
Al
comienzo de la guerra la caballería estaba formada por 16.400 soldados, de los
10.000 permitidos por el Tratado de Versalles. Estos soldados al comienzo llevaban
lanza, pero luego dieron paso a las carabinas. Ya en 1934, las motocicletas
empezaron a sustituir a los caballos y hasta 4 regimientos pasaron a ser de
infantería motorizada. Otros regimientos pasaron a ser unidades panzer. Los
caballos fueron empleados por otros elementos del Ejército, incluidos la
infantería, la artillería, los ingenieros, las unidades médicas y las unidades
de suministros.
Entrada
la guerra, las mujeres tomaron el rol de lo adiestradores de caballos por falta
de hombres por lo que se formaron las Bereiterinnen.
El
equipo de los jinetes estaba formado principalmente por el uniforme gris de la
Wehrmacht con cuero en el pantalón, así como botas de cuero suave, más altas
que las botas de marcha de los soldados de infantería. La mochila del soldado
incluía una sección de la tienda de la escuadra, que era usado como camuflaje,
gabardina o refugio. En muchos casos, era la única protección contra el
invierno ruso. Después de 1939, todos los oficiales llevaron el MP-38 y más
tarde la MP-40. Todos los demás llevaban la carabina estándar K98 de infantería
modificada a una longitud más corta.
Oficiales,
sargentos y personal médico también llevaron la Luger. Avanzada la guerra
algunas tropas de caballos recibieron los nuevos fusiles de asalto STG44,
predecesor de las modernas armas de infantería de hoy.
La
última división de caballería fue la 1ª, que tras la campaña en la Unión
Soviética de 1941/42 se convirtió en la 24ª División Panzer. En marzo de 1945,
las pocas tropas a caballo que quedaban tomaron parte en operaciones defensivas
en el Danubio. Se entregaron un buen número de estas unidades a los británicos,
con una última marcha a través de Wurttemberg en junio de 1945. Tras un breve
periodo de cautiverio hombres y monturas fueron liberados.
En
el caso de las dos divisiones de caballería que tenían las Waffen SS. Después
de luchar dos años en el Frente del Este, fueron aniquiladas por el Ejército
Rojo en la lucha por Budapest.
Las unidades
de caballería de la Wehrmacht compuestas por voluntarios cosacos anticomunistas
se rindieron a los británicos y fueron repatriados por la fuerza a los
soviéticos que los consideraban colaboracionistas y traidores. Los oficiales de
alto rango fueron ejecutados y la tropa sufrió condena en los Gulag, durante
años.
El
número de caballos y mulas utilizados por las fuerzas armadas alemanas
utilizados durante la guerra llego a una cifra próxima a los 2’750.000. De
estos, 750,000 murieron durante el conflicto. Aproximadamente el 80% del
transporte total de la Wehrmacht en el frente llegó a depender de los equinos.
Fuente:
El Cajón de Grisom:
Revisión
y Diseño: elcofresito
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