Los constructores de la ciudad de Petra, los Nabateos
El caso que nos atañe hoy, es una de aquellas extrañas situaciones en las que se conoce mejor la obra, es decir la célebre ciudad rosa de Petra, que a sus propios constructores. Hoy hablaremos de los nabateos uno de los pueblos preislámicos, que habitaron Oriente Próximo algunos siglos antes de la llegada de la islamización.
Espacio geográfico y contexto
temporal.
Hay que comenzar destacando las dificultades de hallar
unas fronteras fidedignas a la expansión del pueblo nabateo. Es de sobra
conocido que, durante la mayor parte de su historia, la capital del reino fue
la ciudad rosa de Petra, pero su ámbito de expansión traspasó las fronteras de
la actual Jordania, país que aparece como principal heredero de dicha cultura.
Sin ir más lejos se han hallado la presencia de los nabateos en la actual
Arabia Saudí, concretamente en la localidad de Madain Saleh situada a 600 km al
sur de Petra, y antiguamente conocida como Hegra, donde se hallaron los restos
de más de 130 tumbas nabateas. Otros lugares que se asignan al Reino Nabateo
son la ciudad costera de Gaza en Israel de donde partían los barcos con destino
a los reinos de los diadocos, e incluso grandes ciudades como Damasco y
Palmira.
En lo referente al nacimiento de la cultura nabatea
debemos remontarnos al controvertido primer milenio a.C. La zona del desierto
de Arabia es ocupada durante la mayor parte de dicho milenio por las tribus
nómadas arameas, que deambularán por el mismo en busca de pastos para sus
rebaños, y que se irán asentado progresivamente para conformar pequeños
estados. Muchos de ellos nos aparecen relatados en el Antiguo Testamento,
concretamente Edom y Moab que acabarán siendo absorbidos por el pueblo nabateo.
Sin ir más lejos Petra antes que nabatea fue la capital edomita.
En cuanto al contexto temporal, la época de mayor
esplendor del pueblo nabateo será aproximadamente entre los siglos IV a.C. y I
d.C. Por lo tanto, es evidente que, tras las conquistas de Alejandro Magno, la
mayor parte de su historia estuvo sometida a un cierto proceso de helenización,
hecho que se puede corroborar en los elementos constructivos de la ciudad de
Petra. Aunque durante la posterior época de ocupación romana mantendrán
esporádicos periodos de cierta independencia, e incluso célebres revueltas.
Breve historia del Reino Nabateo.
La primera mención explícita de los nabateos aparece
en el año 312 a.C. Aunque efectuada tres siglos después por Diodoro Sículo, que
nos narra la batalla entre los diadocos de Alejandro Magno por tener el poder
de la ciudad de Gaza, en aquellos momentos bajo el control de nuestros
protagonistas. Sin duda el gran poder que atesoraba dicha ciudad era la salida
al mar de los productos comerciales orientales.
La otra gran fuente para el conocimiento de los
nabateos es el Antiguo Testamento, concretamente el libro segundo de los
Macabeos, que nos presenta al poderoso rey de los nabateos, Aretas. Es evidente
que no debió ser el primero y por lo tanto en el año 168 a.C., podemos decir
que ya existían las estructuras de un Reino Nabateo.
Las mismas fuentes nos revelan que el mayor esplendor
de dicho reino fue en torno el siglo I a.C., cuando el rey Obodas I consigue
vencer el asedio al que fue sometida la ciudad de Petra por parte de las
fuerzas seleúcidas, comandadas por Antioco XII. La muerte en combate de este
último fue bien recibida en la ciudad de Damasco, donde sus habitantes se
levantaron en armas contra la opresión ejercida por los seleúcidas. Tras acabar
con el gobierno de estos últimos, Aretas III sucesor de Obodas I lleva al reino
nabateo al primer orden dentro de Próximo Oriente, para convertirlo
definitivamente en la principal entidad política de la zona.
Los Nabateos contra Roma.
Desde ese momento, año 84 a.C., Damasco, una de las
ciudades más importantes de la época en Próximo Oriente, se convierte en la
obsesión de romanos y nabateos. Si esos últimos ya tenían el control de Petra,
su capital, tener el control de la gran ciudad siria les hacía realmente
peligrosos para los intereses romanos. De tal manera que en el año 64 a.C.,
Pompeyo ordena a su gobernador en Siria, Escauro, que reduzca a los nabateos,
estos últimos pierden el control de Damasco pero se hacen fuertes en la capital
Petra, alrededor de seis años duró esta primera guerra entre romanos y
nabateos, los cuales no perdieron el control de Petra, pero si se vieron
obligados a rendir tributos a Roma, en este caso mediante la entrega de plata.
Este aspecto no fue óbice para que los nabateos
tuvieran su máximo cénit como reino durante el mandato de Aretas IV (9 aC.-40
dC.). Recuperada Damasco su ámbito de expansión llegaba desde esta ciudad a la
comentada de Hagra, situada más de 1000 km al sur. Es decir, el control del
comercio entre oriente y Europa pasaba inexorablemente por los dominios
nabateos. Buena prueba de ello es el hallazgo en Puzzuoli, municipio de la
Campania italiana, de un templo nabateo. Sin duda la prueba inequívoca del
control comercial que los nabateos llegaron a ostentar.
Tras la muerte de su rey más importante, el reino
nabateo iniciará un declive sin vuelta atrás. Dos reyes más ostentaron el
poder, Malichus II y Rabbel II, pero ninguno de los dos reflotó el reino.
Cuando Trajano puso sus pies en el Próximo Oriente instauró una nueva provincia
romana, de nombre Arabia Petrea, posiblemente inspirado en las magníficas
construcciones nabateas, tras ello cambió la capital de Petra a Bosra, de tal
manera que la bella ciudad nabatea perdió todo el interés para las rutas
comerciales, lo cual supuso su progresivo abandono. Tras Bosra el control
comercial pasó a Palmira, todas las rutas caravaneras que habían hecho parada
en Petra dos siglos antes, ahora lo hacían en dicha ciudad. Seguramente los
comerciantes seguían siendo los mismos nabateos, de tal manera que el
levantamiento Zenobia, la reina de Palmira, contra el Imperio romano es visto
como el último intento de resurgir al Pueblo Nabateo.
¿Cómo eran los Nabateos?
Nadie mejor que el griego Estrabón para definir a los
nabateos, a buen seguro su amigo el filósofo Athenodoro que convivió con ellos
en Petra, le dio las señas precisas para describírnoslos.
Los mejores comerciantes del
Próximo Oriente.
Aunque ya ha quedado constatado al hablar de su
historia, el comercio fue la actividad principal, o al menos la más
trascendental, de estos pastores de cabras y ovejas tras conseguir
sedentarizarse. Indudablemente su pasión por el dinero está detrás de esta
actividad, ¿o lo mejor fue al revés? Según Estrabón:
“Los nabateos son gente moderada y tan laboriosa que
castigan públicamente a los que disminuyen sus bienes y honran a los que los
aumentan”
Los nabateos fueron los mejores proveedores de los egipcios,
griegos y romanos, de sus tierras salía por ejemplo el asfalto utilizado por
los egipcios para embalsamar los cadáveres. Pero también se convirtieron en
excelentes intermediarios de productos; en el sur de la Península Arábiga se
hacían con el arrayán y el incienso, dos productos muy demandados en la época.
De la India exportaban los productos exóticos que inundaban los mercados
griegos y romanos, entre ellos, especias, sedas, o ricos perfumes. Todo este
negocio le sirvió para hacer de Petra una de las ciudades más admiradas del
Próximo Oriente, efecto que incluso ha llegado a nuestros días.
Algunas curiosidades de los
nabateos que nos describió Estrabón.
El historiador griego nos describe a los reyes
nabateos, como monarcas al servicio del pueblo, en una época precisamente donde
las figuras de sus homónimos helenísticos son todo lo contrario, ya que
encarnan la figura de reyes que se separan de su pueblo para ponerse al lado de
Dios. De ahí que posiblemente le llamó la atención la actitud de estos reyes,
para describírnosla de la siguiente forma:
“El rey es de tendencia democrática y, en vez de ser servido,
él sirve a otros. Muchas veces presenta en público sus cuentas al pueblo, y
otras veces incluso las acciones de su vida privada”
Otro de los aspectos que nos puede llamar la atención
es su manera de despedir a los que pasan a la otra vida. Resulta extraño que
una ciudad como Petra con tantas riquezas y suntuarias tumbas al menos por
fuera, no de ninguna importancia a este hecho, de ahí que se suele decir que es
una ciudad de cara al exterior, con sus interiores vacíos. Así despedían a sus
muertos los nabateos:
“Creen que los cuerpos muertos son como estiércol.
Como afirma Heráclito: los cadáveres hay que arrojarlos como abono amontonado.
Por esta razón, entierran incluso sus reyes al lado de sus retretes”
Aunque no es intención de este artículo describir y
dar a conocer la ciudad de Petra, sino a sus habitantes y a su historia. No
podemos dejar pasar por alto, que estamos ante una de las “nuevas siete
maravillas del mundo moderno”. De ahí que la breve descripción que hizo
Estrabón de esta ciudad merezca ser recordada:
“La capital de los nabateos se llama Petra, porque se
extiende por una planicie, pero alrededor está rodeada de rocas; fuera de ella
hay arroyos y dentro de la ciudad hay fuentes abundantes de agua corriente y
para regar sus jardines”
La religión de los nabateos.
Es el último aspecto que me gustaría destacar, por el
simple motivo de dar a conocer la postura que algunos expertos como José María
Blázquez, entre otros cargos miembro hasta su fallecimiento de la Real Academia
de la Historia, tienen versus a la posibilidad que el islam pudiera tener un
origen remoto en Petra.
Previa llegada de Mahoma a La Meca para instaurar el
monoteísmo del mundo árabe con la figura de Alá, la religión preislámica estaba
presidida por un prolífero panteón de dioses. Entre ellos destacaban tres que
eran los más venerados en las antiguas tumbas nabateas, en concreto Dushara el
dios nabateo de la fertilidad, Manatu la diosa nabatea de la muerte y sobre
todo Allat, elegida para ocupar el puesto de hija en el Panteón del Dios Allah,
este último se acabará convirtiendo por medio de Mahoma en el único dios del
mundo islámico.
Fuente: José Mari, Caminando por la Historia
Revisión y Diseño: elcofresito
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