LOS SIETE VIAJES DE LA FLOTA DEL TESORO: UNA EPOPEYA NAVAL CHINA EN EL SIGLO XV
Hace tiempo dedicamos un artículo a la figura de Zheng
He, un navegante chino que abrió nuevas rutas mercantiles en la primera mitad
del siglo XV llegando hasta África (y a América, según algunos, aunque no hay
ninguna prueba y se cree que jamás navegó en esa dirección). He comandaba la
Flota del Tesoro, llamada así porque algunas de las naves que la componían eran
los colosales baosuchuanes (Barcos del Tesoro), los mayores jamás construidos
en madera, y al frente de esa insólita escuadra realizó siete viajes entre 1405
y 1433 para el emperador Yongle de gran importancia cartográfica, comercial y
diplomática. Ésta es su historia.
El verdadero nombre de Yongle era Zhu Di; el otro no
es más que un apodo que significa ‘eterna felicidad’. Fue el tercer emperador
de la dinastía Ming y bajo su mandato China alcanzó su máxima expansión
territorial al reunir un poder absoluto que le dejó las manos libres para
reformar en profundidad las estructuras estatales, dotándolas de una
administración eficiente que permitió recuperar la economía, maltrecha tras una
guerra civil. Pero probablemente su actividad más intensa fue la diplomática,
estableciendo relaciones con multitud de reinos.
El emperador Yongle, Imagen de dominio público en Wikimedia Commons
Ello se debió a la iniciativa de los eunucos, cuyo
papel en el gobierno había restablecido Yongle tras una etapa de proscripción,
desafiando así el tradicional aislamiento chino que promulgaba el
confucianismo. Fue precisamente un eunuco el protagonista de aquella política
de apertura: Ma He, llamado por los chinos Ma Sambao, un musulmán de la etnia
hui que fue capturado durante una razia en la provincia de Yunnan. Adiestrado
como soldado, ascendió en el escalafón gracias a su participación en la guerra
contra los mongoles hasta convertirse en un veterano militar que se ganó el
derecho a tener un nombre chino. Y le pusieron Zheng He.
El anterior emperador, padre de Yongle, había
construido una considerable flota que, a partir de 1403, su hijo amplió aún más
hasta el millar y medio de unidades, dotándola de 300 de los citados
baosuchuanes, acordes a la condición de megalómano que se le atribuye. Aunque
los había de varios tipos y tamaños, se cuenta que los más grandes alcanzaban
137 metros de eslora y 55 de manga, enarbolando hasta 9 mástiles. Hay expertos
que rebajan esas medidas porque de ser reales resultarían barcos muy difíciles
de gobernar y porque creen que no se debe interpretar las fuentes originales al
pie de la letra.
Corte de un baosuchuán de la flota del Tesoro (Stephen Biesty). Imagen, Stephen Biesty-Illustrator
En cualquier caso, todas aquellas embarcaciones eran
necesarias por una curiosa razón: Yongle quería buscar a su predecesor,
Jianwen, del que la leyenda decía que se había exiliado tras morir en un
incendio con su mujer e hijo y no hallarse nunca el cadáver. Una especie de
sebastianismo que en realidad tenía causas más mundanas: China sufría problemas
de abastecimiento debido al bloqueo terrestre a que estaba sometida desde
tiempos de Tamerlán, así que se imponía la necesidad de buscar salidas por mar.
Superando las reticencias de buena parte de la corte, los eunucos proyectaron
una gran expedición naval con la llamada Xiafan Guangjun (Armada Expedicionaria
Extranjera), más conocida hoy como Flota del Tesoro, en alusión a los 62
baosuchuanes que tenía.
Era una extraña combinación de 317 buques de guerra,
mercantes y auxiliares, construidos casi todos en los descomunales astilleros
de Longjiang y puestos bajo el mando de uno de los suyos, Zheng He, a quien
Yongle entregó pergaminos en blanco con el sello imperial para poder improvisar
órdenes. Con él viajaban unos 28.000 hombres, entre marineros, soldados,
artesanos y otros oficios diversos considerados de utilidad. En la primavera de
1405 se promulgó un edicto, confirmado en julio, indicando la inminente
partida. El emperador despidió a sus capitanes con un gran banquete y ese otoño
los barcos zarparon de Nankín, por entonces la capital.
Otra visión de la flota del Tesoro (Anthony Lyon). Imagen, Pinterest
Navegaron organizados en grupos en dirección a
Taiping, donde iban a fondear para pasar la temporada del monzón. Luego se
hicieron a la mar de nuevo por el Índico. Pasaron por Fujian, Champa, Java,
Malaca, Aru, Semudera, Lambri, Ceilán, Quilon y Calicut, aunque antes de llegar
a Ceilán se separaron y algunas unidades se acercaron a las Islas Andamán. En
Calicut (actual Kozhikode, en el extremo sudoeste de la India) estuvieron
cuatro meses y después emprendieron el regreso a China, entablando combate por
el camino con la flota del pirata Chen Zuyi, dueño del Estrecho de Malaca, al
que derrotaron contundentemente ejecutándole junto con buena parte de los
suyos.
El 2 de octubre de 1407 arribaron a Nankín llevando
consigo grandes riquezas y, lo más importante, embajadores extranjeros
dispuestos a ser tributarios de China. Además, el emperador premió a Zheng He y
sus capitanes, Wang Jinghong y Hou Xian, por la victoria ante Chen Zuyi. Pero
aquel éxito no hizo sino acrecentar su interés, por lo que ese mismo mes
dispuso que se preparase una segunda expedición. Zarpó a finales de año o
principios del siguiente, no estando claro si con He al frente o no pero sí que
era algo menor, de 68 unidades.
Recorrió un itinerario similar al anterior, aunque
esta vez no fue a Ceilán; se centró en Calicut, con cuyo rey Mana Vikraan se
había firmado una alianza. También se llevó a cabo una operación de castigo
contra Java, enemistada con China desde tiempo atrás, que aceptó pagar una
jugosa indemnización para evitar llegar a la guerra, y se guardó en las bodegas
un gigantesco cargamento de incienso obtenido en las Andamán ya durante el
retorno. Este finalizó con el desembarco en Nankín en el verano de 1409.
El apresamiento de Alakeshvara por Zheng He. Imagen, Pinterest
Antes, en febrero, se había dictado una orden a Zhen
He para preparar otro viaje, de ahí la confusión sobre si formó parte del
segundo o no. En cualquier caso, sí iba al mando de la flota de 48 naves que
partió ese otoño hacia la misma zona. El episodio que caracterizó esta tercera
singladura ocurrió, al igual que antes, durante el regreso. También hubo
parecido en que se trató de una operación punitiva, en este caso contra
Alakeshvara, rey de Kotte (un reino de Ceilán), que solía apadrinar incursiones
piratas contra China. Zhen He derrotó a su ejército, tomó la capital y le
apresó, llevándoselo cautivo a Nankín. Llegó en junio de 1411 y el emperador
terminó liberándolo porque, entretanto, se había aupado al poder otra dinastía
más empatizante hacia los chinos.
La Flota del Tesoro arriba a una playa indonesia (Anthony Lyon). Imagen Fine Art America
El cuarto viaje zarpó del mismo puerto a finales de
1413 con una doble misión: devolver a sus países a los delegados diplomáticos
que habían firmado acuerdos con China y sobrepasar el punto máximo alcanzado
hasta entonces, que era Calicut. Así fue cómo aquella flota de 63 barcos llegó
a las Islas Maldivas, Java y Sumatra, lugar este último donde los chinos
depusieron por las armas a Sekandar, el usurpador del trono de Semudera (un
sultanato musulmán) para reponer al legítimo Zain al- ‘Abidin, más favorable a
sus intereses. El 12 de agosto de 1415 estaban otra vez en Nankín y entregaron
a Sekandar al emperador, que ocupado en la guerra contra los mongoles no quiso
perder tiempo y mandó ejecutarlo.
Yongle volvió a la capital en noviembre de 1416 para
despedir a otra veintena de embajadores y, por tanto, ordenar un quinto viaje
que empezó el 12 de abril de 1417 con un primer alto en Quanzhou para cargar
porcelanas y otras mercaderías, ya que se pretendían abrir nuevos mercados.
Prueba de ello es que se han encontrado algunas de esas piezas en el litoral de
Oriente Medio y el continente africano: Ormuz, Yemen, Mozambique, Somalia,
Kenia… En alguno de esos sitios los chinos tuvieron que hacer demostraciones de
fuerza al no ser bien recibidos.
El emperador Yongle admirando una jirafa traída de África. Imagen Pinterest
El regreso tuvo lugar en el verano de 1419 y una vez
más se llevaron 16 embajadores, que se presentaron ante el emperador con
exóticos regalos; entre ellos una amplia colección de fauna africana variada
que causó gran sensación en la corte, especialmente una jirafa. Paralelamente,
Zheng He siguió acumulando recompensas imperiales y enriqueciendo su
patrimonio. Pero también su prestigio, de ahí que se le designara una vez más
para el viaje que debía devolver la cortesía a esos delegados de tan lejanos
reinos, enviándoles esa riqueza exclusiva y secreta que eran las confecciones
de seda.
Para ahorrar tiempo, la flota se dividió en varias
escuadras más pequeñas y los embajadores se repartieron en ellas por zonas de
procedencia. Luego se reagruparon en Calicut para hacer juntas la ruta de
retorno, haciendo una escala en Siam. Estaban en China el 3 de septiembre de
1422 con enviados de ese reino sin imaginar que, en mayo del año anterior, el
emperador había decidido poner fin a los viajes de la Flota del Tesoro para
centrar atención y recursos en la guerra contra los mongoles, que continuaba
activa. Los barcos se destinaron así a cuestiones defensivas.
Zheng He navegando. Imagen Pinterest
Yongle falleció en agosto de 1424 y le sucedió su
primogénito Gaozhi, más conocido como Hongxi, que no confiaba en los eunucos y
los relegó, por lo que con ellos quedaron postergadas aquellas aventuras
marítimas. Además, su deseo era trasladar la capital de Nankín a Pekín, por lo
que la primera quedó como una ciudad más con la flota sirviendo de guarnición,
a cuyo mando puso a Zheng He. Pero Hongxi reinó poco; un ataque al corazón puso
fin a su vida en mayo de 1425 y el trono fue ocupado por Xuande, que restituyó
a los eunucos. Volvía a abrirse la puerta al mar.
Y, en efecto, en 1430 el emperador encargó a He el que
sería el séptimo y último viaje, destinado a renovar las relaciones
diplomáticas con los reinos y territorios anteriores. La Flota del Tesoro al
completo, tres centenares de buques, zarpó el 19 de enero de 1431 y fue tocando
los puertos que había conocido en las otras singladuras: Java, Malaca, Sumatra,
Ceilán, Calicut, Ormuz… El 9 de marzo de 1433 emprendió la vuelta, en la que se
accedió de forma directa (recalando en sus puertos) o indirecta (enviando
misiones por tierra) a nuevos sitios como las Islas Laquedivas, La Meca o
Bengala. Sin embargo, Zheng He falleció antes, siendo sepultado en la mar, así
parece confirmarlo que su tumba de Nankín esté vacía.
El 22 de julio de 1433 sus oficiales se presentaron en
Pekín ante el emperador, que los colmó de regalos y premios, aparte de recibir
a 11 nuevos embajadores. La China Ming se había convertido en una potencia
naval, atrayendo un buen número de tributarios, extendiendo una red comercial
que enriqueció su economía y colocando su pabellón en tierras inéditas hasta
entonces pero ya no hubo más viajes, por lo que la presencia de los chinos en
el Océano Índico se mantuvo ya sólo en el ámbito de marinos y comerciantes
privados, dejando libre el paso a los wako (piratas orientales).
La Flota del Tesoro no volvió a navegar como tal sin
que se sepa la razón, aunque sin duda influyó la recuperación del poder de los
funcionarios civiles en perjuicio de los eunucos. Se los culpó de la derrota
ante los mongoles y la consiguiente captura del emperador Jungtong en 1449, por
desviar recursos a sus aventuras marítimas, retomándose el ancestral
aislacionismo confucianista. Una de las teorías que los historiadores
consideran más probable es que toda la flota fuera destruida intencionadamente,
para evitar nuevas aventuras.
Fuentes: En torno al renacimiento de China (Eugenio
Bregolat) /Civilización. Occidente y el resto (Niall Ferguson) /Zheng He’s
voyages down the western seas (Gobierno Popular de la Provincia de Junian, ed)
/1421. The
year China discovered the world (Gavin Menzies)/When China ruled the seas. The
Treasure Fleet of the Dragon Throne, 1405–1433 (Louise Levathes)/Wikipedia. Jorge Álvarez. La Brújula Verde https://www.labrujulaverde.com/2018/05/los-siete-viajes-de-la-flota-del-tesoro-una-epopeya-naval-china-en-el-siglo-xv
Revisión y Diseño: elcofresito
Comentarios
Publicar un comentario
Todos los comentarios deberán guardar el respeto y la consideración hacia los demás, así como el uso de términos adecuados para explicar una situación. De no cumplirse con estos requisitos los comentarios serán borrados.