HIROSHIMA Y NAGASAKI: EL HORROR Y LA TRAGEDIA QUE VIVIÓ EL PUEBLO JAPONÉS EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
En 1945 Estados Unidos y Japón llevaban cuatro años enfrentados en la Guerra del Pacífico, uno de los mayores escenarios de la Segunda Guerra Mundial.
El 26 de julio de ese
año el presidente de EE.UU., Harry Truman, lanzó un ultimátum contra los
japoneses.
Les exigía una
"rendición incondicional", de lo contrario, les esperaba "una
destrucción rápida y absoluta".
El mensaje de Truman
no mencionaba el uso de bombas nucleares.
Sin embargo, estos
artefactos eran parte del arsenal que EE.UU. tenía listo como parte de su
estrategia para zanjar el conflicto.
El 16 de julio EE.UU.
había ensayado con éxito la bomba Trinity, la primera arma nuclear que se
detonaba en el mundo.
"Tan pronto supieron que la bomba nuclear funcionaría, se asumió que la usarían", explica a BBC Mundo Michael Gordin, historiador especializado en ciencias físicas en la Universidad de Princeton y coeditor del libro "La era de Hiroshima".
"La discusión
entre los militares no era si la usarían, la pregunta era cómo la
usarían", añade Gordin. "Y la forma más efectiva de usarla sería llevar
a la rendición de Japón".
Las razones que
llevaron a EE.UU. a lanzar las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki aún
son objeto de debate, pero las consecuencias son evidentes hasta hoy.
Este es el recuento
de los primeros y hasta ahora únicos ataques con bombas nucleares de la
historia.
HIROSHIMA
6 de
agosto de 1945 | 8:15 a.m.
El primer blanco elegido fue Hiroshima. La ciudad no había sido bombardeada antes, así que era un buen lugar para notar los efectos de la bomba. Además, era la sede de una base militar.
El Enola Gay, un
bombardero B-29 pilotado por el coronel Paul Tibbets, sobrevolaba Hiroshima a
unos 9,5 km de altura cuando liberó la bomba Little Boy, que explotó en el
aire, a unos 600 metros del suelo.
"A las 8:14 era
un día soleado, a las 8:15 era un infierno", describe en un documental del
canal Discovery Kathleen Sullivan, directora de Hibakusha Stories, una
organización que recopila testimonios de sobrevivientes de las bombas.
El mecanismo interno de Little Boy funcionaba como una pistola: disparaba una pieza de Uranio 235 contra otra del mismo material.
Al chocar, los
núcleos de los átomos que las componían se fraccionaron en un proceso llamado
fisión.
Esa fisión de los
núcleos ocurre de manera consecutiva, generando una reacción en cadena en la que
se libera energía y finalmente desata la explosión.
Little Boy llevaba
una carga de 64 kilos de Uranio 235, de los que se calcula que solo se
fisionó cerca del 1,4%.
Aun así, la explosión
tuvo la fuerza equivalente a 15.000 toneladas de TNT.
Como referencia, tan
solo un kilo de TNT puede ser suficiente para destruir un automóvil.
La explosión generó
una ola de calor de más de 4.000 °C en un radio de aproximadamente 4,5 km.
"De repente me enfrenté a una gigantesca bola de fuego… Luego vino un ruido ensordecedor. Era el sonido del universo explotando", le contó Shinji Mikamo, sobreviviente de Hiroshima, a la BBC.
Se cree que entre
50.000 y 100.000 personas murieron el día de la explosión.
La ciudad quedó
devastada en un área de 10 km2. La explosión se sintió a más de 60 km de
distancia.
Dos tercios de los
edificios de la ciudad, unos 60.000, quedaron reducidos a escombros.
El intenso calor
produjo incendios que durante tres días devoraron un área de 7 kilómetros
alrededor de la zona cero.
Japón no se rindió.
Tres días después,
EE.UU. lanzó una segunda bomba nuclear.
NAGASAKI
9 de
agosto de 1945 | 11:02 a.m.
Nagasaki no estaba en la lista de objetivos prioritarios.
Su topografía
accidentada y la cercanía de un campo de prisioneros de guerra aliados, la
convertían en un blanco secundario.
Entre los objetivos
principales estaba Kokura, una ciudad con zonas industriales y urbanas en
terrenos relativamente planos.
El día del ataque,
sin embargo, Kokura estaba "cubierta de bruma y humo", según el
reporte de los pilotos.
La tripulación tenía
órdenes de elegir visualmente el objetivo que maximizara el alcance explosivo
de la bomba.
Fue así que se
desviaron a Nagasaki.
El bombardero
Bockscar, un B-29 pilotado por el mayor Charles Sweeney, dejó caer la bomba Fat
Man, que explotó a 500 metros sobre el suelo.
La bomba Fat Man estaba hecha de Plutonio 239.
Era un material más
fácil de conseguir y más eficiente, pero requería un mecanismo más complejo
para utilizarlo.
El Plutonio 239 no
era puro.
Esto podría causar
una reacción en cadena prematura, con lo cual se perdería gran parte del
potencial de la bomba.
Se usó un mecanismo
de implosión, para activar la bomba antes de que ocurriera esa fisión espontánea.
Fat Man tenía una
carga de 6 kilos de plutonio, pero se calcula que solo logró fisionarse 1
kilo.
Fue suficiente para
liberar una energía equivalente a 21.000 toneladas de TNT.
La explosión fue más
fuerte que la de Hiroshima, pero el terreno montañoso de Nagasaki, ubicada
entre dos valles, limitó el área de destrucción.
Aun así, se calcula
que murieron entre 28.000 y 49.000 personas el día de la explosión.
En Nagasaki la bomba destruyó un área de 7,7 km2. Cerca del 40% de la ciudad quedó en ruinas.
Escuelas, iglesias,
hogares y hospitales se derrumbaron.
"El lugar se
convirtió en un mar de fuego. Era el infierno. Cuerpos quemados, voces pidiendo
ayuda desde edificios derrumbados, personas a quienes se le caían las
entrañas…", le dijo a la BBC Sumiteru Taniguchi, sobreviviente de
Nagasaki.
TOKIO
2 de
septiembre de 1945
Tras
las bombas de Hiroshima y Nagasaki, Japón presentó su rendición.
"Hemos decidido
allanar el camino para una gran paz para todas las generaciones venideras,
soportando lo insoportable y sufriendo lo insufrible", dijo el emperador
japonés Hirohito, dirigiéndose a sus ciudadanos.
La rendición oficial
se firmó el 2 de septiembre, a bordo del USS Missouri en la Bahía de Tokio.
Se ponía fin así a la
Segunda Guerra Mundial.
La
brutalidad de la bomba
En una fracción de
segundo tras la explosión de una bomba atómica, se liberan rayos gamma,
neutrones y rayos X que salen disparados a una distancia de 3 km.
Estas partículas
invisibles bombardean todo lo que encuentran a su paso, incluyendo los cuerpos
humanos, y destruyen sus células.
En la bomba de
Hiroshima, por ejemplo, resultaron letales para el 92% de las personas que
estaban en un radio de 600 metros del punto cero.
Los sobrevivientes de
las explosiones, conocidos como hibakusha, sufrieron las devastadoras
consecuencias del intenso calor y de la radiación.
De manera inmediata, sufrieron quemaduras que les arrancaron la piel y los tejidos.
"Sentí un dolor
punzante que se extendió por todo mi cuerpo. Fue como si un balde de agua
hirviendo cayera sobre mí y me restregara la piel", dijo Shinji Mikamo,
sobreviviente de Hiroshima, a la BBC.
La exposición al
material radiactivo les causó náuseas, vómitos, sangrado y la caída del pelo.
"Era tanto el
dolor que sentía cuando me curaban, cuando extraían las gasas una por una, que
muchas veces quedaba al borde de la inconsciencia", recuerda Senji
Yamaguchi, sobreviviente de Nagasaki.
Con el tiempo, algunas personas desarrollaron cataratas y tumores malignos.
En los 5 años
posteriores a los ataques, entre los habitantes de Hiroshima y Nagasaki
aumentaron drásticamente los casos de leucemia.
Diez años después de
los bombardeos, muchos sobrevivientes desarrollaron cáncer de tiroides, de seno
y de pulmón a una tasa superior a la normal.
Además, la salud mental de los hibakusha también se vio afectada por haber presenciado un acto tan atroz, haber perdido a seres queridos y por el miedo a desarrollar enfermedades por causa de la radiación.
Algunos de ellos
vivieron condenados a estar confinados en un hospital.
Muchos sufrieron
discriminación por su aspecto físico y por la creencia de que acarreaban
enfermedades.
Otros vivieron con un
sentimiento de culpa por no haber podido salvar a sus seres queridos.
La
vida después de la bomba
"Traté unos 6.000 pacientes, quizás 10.000. Después de eso no quise continuar mi carrera como doctor. Todas las personas que vi murieron, una tras otra. No hubo nadie a quien pudiera salvar".
Shuntaro Hida,
Hiroshima
"Todavía siento miedo de que se me puedan manifestar las consecuencias de la radioactividad y morir en cualquier momento".
Yasuaki Yamashita,
Nagasaki
"Dos personas muy heridas se me acercaron y solo decían 'agua, agua'. Yo les di de beber y luego murieron frente a mí. Comencé a culparme porque sentía que los había matado. Me sentí así durante más de 10 años".
Keiko Ogura,
Hiroshima
"Aún siento rabia de que EE.UU. haya lanzado la bomba contra gente inocente, gente que no tenía manera de defenderse".
Yoshiro Yamawaki,
Nagasaki
Hoy Hiroshima y Nagasaki
son importantes ciudades industriales y comerciales.
Ambas tienen plazas y
museos donde se rinde homenaje a las víctimas.
Los hibakushas que
aún viven rondan los 80 años.
Algunos se
convirtieron en activistas en contra de la proliferación de armas nucleares y
compartieron sus historias como una manera de recordar los horrores de la
guerra.
La devastación que
causaron las bombas de Hiroshima y Nagasaki desataron, hasta hoy, un intenso
debate sobre si fue necesario un ataque de tal envergadura sobre la población
civil.
Desde entonces ningún
otro país se ha atrevido a usar una bomba atómica en un conflicto armado.
Fuente: Carlos
Serrano, BBC NEWS MUNDO
https://www.bbc.com/mundo/resources/idt-67d6f259-8dcb-480e-94c3-b208e8f279a2
Revisión y Diseño:
elcofresito
Comentarios
Publicar un comentario
Todos los comentarios deberán guardar el respeto y la consideración hacia los demás, así como el uso de términos adecuados para explicar una situación. De no cumplirse con estos requisitos los comentarios serán borrados.