¿CÓMO DESAPARECIÓ REPENTINAMENTE LA CASCADA SAN RAFAEL, LA MÁS ALTA DE ECUADOR?
El 2
de febrero anterior algo muy extraño pasó en el Parque Cayambe Coca, en la
Amazonía de Ecuador. La emblemática cascada San Rafael, ubicada en el río Coca,
entre las provincias de Napo y Sucumbíos, desapareció del lugar en el que se
encontraba desde hace miles de años.
La
caída de agua de 150 metros de altura —la más alta del país— dejó de acompañar
el paisaje de esta importante zona turística y un enorme hueco apareció en el
lecho del río, justo antes de la cascada original. Ahora el agua cae unos
metros más atrás de esta, dividida en tres tramos y con una pendiente menos
pronunciada. El río fluye debajo de un arco que sobrevivió al colapso del
terreno, pero desde el lugar donde usualmente se le solía fotografiar no se ve
nada, pareciera como si nunca hubiera existido.
El
Comité de Operaciones de Emergencia (COE) de la provincia de Sucumbíos todavía
tiene restringido el paso hacia San Rafael y el Ministerio del Ambiente (MAE)
anunció que está haciendo estudios para determinar qué fue lo que ocurrió en el
lugar. Los científicos ecuatorianos siguen sorprendidos, pues un evento como
este no se recuerda en la historia reciente del país ni de Latinoamérica. ¿Qué
pasó con San Rafael?, ¿se trata de un evento natural o está influenciado por
actividades humanas?
Cómo
se originó la cascada San Rafael en Ecuador
Alfredo
Carrasco, geólogo, consultor en gestión y manejo de recursos naturales y exsubsecretario
de Capital Natural del MAE, asegura que este es un evento fascinante. La
cascada San Rafael no desapareció, pero el río cambió su curso y el agua ahora
cae por otro lugar, aguas arriba. Se encuentra en un área sísmica y volcánica,
cerca del volcán Reventador —uno de los más activos del país y que tuvo su
última erupción hace una década—, cuya lava formó la cascada hace miles de
años.
Su
formación ha sido de origen volcánico y también sedimentario, influenciado por
fuertes sismos que aumentaban la erosión de las montañas. “Aquí se presentan
muchos sismos bastante intensos. En marzo de 1987 se presentó uno muy fuerte
que provocó un tremendo daño al oleoducto transecuatoriano que justamente pasa
por allí. Ese año tuve la oportunidad de hacer la evaluación del impacto del
sismo en esa zona. Se vieron inundaciones de hasta 20 metros por encima del
nivel del valle por donde pasa el río”, recuerda.
Carrasco
continúa analizando la formación de la cascada San Rafael y asegura que desde
el mismo momento en que se produjo el represamiento natural del río,
consecuencia de las erupciones volcánicas, también empezó, paralelamente, un
proceso natural de erosión hídrica hacia la base de esa presa natural. “Es muy
típico que, por la energía de la caída del agua, esta misma se encargue de ir
erosionando la base. Para mí, el fenómeno (el colapso de la cascada) es
eminentemente de origen natural”, asegura.
Sin
embargo, lo que ahora le preocupa es que el nuevo lugar por donde está cayendo
el agua del río no es una zona con sedimentos consolidados. Según indica, las
nuevas tres caídas de agua van a generar un proceso de erosión regresiva
—erosión que desencadena un río aguas arriba— y eso cambiará la morfología del
valle del río.
Carrasco
afirma que en unos 30 o 50 años esas nuevas cascadas podrían estar 3 o 5
kilómetros más arriba. “Es un fenómeno muy interesante al que habrá que hacerle
seguimiento”, dice.
Qué
provocó que desaparezca la cascada San Rafael
A
Emilio Cobo, coordinador del Programa de Agua de la UICN (Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza) para América del Sur, le preocupa que el
MAE no pueda entregar un informe concluyente sobre lo que pasó en la cascada
San Rafael. “Debe ser muy difícil medir lo sucedido y que haya una respuesta
clara porque no estoy seguro de que el MAE tenga las capacidades para
investigarlo, no sabemos si había estudios previos o un monitoreo de la zona”.
Para
Cobo es muy importante saber si existían monitoreos de la erosión de la zona
antes y después de que se construyera una de las más grandes hidroeléctricas
del país: Coca Codo Sinclair, que tiene su presa de captación de agua unos 15 a
20 kilómetros arriba de la cascada San Rafael.
Mongabay
Latam se comunicó con el MAE para conocer si hay información técnica oficial,
monitoreos previos y si están analizando la posible relación de la presa de
captación en el proceso de erosión de la cascada, pero oficialmente
respondieron que, al activarse el COE provincial, “el vocero oficial es el
gobernador de Sucumbíos”. Este medio se contactó con Tony Rojas, gobernador de
esta provincia, pero hasta el momento de cierre de este artículo aún no había
una respuesta.
Los
colapsos de cascadas son fenómenos muy extraños y aunque no ocurren con
frecuencia, como dice Alfredo Carrasco, pueden darse naturalmente. Sin embargo,
Emilio Cobo tiene la hipótesis de que la operación de la hidroeléctrica estaría
relacionada indirectamente con el colapso de San Rafael.
Socavón en el Parque Cayambe - Coca. Al fondo se alcanza a ver una de las nuevas caídas de agua (Cortesía de Ministerio del Ambiente)
La
represa de Coca Codo Sinclair no está ubicada en el río, pero la presa de
captación sí y cuenta con un sistema de desarenadores que retiran los
sedimentos para que no se afecte el funcionamiento de la hidroeléctrica.
“Cuando un río pierde los sedimentos, el agua aumenta su capacidad erosiva, un
efecto que se llama aguas hambrientas”, afirma Cobo y añade que esto podría
haber jugado un papel importante en la aceleración del proceso erosivo y en el
socavamiento del lecho del río, ayudando así al colapso de toda la estructura
geológica donde estaba la cascada.
“Todos
los ríos llevan sedimentos erosionados de los suelos y rocas sobre los que
pasan. Todas las represas y embalses atrapan parte de este sedimento,
especialmente los materiales pesados, y así privan al río aguas abajo de su
carga normal de sedimentos. Los grandes embalses y represas típicamente
atraparán más del 90 %, y a veces casi el 100 %, del sedimento entrante. Se
dice que el agua clara debajo de una presa está ‘hambrienta’: buscará recuperar
su carga de sedimentos erosionando el lecho y las orillas del río”, asegura
Patrick McCully, en su libro Silenced Rivers: The Ecology and Politics of Large
Dams (Ríos silenciados: ecología y política de grandes presas). McCully fue
integrante del Comité Directivo del Programa de Desarrollo y Presas del
Programa de Medio Ambiente de la ONU y es el actual director del programa de
Clima y Energía de la organización Rainforest Action Network.
El acceso al sendero de la cascada San Rafael en el Parque Cayambe - Coca se encuentra suspendido (Cortesía de Ministerio del Ambiente)
A un
sector de los investigadores ecuatorianos les cuesta creer que la presa de Coca
Codo Sinclair haya tenido influencia sobre lo que ocurrió con San Rafael. Sin
embargo, expertos como Emilio Cobo están convencidos que hubo algo más. “Una
cascada que ha estado ahí por miles de años no se colapsa, coincidencialmente,
después de unos pocos años de inaugurada una represa. Estos son procesos que
están en papers científicos y hay evidencia suficiente de que una represa puede
causar efectos de este tipo sobre un río”, recalca Cobo.
El
colapso de San Rafael es un evento tan importante para los científicos que, en
unas semanas, la UICN realizará un debate académico para tener una base
científica más fuerte sobre lo que pasó.
Jorge
Celi, PhD, ecólogo y director del Laboratorio Nacional de Referencia del Agua
de la Universidad Regional Amazónica Ikiam, también cree que podrían existir
relaciones entre la hidroeléctrica y el colapso de la cascada. “Lo que ocurrió
no es nada común, debe ocurrir una vez cada 1000 años, pero creo que es un
proceso que se aceleró un poco más por las actividades humanas en la cuenca”,
afirma.
Celi
se refiere a la retención de sedimentos en la presa que “hizo que el río
tratara de estabilizarse y buscara sedimentos en el fondo. Esto causó un hueco
antes de la cascada e hizo que el río tomara otro rumbo”, añade.
Vista de la cascada San Rafael desde Google Earth, en diciembre del 2013.
De
acuerdo con el geólogo Alfredo Carrasco, los pozos que se aprecian se formaron
por los procesos de erosión que años después generaron el colapso de la cascada
(Google Earth)
En
este momento no se puede afirmar que Coca Codo Sinclair tenga responsabilidad
en lo sucedido. Mongabay Latam buscó una declaración de la compañía para saber
si por su cuenta están realizando estudios sobre los procesos de erosión del río,
pero aún no se ha recibido respuesta.
Lo
cierto es que desde que empezó la construcción de la hidroeléctrica siempre
existió el miedo de que el río se quedara sin agua, aunque eso no ocurrió.
Según Emilio Cobo, el estudio ambiental de Coca Codo Sinclair habla de los
procesos erosivos y de dinámicas de sedimentos que se afectarían con la obra,
“pero no llega a decir qué implicaciones puede tener eso a lo largo de las
décadas. Los diseños de estas obras, y así se construyeron, son de las décadas
de los sesenta y setenta y no consideran, por ejemplo, factores de cambio
climático”, asegura.
¿Qué
pasará con el río Coca y la cascada San Rafael?
A
pesar de que el geólogo Alfredo Carrasco considera que el colapso de la cascada
San Rafael es un fenómeno netamente natural, coincide con Cobo y Celi en que el
riesgo actual es que el lecho del río, aguas arriba, se siga erosionando y se
causen nuevos derrumbes.
“En
un futuro se podría afectar potencialmente el sitio donde se captan las aguas
del proyecto hidroeléctrico. Pero habría que hacer un análisis de riesgos, no
quisiera ser demasiado especulativo”, afirma Carrasco.
La cascada San Rafael después del sismo de marzo de 1987 (Cortesía)
Para
Jorge Celi, es difícil que se puedan tomar medidas correctivas a no ser que la
presa libere sedimentos. “Si el socavón se hace más profundo, los bordes son
más susceptibles y se puede pensar en nuevos derrumbes”, comenta.
Celi
considera que el colapso de la cascada San Rafael no tendría por qué
representar un fuerte impacto en la naturaleza, ya que esta ha sido durante
siglos una barrera geográfica para muchas especies. Asegura que mayores
impactos sobre el río se han generado por la retención de sedimentos que hace
la presa. “Si la barrera (cascada) hubiera desaparecido por completo se habría
aumentado la conectividad y algunos peces migratorios podrían subir más. El
efecto de lo que pasó es que muchos sedimentos se liberaron de repente, pero
después de un tiempo los ríos se recuperan de esos derrumbes y deslaves”,
asegura.
Emilio
Cobo, coordinador del Programa de Agua de la UICN para América del Sur, cree
que habrá unos impactos “supergraves” sobre las infraestructuras que están en
el cauce del río Coca —entre la cascada y la presa de captación— pudiendo
comprometer en un futuro a la misma presa. Por ejemplo, según el experto, si el
río aumenta su profundidad unos tres o cuatro metros, las estructuras de los
puentes van a verse comprometidas, lo mismo sucede con las casas y otras obras.
Asegura que esos serán costos que luego el Estado tendrá que asumir.
“Los
temas de aguas hambrientas y procesos erosivos por retención de sedimentos en
una represa son temas que jamás se consideran”, dice. Y es que a Cobo sí le
preocupan los impactos que estos procesos erosivos —que hoy son visibles por el
colapso de uno de los principales atractivos turísticos de Ecuador— puedan
tener sobre especies de agua dulce como peces y macro invertebrados. Según
dice, este es el grupo animal que más especies ha perdido en los últimos 30
años y muchas más están en peligro según la Lista Roja de la UICN, organización
en la que el experto trabaja.
Cascada San Rafael el 16 de marzo del 2006, 19 años después del gran sismo que sacudió la zona (Cortesía)
El
investigador está convencido que Latinoamérica tiene un patrimonio hídrico muy
grande, pero hace falta prestarle más atención. Por ejemplo, Ecuador es el país
con más ríos por kilómetro cuadrado en el mundo, “pero poco se habla de esto” y
añade que “más allá de lo que pasó con la cascada, hay una preocupación
regional por el estado de los ríos”.
Cobo
considera que todo está relacionado. Muchas poblaciones dependen de la proteína
de los peces. La ausencia de peces luego se traduce en mayor caza de monos y
otras especies de la selva. “En el mismo mundo científico muchos no ven al río
como un ecosistema, cuando se trata de una superficie reducida que termina
absorbiendo muchos de los impactos ambientales”, comenta.
Se forman nuevas cascadas por socavón en San Rafael
La
discusión sobre lo que pasó con la cascada San Rafael promete ser un tema que
captará la atención de los científicos durante un buen tiempo. Aún son más las
dudas que las certezas y todavía existen algunas posiciones encontradas. Hacer
un análisis de riesgo a profundidad es una imperiosa necesidad. Los
investigadores esperan que esta labor, que apenas comienza, sirva para que
Ecuador sea consciente de sus fortalezas, debilidades, aciertos y errores en
materia ambiental.
Mientras
eso ocurre, lo más probable es que la cascada de San Rafael siga siendo un
atractivo turístico y que, incluso, este fenómeno natural llame la atención de
muchos más visitantes. Los científicos serán quizás los primeros. Alfredo
Carrasco recuerda el fuerte sismo que en 1987 alteró el nivel del río en esta
zona, él tomó fotografías y analizó sus impactos, “después de lo que pasó el 2
de febrero seguro estaré muy pronto allá tomando fotografías”, asegura.
Fuente:
El Universo
Revisión
y Diseño: elcofresito
Comentarios
Publicar un comentario
Todos los comentarios deberán guardar el respeto y la consideración hacia los demás, así como el uso de términos adecuados para explicar una situación. De no cumplirse con estos requisitos los comentarios serán borrados.