EL VERDUGO DE HITLER: REINHARD HEYDRICH
Lidice,
es un pueblo checo situado a unos veinte kilómetros al noroeste de Praga. El 10
de junio de 1942 los alemanes/nazis lo destruyeron después de ejecutar a toda
la población masculina joven y adulta y enviar a campos de concentración y
reeducación a las mujeres y a los niños. ¿Qué crimen habían cometido sus
pobladores para merecer semejante castigo?
Ellos,
nada. Pero algunos días antes se había perpetrado en Lidice un atentado mortal
contra Reinhard Heydrich, Protector de Bohemia-Moravia, brazo derecho de
Heinrich Himmler y una de las personas más apreciadas por Hitler. El Führer,
enfurecido, quería represalias y las hubo. Como Oradour, en Francia, Lidice es
un pueblo mártir que recuerda hasta donde podía llegar la barbarie de los que
lucían brazaletes con la cruz gamada cuando alguien osaba levantar la mano
contra ellos.
Heydrich
era un hombre alto, esbelto, rubio, de ojos azules, bien parecido. Nada que ver
con otros altos dirigentes nazis como Göring, Himmler o Hitler. El sí podía
presumir de pertenecer a la raza aria. También era frío, calculador,
inteligente, soberbio, ambicioso, despiadado… Por otra parte, practicaba muy
bien la esgrima y era un amante de la música clásica, incluso tocaba el violín
y el piano. Algunos biógrafos le han definido como un “bruto refinado”. Claro
que esto también se podría decir de otros criminales nazis.
Cuando
Hitler empezó a bramar contra el diktat de Versalles, los judíos y los
comunistas, Heydrich era un joven oficial de marina. Tenía un futuro prometedor
en la Reichmarine. Pero su carrera se vio truncada por un asunto de faldas.
Entonces, sin ocupación alguna, Heydrich ingresó en el NSDAP y en las SS, y
escaló posiciones rápidamente en la maquinaria represiva del régimen.
La
carrera política de Heydrich dio un salto cuando, el 20 de abril de 1931, fue
nombrado jefe de la Gestapo, cargo que compartió con Himmler. A partir de aquel
momento el nombre de Heydrich quedó asociado para siempre a una serie de
acciones criminales. La primera fue el descabezamiento de las SA durante la Noche
de los Cuchillos Largos. Después Heydrich fue el cerebro de varios complots
contra altos cargos considerados personas non gratas por los máximos dirigentes
nazis. Si, para hacerlos caer en desgracia, hacía falta acusarlos de
homosexuales o de tener gotas de sangre judía, se hacía.
Cuando
estalló la guerra, en setiembre de 1939, Heydrich dirigió los grupos móviles de
las SS, los Einsatzgruppen, tropas especiales de las SS encargadas de limpiar
los territorios ocupados por la Wehrmacht. Judíos, gitanos y comunistas fueron
sus víctimas principales. Pero también escritores, funcionarios, docentes,
banqueros, periodistas… O sea, la élite cultural, política y económica. Cientos
de miles de persones murieron durante aquellas acciones de limpieza étnica e
ideológica, sobre todo en los países del este.
El
nombre de Heydrich también está asociado a la Solución Final. Acérrimo enemigo
de los judíos – quizás porque sospechaba que podía tener alguna gota de sangre
hebrea – planeó junto con otros líderes nazis la eliminación industrial del
pueblo judío. Fue el principal protagonista de la reunión de Wannsee del 20 de
enero de 1942, al suroeste de Berlín, a la que acudieron una quincena de
jerarcas del régimen convocados por Heydrich. Adolf Eichman, que actuó como secretario,
presentó un documento con la población judía que habitaba en cada uno de los
países de Europa. En poco más de una hora y media, aquellos hombres decidieron
el destino de millones de seres humanos. Dieron el “gran salto”: se pasó de los
asesinatos en masa al genocidio.
Con
todo, Heydrich será recordado sobre todo como Protector de Bohemia y Moravia.
Hitler creó este protectorado tras la ocupación de Checoslovaquia, meses
después de anexionar al III Reich los Sudetes. En Praga, Heydrich actuó como un
virrey, un alter ego del Führer. Hizo y deshizo a su antojo. En los tres
primeros meses de ocupar el cargo descabezó la resistencia checa. Fueron
ejecutadas más de 500 personas y muchas más enviadas a la cárcel. Naturalmente,
Heydrich actuó también contra los judíos, muy numerosos en Praga. El Protector
recordaba a los checos sus obligaciones con el esfuerzo bélico alemán y les
amenazaba con terribles castigos si no las cumplían. Los checos le temían y
pronto le apodaron El carnicero de Praga, El verdugo de Hitler, La Bestia
Rubia…
Heydrich
creía que había acabado con la resistencia, pero estaba equivocado. Una noche
del mes de diciembre de 1941 un comando procedente de Gran Bretaña fue lanzado
en paracaídas en territorio bohemio. Los componentes del comando, que pronto
contactaron con miembros de la resistencia interior, eran oficiales checos que
habían huido de su país tras la ocupación de éste por la Wehrmacht. Su misión
era matar a Heydrich. El atentado comportaba un alto riesgo. Hasta entonces
ningún alto cargo nazi había sucumbido a un atentado.
Por
muy bien que se planee un atentado las cosas nunca salen como era de esperar. Y
este no fue la excepción a la regla; los planes se torcieron desde un
principio. En el último momento, cuando un miembro del comando disparó contra
Heydrich en una curva de una calle de Lidice, la metralleta se encasquilló.
Pero Heydrich cometió un grave error. Hombre altivo, en vez de ordenar al
chófer que pisara el acelerador, se levantó de su asiento, desenfundó la
pistola y empezó a disparar contra su agresor. Fue entonces cuando otro miembro
del comando lanzó una bomba casera contra el automóvil, y el artefacto sí
explotó.
El
Protector murió unos días después a causa de las graves heridas sufridas en el
atentado. Los que habían cometido la agresión y sus colaboradores también
perecieron, pero vendieron caras sus vidas en una cripta de Praga tras algunos
días de lucha. En cuanto a los vecinos de Lidice, ya sabemos qué ocurrió con
ellos por designio de Hitler.
Al
morir, Heydrich tenía tan solo 39 años. A aquella edad había sido jefe de la
policía criminal, de las SS y de la Gestapo, protector de Bohemia-Moravia,
planificador de la Solución Final… Responsable, en definitiva, de un cúmulo de
atrocidades cometidas en los territorios del III Reich. Con razón se han dicho
y escrito cosas durísimas contra él. Incluso en autobiografías de algunos
dirigentes nazis, como las Albert Speer, el arquitecto de Hitler. No es ningún
secreto que Heydrich era temido incluso por altos cargos del partido. Como
apunta más de un historiador, es probable que sus superiores le enviaran a
Praga para no tenerlo cerca.
Fuente:
Josep Torroella Prats, Revista de Historia
https://revistadehistoria.es/reinhard-heydrich-el-verdugo-de-hitler/
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y Diseño: elcofresito
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