LA RUTA DE LA SEDA Y SUS ALTERNATIVAS
Desde
la Antigüedad y a lo largo de la Edad Media se produjo quizás el primer caso
que se pueda asemejar a la globalización comercial existente en la actualidad.
Se trataba de la “ruta de la seda”, el comercio terrestre de productos de lujo
como la seda, el jade o la porcelana, entre las potencias europeas y Asia.
Nuevas
circunstancias y conflictos bélicos en la península de Anatolia y en la actual
India, dieron lugar a la búsqueda de rutas alternativas. Ahora bien, ¿cuáles
fueron esas nuevas rutas? ¿Y las circunstancias comentadas? Se verán a
continuación.
Nuevos
territorios en Anatolia
La
Cuarta Cruzada trajo consigo la toma de la capital bizantina, Constantinopla,
por las huestes cruzadas en 1204 y la inestabilidad de la zona, fruto del
enfrentamiento entre los reinos latinos impuestos por Venecia y el nuevo
Imperio de Nicea, que recogió a la nobleza y a los jerarcas de la Iglesia
Ortodoxa bizantina.
La
“ruta de la seda” originaria partía del Mar Negro (Trebisonda y Crimea) y de
Constantinopla. Así pues, potencias comerciales como Venecia buscaron rutas
alternativas cruzando el Mediterráneo y aprovechando su alianza con los
mamelucos de Egipto para desde El Cairo, llegar así hasta el Mar Rojo.
El
Sultanato de Delhi
El
norte de la India formaba parte del territorio de los musulmanes gaznavíes. A
partir del año 1186, Mu’izz al-Din Muhammad de Ghor conquistó, poco a poco, a
sangre y fuego, el territorio de Afganistán, el Punjab, el Sind y la cuenca del
Ganges. Al morir asesinado en 1206 le sucedió su segundo, Qutb-ud-din Aybak, un
mameluco. El ejército partió de Gazni y de Ormuz y llegó a tomar Delhi. Nació
el Sultanato de Delhi. Las principales ciudades sucumbieron una tras otra.
A
consecuencia de ello el trazado de las rutas del comercio de la seda pasaron a
evitar el territorio interior al norte del subcontinente. Los comerciantes
llevaron sus productos, bien, por el norte, por territorio mongol, bien por el
sur, por medio de la circunnavegación, rodeando el subcontinente.
La
expansión de los mongoles
En
las estepas asiáticas, el diverso ejército mongol llevó a cabo conquistas
aplastantes. Sometieron a genocidio a los pueblos conquistados si no consideraban
someterse al dominio mongol. Tampoco dudaron en reconstruir los pueblos
destruidos, sometiéndolos a impuestos y fomentando el comercio. Consiguieron
anexionar China, tras devastarla violentamente, ocuparon Persia y llegaron a
penetrar hasta Europa Oriental.
Cabe
mencionar, al hablar de los mongoles, de la actitud protectora y pacífica que
presentaban ante hechos de su interés, como fue la “ruta de la seda”. A pesar
de su beligerancia con otros pueblos, no dudaron en proteger el comercio de la
ruta. Así, los mercaderes pudieron durante la época de conquistas continuar con
el comercio y los beneficios originados en la “ruta de la seda”.
Las
rutas alternativas
La
ruta de El Cairo se dividía en dos, tras cruzar el Mar Rojo y llegar al océano
Índico. Una, mediante navegación de cabotaje (siguiendo la costa) se dirigía
hacia el sur. La otra seguía la costa hacia Mascate, a la entrada del Golfo
Pérsico. Allí se bifurcada:
Golfo
Pérsico hasta Bagdad y, por territorio mongol, las montañas y el desierto hasta
Pekín y Quanzhou.
Cabotaje siguiendo los puertos hindúes
Cruzando
el Índico hasta la costa sudoccidental de la India, y de allí hasta China y las
islas del sudeste asiático, con singladuras a mar abierto como Mascate-Mangalore,
Isla de Ceilán-Gawr o Isla de Ceilán-Península de Malaca gracias a la
navegación a la estima (cálculos de noacheros y aguja de marear).
Foto
5
Conclusión
Gracias
a las alternativas la “ruta de la seda” se mantuvo activa y permitió el
comercio internacional. Los mongoles se encargaron de su protección. Todo ello,
ocasionó fantásticos relatos de los comerciantes que viajaban al extremo
oriente, como el Libro de las Maravillas del Mundo, de Marco Polo. Abrieron las
puertas del conocimiento para otros; entre ellos la Iglesia, que envió
representantes de las órdenes mendicantes (franciscanos y dominicos) para
tratar de evangelizar a los pueblos asiáticos, hecho que no llegó hasta varios
siglos después con la Compañía de Jesús.
Para
finalizar, el hecho de mantener esta ruta comercial permitió el trasvase de
conocimientos entre las civilizaciones. Hablamos aquí, por supuesto, de avances
como la tinta, la pólvora o el papel, sin dejar, de lado, que también a través
de esta ruta llegó a Europa la fatídica peste negra, ya a mediados del siglo
XIV.
Fuente:
Francisco Jesús Calvo Falce, Revista de Historia
Revisión
y Diseño: elcofresito
Comentarios
Publicar un comentario
Todos los comentarios deberán guardar el respeto y la consideración hacia los demás, así como el uso de términos adecuados para explicar una situación. De no cumplirse con estos requisitos los comentarios serán borrados.