EL LUCRATIVO NEGOCIO DE CONVERTIR AMÉRICA LATINA EN UN VERTEDERO DE BASURA
Legislaciones
laxas, imposiciones de los tratados de Libre Comercio y el aumento del
contrabando de desechos, en asociación con organizaciones criminales, amenaza
seriamente a varios países de la región.
El impacto que
tendría la medida ya era un secreto a voces. En el año 2018, la decisión de
China de dejar de importar desechos plásticos de terceros países abrió la
puerta a la posibilidad de que otras regiones del mundo se convirtieran en el
vertedero de basura de las naciones industrializadas, por lo que América Latina
emergió como receptor.
Así, mientras
EE.UU. y Europa occidental figuran como las zonas que más contaminan (y con
mayores ingresos), países como México, Argentina, Chile y Perú despuntan como
los nuevos destinos de la basura que se produce en el Norte Global. Las
evidencias más alarmantes están registradas en el informe 'Los residuos
plásticos han llegado a América Latina: tendencias y desafíos en la región',
publicado a mediados del año pasado por la organización Gaia.
El problema va más
allá del tema ecológico, ya de por sí preocupante, y deja entrever las
debilidades de los países de la región para afrontar la avalancha de residuos
por sus legislaciones débiles, las dificultades para enfrentar las presiones de
EE.UU. y el temor de algunos Gobiernos para dar a conocer quiénes son los
principales beneficiarios de un negocio que, además de sucio, es opaco.
Tierra y mar de
plástico
A estas alturas se
sabe que en el mundo se vierten ocho millones de toneladas anuales de residuos
al mar, que hay peces en el Amazonas con evidencia de contaminación de
plásticos, que cientos de especies se ven afectadas por la ingesta de polímeros
y que probablemente en 2050 habrá más plástico que fauna marina en los océanos.
El fenómeno lleva
años produciéndose, pero el cierre de puertas de China a la importación de
residuos podría hacer que la situación se agrave con mayor rapidez en los países
de América Latina y el Caribe. De acuerdo al informe de Gaia, "los flujos
del comercio internacional de residuos plásticos han cambiado y se han adaptado
a la búsqueda de nuevos destinos para los residuos producidos por las potencias
mundiales, con EE.UU. a la cabeza".
Entre enero y
agosto del año 2020, según datos de USA Trade Online, llegaron a la región
44.173 toneladas de residuos plásticos a 15 países de América Latina, lo que en
la práctica equivale a 35 contenedores por día.
Debido a los huecos
en la legislación y a un control blando, México, El Salvador, Ecuador y
Guatemala están en el tope de la lista como importadores de plástico
proveniente de EE.UU.
En el caso
particular de México, que cuenta con una ley para regular este tipo de
importaciones desde 1990, la queja de las organizaciones ambientalistas es que
la dispersión legislativa de ese instrumento da lugar a vacíos que son
aprovechados para hacer negocios con la basura.
La opción por la
que apuestan las ONG de defensa del ambiente es que se implemente el Convenio
de Basilea para las importaciones de plásticos de todos los países del mundo,
incluido Estados Unidos. Sin embargo, Washington no es signatario de ese
instrumento y, de hecho, ha presionado para frenar su aplicación en la región.
Las lagunas en las
normativas también se repiten en Ecuador, donde todavía está pendiente la
regulación de residuos, a pesar de la vigencia de la Ley de Gestión Ambiental
de 1999. Hasta el año pasado, los investigadores de GAIA solo habían
documentado tres solicitudes para el movimiento y traslado de desechos, en un
país que en 2020 recibió 3,66 toneladas de plástico procedente de EE.UU.
En Argentina, la
situación es un poco distinta. Desde finales de la década de los 80 del siglo
XX, ese país detectó solicitudes de importadores de desechos etiquetados como
"ayuda sanitaria" o "ayuda humanitaria", que realmente
consistían en residuos hospitalarios y lodos cloacales. Ese precedente promovió
la entrada en vigor de una Ley Nacional de Residuos Peligrosos, promulgada en
1992, para regular el sector.
Joven protesta contra la contaminación ambiental en Buenos Aires, 24 de septiembre de 2021
No obstante, en el 2019,
el entonces presidente argentino, Mauricio Macri, promulgó una ley para volver
a permitir la importación de residuos. La normativa fue duramente criticada por
organizaciones sociales y recicladores, aunque defendida por el Ejecutivo hasta
su derogación, bajo el actual Gobierno de Alberto Fernández.
"Argentina
blindó sus fronteras mucho antes de que las economías más ricas discutieran
esta enmienda, a la que Estados Unidos se ha opuesto", apunta el informe
de GAIA. Sin embargo, esta semana, organizaciones sociales denunciaron el
estancamiento de la Ley de Envases, frenada en el Congreso, y la supuesta
opacidad en los datos sobre la gestión de residuos, lo que constituye un
problema ambiental y de salud para el país.
¿Qué pasa con
los residuos que llegan?
El problema con
estas importaciones de residuos es que hacerles seguimiento resulta casi
imposible. El informe de GAIA alerta que los métodos más utilizados para
'disfrazar' la entrada y salida de desechos es a través "de partidas,
subpartidas y fracciones arancelarias amplias y ambiguas, que no rastrean estos
materiales hasta su uso final".
"A partir de
las experiencias de los países asiáticos, existe una amplia evidencia
internacional de que estos desechos llegan contaminados o son difíciles de
reciclar, lo que genera un impacto en los países receptores", continúa el
documento. En paralelo, el sector de reciclaje sigue creciendo en la región:
solo en 2020, Interpol detectó la tendencia y consideró probable que la razón sea
la recepción de material proveniente de EE.UU.
Aparentemente,
estas empresas tendrían inversionistas provenientes de empresas de EE.UU. y
China. Desde territorio estadounidense, el objetivo sería desviar los residuos
que antes iban con destino al continente asiático.
En los primeros
meses del 2020, las exportaciones de desechos plásticos de EE.UU. a México
crecieron 135 %. El mayor pico se registró entre julio y agosto, cuando se
enviaron unas 6.800 toneladas por mes.
En paralelo, las
empresas chinas estarían estableciéndose en América Latina para recuperar el
mercado perdido con la medida dictada por su país de origen en el año 2018. El
incentivo común para los inversionistas extranjeros en la región sería "la
mano de obra barata y la cercanía de los países latinoamericanos con Estados
Unidos, el mayor productor de estos desechos".
Aunado a este
panorama, Interpol alertó que la gestión global de desechos ha mostrado el
"aumento alarmante" del comercio ilegal de plásticos en todo el
mundo, principalmente desviados hacia el Sudeste asiático. De hecho, el informe
apunta a la presunta complicidad entre las redes criminales y los negocios
legítimos de gestión de la contaminación para ser utilizados como
"tapadera" para negocios ilícitos.
En estas dinámicas,
la propia Interpol reconoció que el aumento de las restricciones para la
importación de residuos terminaría impactando en los países con legislaciones
más débiles y escasos controles. Y los datos más preocupantes, desde hace dos
años, provienen de México y Ecuador, donde ni siquiera la pandemia pudo mellar
la recepción de desechos.
En los primeros
meses del 2020, las exportaciones de desechos plásticos de EE.UU. a México
crecieron 135 %. El mayor pico se registró entre julio y agosto, cuando se
enviaron unas 6.800 toneladas por mes, equivalentes a 42 contenedores grandes
por día.
El repunte en
Ecuador también coincidió en agosto del 2020, cuando se importaron casi 1.100
toneladas de residuos, a razón de unos siete contenedores por día. Si en enero
de ese año EE.UU. había exportado 446,3 toneladas de desechos plásticos al país
suramericano, el incremento en ocho meses más tarde fue de 137 %.
La misma opacidad
en el manejo de esos residuos impide determinar, en la mayoría de los casos,
qué tipo de desechos son, aunque los informes disponibles apuntan a que se hay
gran presencia de PET (Polietileno Tereftalato) y plásticos mixtos (como el
utilizado en botellas de gaseosas y agua). En el caso específico de México y
Ecuador, el estado de California aparece como el principal exportador, seguido
de Misisipi.
La trampa del
libre comercio
De acuerdo al
informe de Gaia, uno de los obstáculos para lograr mayores regulaciones y
evitar que los países de América Latina se conviertan en receptores sin control
de la basura, es la política de puerta abierta de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Aunque ese
organismo tiene una normativa sobre el comercio de ciertos desechos, no tiene
una regulación específica sobre plásticos sucios y otros residuos, por lo que
"no ofrece una protección ambiental equivalente o mayor que la del
Convenio de Basilea y no constituye un marco legal alternativo válido al
Convenio [de Basilea] para tales desechos plásticos".
El as bajo la manga
de EE.UU. ha sido presionar para evitar que se aplique la enmienda de plásticos
del Convenio de Basilea a los miembros de la OCDE, que ya decidieron postergar
la discusión sobre esa materia para el año 2024.
"El gobierno
de los Estados Unidos continúa impunemente con estas exportaciones ilegales y
sus representantes oficiales minimizan el derecho ambiental internacional.
Mientras tanto, los controles del comercio de desechos dentro de la OCDE son
más ligeros que fuera de la OCDE, y la OCDE representa un riesgo para el
comercio ilegal de desechos plásticos", sostiene Gaia. El dato sobre el
que sustenta esa afirmación es que EE.UU. transó el 55 % de sus desechos
plásticos con países de ese bloque en 2019.
Por eso, el as bajo
la manga de Washington ha sido presionar para evitar que se aplique la enmienda
de plásticos del Convenio de Basilea a los miembros de la OCDE, que ya
decidieron postergar la discusión sobre esa materia para el 2024. Mientras
tanto, los controles dependen de cada país.
Un caso similar
ocurriría con el Tratado entre los Estados Unidos de América, los Estados
Unidos Mexicanos y Canadá (T-MEC), que "tiene un lenguaje suave, con poca
fuerza jurídicamente vinculante, que simplemente impone la cooperación entre
países", sin precisar cómo debe actuarse en caso de incompatibilidad con
el tratado de Basilea.
Fuente: Nazareth
Balbás, RT
Revisión y Diseño:
elcofresito
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