LAS TEORÍAS DE THOR HEYERDAHL
El nombre de Thor Heyerdahl, quedará marcado
en los márgenes de todos los libros de historia luego de lanzarse al océano Pacífico
en una precaria embarcación, con el fin de demostrar la posibilidad de que las
islas polinésicas fueran pobladas desde Perú.
Tras su expedición, Heyerdahl concluyó que el
poblador sudamericano, impulsado por vientos y mareas, pudo llegar al
archipiélago, afirmando así, sus teorías.
Esta aventura y las posteriores, lo consolidan
como el más grande de los aventureros del siglo XX, al haber pasado su vida
tratando de demostrar que los pueblos antiguos estuvieron conectados por el
mar. Desde la década de 1950 organizó varias conferencias y realizó numerosas
publicaciones sobre las rutas migratorias de los aborígenes del Pacífico Este y
América del Sur. Posteriormente propuso diversas expediciones para recrear
posibles viajes entre Mesopotamia y la India, y Egipto y América. Destacan aquí
las expediciones de la Ra y Ra II, que no solamente demostraron la remota
posibilidad de que hubiera un contacto entre estos dos territorios, sino que
sus informes sobre la contaminación oceánica del Océano Atlántico, supusieron
un gran avance en la participación en la protección del medio ambiente llevada
a cabo por las Naciones Unidas.
Fueron numerosas las causas que motivaron a
Heyerdahl a realizar la dura travesía, desde las evidencias lingüísticas, cultivos
y rituales semejantes, hasta la sorprendente coincidencia entre el dios Solar
Polinésico Kon Tiki y el dios Wiracocha de las poblaciones preincaicas. Tras
estudiar Biología y Geografía en la universidad de Oslo, Heyerdahl embarcó en
una expedición (1937-1938) llegando a Fatu Hiva, una isla ubicada en el
Pacífico Sur. Se conocía que era posible la existencia de los contactos entre
las culturas precolombinas y el Viejo Mundo, como las incursiones realizadas
por los nórdicos con sus drakkar, tal y como recogen las sagas groelandesas.
No obstante, este contacto con el Nuevo Mundo
sería probablemente involuntario derivado de las desviaciones de las
embarcaciones al ser empujados por los vientos del norte. Uno de estos,
descrito como el único superviviente de todas las extinguidas tribus de la
costa oriental de Fatu Hiva, le contó a Heyerdahl antiguas leyendas que
afirmaban que sus ancestros procedían de una tierra muy lejana ubicada al este
de la isla y que su líder era Tiki. Estas leyendas y coincidencias llevaron la
Heyerdahl a considerar la posibilidad de que Con-Tiki podría ser a quién los
habitantes se referían como Tiki, de manera que un pueblo de Perú posiblemente
pudo embarcarse y sobrevivir para llegar a la Polinesia. Si bien otros
etnólogos, como el francés Paul Rivet, defendieron un poblamiento americano que
llegó desde Asia y Polinesia, principal diferencia con Ales Hrdlicka, que
defendía un poblamiento monorracial, los descubrimientos de Heyerdahl le
permitieron formular la posibilidad de que las islas fueran pobladas por gentes
de América del Sur. Su propuesta era una revolución, pero también una
hipótesis. No obstante, frente a esta posibilidad nació otra opción, siguiendo
a cuál los pueblos malayos, si bien no fueron los progenitores de toda la población
americana, tuvieron un papel principal en la formación étnica de las
posteriores naciones y tribus encontradas en América.
Posteriormente, el criticismo científico
rechazó tanto las teorías sobre el origen asiático o malayo del hombre
americano, optando así por una posición prudente que llevó posteriormente a
formular la teoría autoctonista de Ameghino, que postulaba que, en América, más
concretamente en Argentina, podría situarse la cuna de toda la humanidad. Si
este humano americano existiera en algún momento, tendría que ser a finales de
la Edad Terciaria e inicios de la Edad Cuaternaria, como indica Ameginho, pero
geólogos y arqueólogos americanos y europeos concuerdan en que los terrenos
donde se realizaron estos descubrimientos no son terciarios, ni siquiera los
catalogan como del Pleistoceno. La que sí era una verdad fundamentada es el
parentesco de los esquimales, habitantes antiguos del extremo norte de América,
con una gran parte de pueblos mongoloides de Asia.
Así, Hrdlicka vuelve otra vez a defender la
teoría inmigracionista y propuso que los movimientos migratorios penetraron en
el continente americano a través del conocido cómo Estrecho de Bering en
oleadas sucesivas desde Siberia. Su teoría se fundamenta en las semejanzas
antroposomáticas entre el asiático mongoloide y los amerindios, de manera que
este poblamiento fue realizado por una única raza.
Durante el primer tramo del recorrido, que
supuso una cantidad total de 80 kilómetros, la embarcación fue “escoltada” y
remolcada por la armada peruana para poder evitar las rutas comerciales y de
pesca y el consiguiente peligro de los grandes barcos. El grupo pasó muchas
semanas en esta corriente marina hasta que, finalmente, tras 101 días de
travesía y 6.980 largos kilómetros de expedición a sus espaldas, llegaron al
atolón Raroia, donde Thor Heyerdahl puso fin su viaje. Thor Heyerdahl no era un
loco aventurero, como indicaban en un principio, sino que es todo un experto en
comunicación, ya que antes de la expedición, medio mundo conocía lo que estaba
a punto de suceder. Consiguió demostrar que la conexión transoceánica entre
América del Sur y la Polinesia era posible, pero esto solamente abre un nuevo
debate arqueológico y etnográfico.
Su descubrimiento no supuso un giro drástico
para el curso de la historia ni para su estudio, pero recién, estudios
científicos lo avalan, toda vez que sí fue posible una inmigración de nativos
sudamericanos Cara al continente oceánico, ciertamente existen lazos entre los
dos pueblos. Heyerdahl, se dejó guiar por su intuición, pero pruebas
concluyentes confirman su teoría, como la clara conexión existente entre la secuencia
de ADN de personas de América del Sur y de la Polinesia. Además, otra de las
pruebas a favor de la teoría de Heyerdahl es la del boniato, un cultivo de
origen americano que tiene una gran presencia en la zona oriental de Polinesia.
No obstante, investigaciones previas, como la
realizada por la Universidad de Auckland, encontraron pruebas que muestran que
Heyerdahl solamente tenía parte de razón tras demostrar la posibilidad de los
viajes transoceánicos desde América del Sur, y es que los investigadores de
esta universidad encontraron en Chile un hueso que tiene una rara mutación que
lo vincula con los de Tonga y Somoa.
Esto supone la primera evidencia inequívoca de
una introducción de especies previa a la llegada de los europeos y que, por los
descubrimientos realizados, esta introducción fue realizadas por gentes de la
Polinesia. Como indica Paul Rivet para finalizar su obra “Los orígenes del
hombre americano” se puede decir que mucho antes de que los grandes
descubridores europeos, las sorprendentes piraguas melanésicas y polinésicas
(…) habían surcado las rutas de este inmenso desierto marino.
Fuente: Iago Pereira López, Revista de
Historia
https://revistadehistoria.es/las-teorias-de-thor-heyerdahl/
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