RAFAEL, RENACIMIENTO EN ESTADO PURO

 


Cuán generoso y benigno se muestra a veces el cielo depositando o, mejor dicho, reponiendo y acumulando en una única persona las infinitas riquezas de sus grandes gracias y tesoros, y todos esos raros dones que por mucho tiempo solía repartir entre diversos individuos que pudieron verse en él, no menos ilustre que dotado de gracia, Rafael Sanzio de Urbino”.

Esto dice en su biografía sobre el genio de Urbino el pintor Giorgio Vasari, contemporáneo de Rafael.

Rafael de Urbino

Parece ser que lo adornaban tantas cualidades que la definición de genio sería un pálido reflejo respecto a su valor como artista y a la calidad de sus obras. Y algo de verdad tenía que haber a raíz de los acontecimientos ulteriores.

Su padre Giovanni, al ser pintor orientó a su hijo tempranamente a la profesión artística siendo esto un gran acierto como demostraría el paso del tiempo. Le buscó preceptor y guía allende las fronteras de su ciudad, que ya se le quedaba pequeña y constreñía su futura evolución.



Rafael estudió en Florencia las obras de Masaccio. Además, Miguel Ángel y Leonardo lo inspiraron sobremanera como era de esperar en un espíritu despierto y curioso ayudado por la energía de la juventud. Al final le llegó el premio: Roma. Allí le ofrecieron el empleo en el Vaticano que entre otros frescos acogió La Escuela de Atenas.

Rafael tenía 26 años cuando realizó esta magna obra. En realidad, la decoración de las 3 estancias vaticanas constituye un programa que lleva a la exposición de la doctrina basada en el Humanismo cristiano.

Busca la armonía entre el alma y el cuerpo, ambivalencia de opuestos, como entre el paganismo clásico y el cristianismo. Es Renacimiento en estado puro, dicotomía compleja e hija de nuevos tiempos y nuevas ideas después de una época medieval agotada y agostada tanto socialmente como espiritualmente.



Nació en Urbino, en territorio italiano y muy joven es pupilo de El Perugino, importante pintor cuatrocentista italiano con talleres tanto en Florencia como en Perugia (de ahí su sobrenombre). Fue el iniciador de un modo novedoso de pintar, el maniera moderna que se caracterizaba por pureza formal, colores claros con mucha luz y personajes etéreos. Su figura queda ensombrecida por la de su discípulo.

Rafael con 25 años logra su primer encargo: la decoración de las estancias vaticanas. Curiosamente nació y murió en viernes santo, murió joven, a los 37 años, pero siendo muy prolífico.

Tuvo 3 fases claramente diferenciadas en su vida pictórica: la de Umbría, Florencia más tarde y Roma al final. Se le ha llegado a colocar por encima de Miguel Ángel Buonarroti debido a su mayor influencia en la historia de la pintura.



Junto al citado Miguel Ángel y a Leonardo da Vinci se les considera el terceto de genios pictóricos de su época, un honor nada desdeñable. Allí en Florencia donde coinciden pinta muchas vírgenes destacando La Madonna del gran Duque (Florencia, Palacio Pitti, 1505). Un amigo arquitecto, Bramante influyó sobremanera para que el Papa Julio II en 1508 le encargase decorar las estancias del Vaticano con sus frescos, las hoy conocidas como Estancias de Rafael. Cuando murió Bramante de hecho lo sustituye como arquitecto del Vaticano y dirigió las obras de la cúpula de san Pedro.

Se caracterizaba por su elegancia, sentido de la proporción y de la medida y siempre buscando mejorar lo ya existente, tomando referencias del pasado.

Hay cambios e influencias varias, como la de Miguel Ángel. En los frescos esa orientación es visible como en la “Stanza della Signatura”, su primer trabajo en el Vaticano.

Su nacimiento se produjo el 6 de abril de 1483, el momento idóneo para subirse a la ola cultural que arrasaría Europa en esa época. Urbino estaba en la Italia central y era muy importante en el campo del arte. Ya desde muy joven tuvo gran habilidad y apuntaba maneras del gran genio que desde luego fue.



En 1500 ya trabajaba con Perugino y un año más tarde ya era Maestro. Su primera obra registrada sin dudas fue el Retablo Baronci. En 1502 viaja a Siena y colabora pintando unos frescos en el Duomo de Siena, demostrando esto que ya era un artista conocido y respetado. Viajó por diferentes lugares de Italia y estuvo en Florencia desde 1504 a 1508 pero sin llegar a residir permanentemente. Leonardo influye mucho en él y Rafael pinta ya con mayor complejidad y dinamismo los personajes de sus cuadros.

En 1508 llega a Roma y comienza la aventura que lleva a la ejecución de la obra que provocará la escritura de este libro.

Protágoras dirá: “el hombre es la medida de todas las cosas” y se podría aplicar a la Florencia de Rafael, con una pléyade de genios en su mejor y feraz momento creativo. Y el mecenazgo hizo que el progreso económico llevase al cultural, una ocasión única en la historia.



El Renacimiento no fue solo una expresión académica referida a un cambio cultural circunscrito a unas zonas determinadas y a unos grupos sociales concretos, fue un propelente, un impulso irresistible que arrastró todo lo viejo y gastado, lo obsoleto e ineficiente que tenían la religión, el arte y la economía, en suma, el conglomerado de lo que llamamos civilización occidental.



Fuente: Vicente López Pena, Revista de Historia

https://revistadehistoria.es/rafael-renacimiento-en-estado-puro/

Revisión y Diseño: elcofresito

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