CAMPOS DE PRISIONEROS DE GUERRA EN ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA.
Había acabado la Segunda Guerra Mundial y en los Estados Unidos quedaban 511 campos (de un total de 666) que recluían a unos 425.000 prisioneros de guerra alemanes y de otros países del eje. En casi todos los Estados había al menos un campo de prisioneros, en mayor número en los del sur, excepto Nevada, Dakota del Norte y Vermont.
A finales de 1942, el Departamento de Guerra había decidido llevar a los Estados Unidos a los prisioneros del Eje. En esta decisión influyeron muchos factores; el principal motivo fue el economizar soldados en la vigilancia de los prisioneros. Por entonces se estaban iniciando las grandes operaciones en el Pacífico y se preveía la necesidad de un gran contingente de soldados para combatir a los japoneses en las islas del Pacífico. También se tuvo en cuenta las advertencias de los jefes norteamericanos en zonas de combate que no querían apartar a sus tropas y recursos del frente de combate y dedicarlos a la custodia de prisioneros.
En lugar de ver ciudades arrasadas por las bombas, algunos llegaron a ver los imponentes rascacielos de Nueva York, para continuar con las fértiles tierras de cultivo, los enormes bosques, las redes de carreteras, en definitiva, una exhibición de la riqueza de los Estados Unidos. Para algunos fanáticos nazis la experiencia resultaba tan increíble que dijeron a sus compañeros que no se dejaran engañar, que el viaje era un truco para impresionarlos.
Los prisioneros fueron alojados en barracones con capacidad para cincuenta hombres. Cada cinco barracones había un comedor con cocina, platos, cubiertos, y sobre todo muy buena comida. De hecho, la mayoría de la comida era preparada por los propios cocineros alemanes con ingredientes suministrados por el Ejército estadounidense. Un alemán escribió a casa diciendo:
En junio de 1943, 2’000.000 de estadounidenses estaban luchando en el extranjero. Como resultado, se produjo una escasez de mano de obra en sectores esenciales de la economía americana, a pesar del trabajo de miles de mujeres, mientras la población de prisioneros aumentaba. Para paliar esa escasez, los prisioneros empezaron a trabajar en bases militares, granjas, la elaboración de alimentos, explotaciones forestales y minería. A la mayoría de los estadounidenses no les gustaban los prisioneros, pero por el esfuerzo de guerra cooperaban.
En algunos campos se les permitió salir bajo custodia, como en Inglaterra, para asistir a algunos espectáculos, y a pesar de ser soldados de un país enemigo, acudían a lugares a los que los afroamericanos no podían entrar. Este hecho, especialmente evidente en los estados racistas del sur puede llegar a resultar inverosímil en la actualidad, pero así sucedía, un soldado enemigo cuando salía del campo de prisioneros tenía más puertas abiertas por el solo hecho de ser blanco que los guardias afroamericanos que custodiaban el campo donde ese mismo alemán era prisionero.
http://www.elcajondegrisom.com/2020/06/campos-de-prisioneros-de-guerra.html
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