EL MISTERIOSO VUELO DEL COMANDANTE FRANCO.



En la tarde del 21 de junio de 1929, desde el aeródromo de Los Alcázares, Ramón Franco Bahamonte, héroe popular de la aviación española y hermano menor de Francisco Franco, junto a los famosos integrantes de la mítica tripulación del Plus-Ultra, emprendieron vuelo sobre las aguas del mar Menor.



Iban a bordo del hidroavión Dornier Supervall 16, a fin de realizar lo que debía ser su segunda travesía sobre el Atlántico y cuya ruta sería España-Nueva York.



La primera travesía la habían realizado en 1926 y le granjeó una enorme fama al comandante Franco, a sus compañeros el capitán Julio Ruiz de Alda, al teniente de navío Juan Manuel Durán y al mecánico Pablo Rada. En esa ocasión, partieron desde Palos de la Frontera y llegaron a Buenos Aires, en 59 horas y 39 minutos, un recorrido de 10.270 kilómetros y varias paradas. Era el primer vuelo que se realizaba en el Atlántico sur a bordo de un solo avión. Este viaje se convirtió en un hito de la aviación española y uno de los más deslumbrantes de la aviación mundial.





Eran momentos de importantes avances tecnológicos que se hicieron sentir en la utilización de nuevas fuentes de energía, como el petróleo y la progresiva masificación de la electricidad. A nivel de las comunicaciones, poco a poco, se irán imponiendo la radio, el automóvil y el aeroplano. Es la época de la fiebre por los viajes trasatlánticos.



Para la travesía de 1929 acompañaba a Franco, Ruiz de Alda, González Gallarza y el mecánico Madariaga. Después del fracaso de los ensayos con el Numancia, con el cual pretendía dar la vuelta al mundo, se planteó el proyecto de llegar a Nueva York haciendo una escala en las islas Azores. No obstante, el sueño de alcanzar la gran manzana estuvo a punto de convertirse en una pesadilla para los tripulantes y en una escandalosa tragedia para la historia de la aviación del país ibérico.



Diversos factores hicieron que la travesía se convirtiera en tremendo fracaso. Entre ellos se cuentan el mal tiempo, producto de una tormenta que se desencadenó en el continente americano, que incluso para el día 22 la dirección General de Aviación hacía saber a la prensa que esa fecha no era la más apropiada para el viaje. A eso se le sumó la improvisación, los errores en el cálculo de combustible y algunas fallas en el montaje. El proyecto no llegó a completar el primer tramo, que consistía en hacer una parada en las islas Azores. La tripulación desapareció.





En la mañana del domingo 23 en el ministerio de Guerra español no se había recibido ninguna información oficial sobre la llegada de la expedición a las citadas islas. Era un proyecto financiado por el gobierno de Miguel Primo de Rivera. Mientras tanto al frente de la sede del referido despacho se aglomeraba la gente a la espera de alguna noticia de los aviadores. A su vez, la prensa dedicaba sus páginas a comentar el incidente, asomando posibles hipótesis.



Todo se transformó en un misterio, que incluso, la United Press apuntaba que:



El sigilo con que el ministerio de Guerra organizó el vuelo del Numancia y la reserva cautelosa con que publicó las primeras noticias sobre la salida del campo Los Alcázares y el paso al cabo San Vicente, han hecho que la fantasía popular se desborde”.



La falta de información hizo que los rumores se propagaran rápidamente.



Pasadas las once de la noche del día 25 la Associated Press, con un cable desde Madrid, comentaba que:



Los temores de que el comandante Franco y sus compañeros se han perdido sin remedio han aumentado hoy terriblemente debido a que ya es otro día más en que nada se sabe de la suerte que han corrido los cuatro aviadores”.





También la Associated Press, el día 26, desde Madrid informa que:



El punto candente del enigma de la tragedia de Franco y sus compañeros, continúa siendo el nombre y las características del aparato en que emprendieron su fatal vuelo”.



Comentan que el hidroavión donde inicialmente iban a hacer la travesía sufrió una avería de última hora y al no encontrarse otro con las características similares, los aviadores



echaron mano a un aparato que no reunía las condiciones para la travesía trasatlántica”.



Destaca esta agencia también que los reporteros, tanto nacionales como los extranjeros, ha fracasado en su labor ante el hermetismo y el misterio manifestado por la dirección General de Aeronáutica y los ministerios que intervinieron en el vuelo.



Ya para el día 27, algunos periódicos dejan ver su desesperanza. Encuentran incierta la posibilidad de conseguirlos sanos y salvos. El despliegue de embarcaciones de búsqueda se ha intensificado en los últimos días, reflejando una solidaridad europea según dice las notas cablegráficas. Buques de Inglaterra, Portugal, Italia y la propia España han coordinado las labores de localización. United Press destaca que:



El pesimismo ha invadido con mayor intensidad a todo el pueblo español”.





El día 28 se conoce la noticia que los buques que andaban buscando a los desaparecidos, han tenido que regresar a Las Palmas debido a las fuertes tormentas que se han desatado en el Atlántico. Por su parte, el avión inglés “Carrier” también ha tenido que regresar a Gibraltar, impedido de seguir la búsqueda motivado a los fuertes vientos.



Ya a punto de perecer, el 29 de junio, a las tres y media de la mañana, fueron encontrados flotando sobre el océano Atlántico, siendo rescatados por el portaaviones británico “Eagle”. Tanto este viaje como la muerte del comandante Franco, casi una década después, sigue siendo un misterio en la historia de España.



Unas horas más tarde, ya en Gibraltar, todavía a bordo del “Eagle”, el mismo comandante Franco relataba a los periodistas su propia versión de los hechos:



Tocamos agua a las ocho de la mañana del día 22 para orientarnos. Entonces no se nos había agotado aún la gasolina. Amaramos a algunas millas de las Azores, que habíamos pasado a causa de la niebla sin verlas. El vuelo fue fácil; pero al emprenderlo no habíamos contado con la niebla ni con el viento en contra. Por el mar y ayudándonos con los motores tomamos rumbo a las islas. El viento no nos dejaba avanzar, y a las cuatro horas de navegar así, a unas veinte millas de las islas nos quedamos sin esencia. Entonces el viento jugó con nosotros a su capricho. Nos llevó en direcciones distintas en un radio de 200 kilómetros, haciéndonos retroceder lo que antes nos había hecho avanzar y así describíamos una especie de gran círculo de un radio del cual afortunadamente no salimos”.



¿Cuál fue el momento más crítico de la travesía?



Responde el comandante Franco:



― “El momento más serio de nuestra odisea fue el día 27. Tal era el estado del mar que hubimos de pensar en utilizar el bote salvavidas. Pero en definitiva no hubo necesidad de ello, porque pudimos dominar la situación y nos obstinamos en navegar y sostenernos en el hidro. Fijaos si sería duro el mar que la punta del hidro, que es de acero, está abollada como si fuera de hojalata”.



Lo reafirma el mecánico Madariaga, quien sufrió una herida en la cabeza:



― “Solo el día 27 pasamos momentos de angustia”.



Insiste Franco:



― “Siempre recordaremos la noche del 27, fue terrible. El mar azotaba fuertemente el ala izquierda y veíamos desesperados destrozarse también el ala derecha. Además, resistióse el alerón de la proa… La situación era tan desesperada, y cuando más arreciaba el enorme temporal pensábamos en la necesidad de cortar las alas, pero afortunadamente no fue necesario”.





Al fracasar su proyecto, Franco entró en desgracia con la dirigencia política de entonces. Pasó a la oposición, haciéndole frente a la dictadura de Primo de Rivera y a la monarquía, lo que le llevó a su detención de la cual se evade, para luego conspirar desde París. Posteriormente lo encontramos participando en un golpe militar contra el rey Alfonso XIII. Despegó con un avión y amenazó con bombardear el Palacio Real de Madrid. En tiempos de la República fue nombrado director general de la Aeronáutica Militar. Para esa época participa en el conocido complot de la Tablada, lo que conlleva a su destitución y retiro de la carrera militar.



Su nueva aventura sería la política. En el año 1931 fue elegido diputado por Barcelona como miembro de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Cuando inició la Guerra Civil se encontraba como embajador en Washington y al momento que su hermano toma el mando de la sublevación se une al bando nacionalista.





Su vida fue de película y llenas de misterios, que pudieran ser argumento para cualquier libretista cinematográfico. Sin embargo, su historia es poca conocida, ya que la de su hermano, al parecer la eclipsó.



Finalmente, en plena guerra civil, en la mañana del 28 de octubre de 1938, a pesar del mal tiempo, el atrevido piloto, abordó la nave Cant Z-506 salió de Mallorca con el objetivo de bombardear Valencia. A los pocos minutos se estrelló en el mar Mediterráneo, desatando varios días de incertidumbre, hasta que se comenzaron a localizar los restos del hidroavión y progresivamente los cuerpos de los aviadores, pero su misteriosa muerte ha dado pie a múltiples conjeturas.



Fuente: Jesús Eloy Gutiérrez, Revista de Historia

https://revistadehistoria.es/el-misterioso-vuelo-del-comandante-franco/

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