GRACIAS A UN RETROVIRUS DEJAMOS DE SER PRIMATES: EL PAPEL DE LOS VIRUS EN LA EVOLUCIÓN HUMANA.
Charles Darwin,
argumentaba a través de su famoso libro El Origen de las Especies que, en la
naturaleza, los individuos se multiplican y, en una competición por sobrevivir
y reproducirse, prosperan los que mejor se adaptan o nacen con alguna ventaja
genética. Para entenderlo de forma muy simplificada: si estos cambios funcionan
y continúan mejorando con el paso de las reproducciones, miles de generaciones
después pueden dar lugar a una especie diferente.
Para sustentar este
razonamiento, el biólogo inglés se apoyaba en la idea de
"competición" como mecanismo para garantizar la supervivencia y
mejorar la especie. Sin embargo, casi un siglo después de la publicación de su
conocida teoría, la microbióloga Lynn Margulis dedicó parte de su carrera
científica a estudiar cómo evolucionan y se desarrollan los microorganismos. Su
principal contribución al discurso evolucionista consistió en rebatir que la
progresión de las especies no estaba tan vinculada a la competitividad y sí a
la cooperación.
Según los hallazgos
de Margulis, han sido los mecanismos de cooperación los que mayoritariamente
han hecho evolucionar a las especies. En esta línea, demostró que la célula
eucariota que da forma a los tejidos de animales, hongos o plantas no desciende
de una única bacteria, sino de la simbiosis de células bacterianas diferentes.
Esta demostración pone en evidencia que las bacterias no compitieron entre
ellas para dar lugar a la célula nuclear, más bien sumaron sus fuerzas.
La palabra simbiosis
deriva del término griego symvíosi que significa "vivir juntos" y,
desde el punto de vista científico, hace referencia a la asociación que se
produce entre los organismos de dos especies distintas para beneficiarse
mutuamente en su desarrollo vital. Este tipo de colaboración puede producirse tanto
entre animales como a nivel microbiológico. Y es precisamente aquí donde entra
en juego el papel de las bacterias y, en este caso particular, de los virus.
¿Qué es un virus simbiótico?
Desde el punto de
vista biológico, un virus es un agente infeccioso microscópico y acelular que
sólo puede reproducirse parasitando a otra célula. Sin embargo, dentro de este
mecanismo no todos los virus utilizan la misma estrategia a la hora de
diseminarse. Mientras los virus líticos sí destruyen la célula huésped para
después continuar su colonización por el resto del cuerpo, los virus
simbióticos simplemente se hospedan en ella sin dar lugar a ninguna enfermedad.
Luis. P Villareal, es
el director del centro de Investigación Vírica de la Universidad de California
y, a su vez, uno de los investigadores que defienden el rol
"cooperativo" de algunos virus. Según desglosa en varios estudios, no
todos los virus están interesados en replicar su material genético para
posteriormente matar a la célula. A algunos como los virus permanentes les
interesa mantenerla con vida para, a través de un proceso de simbiosis,
utilizar a la célula como vehículo. De esta forma, pueden integrarse dentro del
ADN celular e ir reproduciéndose con ella a lo largo del tiempo.
Les interesa mantener
sana a la célula porque ésta es la única vía disponible para transportar su
material genético e influir en la evolución de la misma. Por ello, Villarreal
señala que este tipo de virus desempeñan un papel muy importante desde el punto
de vista evolutivo porque, conforme aumentan su presencia en el organismo,
pueden contribuir en diversificar el fenotipo o, lo que es lo mismo, los rasgos
físicos y conductuales que vienen determinados en la información genética de
cada organismo.
Algunos de los virus
permanentes más habituales y conocidos son el herpes, el papiloma o el Epstein
Bar, siendo este último el responsable de la mononucleosis.
El ADN parásito que nos hizo humanos
Una de las teorías en
las que Villarreal se apoya para explicar el papel evolutivo de los virus tiene
que ver con el origen de las diferencias genéticas que existen entre primates y
seres humanos. Hasta donde arrojan las últimas investigaciones, humanos y
chimpancés comparten el 98,5% del material genético. Ese 1,5% restante que les
hace distintos recae según Villarreal en el cromosoma "Y" que,
casualmente, está repleto de información genética no codificable
("retro posones") que proviene de retrovirus.
Investigaciones
consultadas por Villarreal en su último libro, apuntan a que hace 35 millones
años los primates africanos sufrieron una colonización importante a base de un
tipo de retrovirus endógeno. Este tipo de agente infeccioso está formado por ARN
y, una vez que infecta la célula, necesita utilizar un enzima para convertir
esa información en ADN y poder replicarla a lo largo del tiempo.
Esta infección vírica
hizo que los primates africanos perdiesen su órgano vomeronasal (utilizado para
detectar feromonas), gran parte de sus genes olfativos y desarrollasen la
visión tricromática (poseemos tres clases de conos sensibles al rojo, el verde
y el azul). Villarreal apunta que esta evolución está todavía presente en la
información genética recogida en el cromosoma "Y" y que, a su vez, es
la responsable del desarrollo de otras funciones cerebrales que llevaron a
estos simios a mejorar sus funciones comunicativas y de reconocimiento.
Científicos como
Frank Ryan, especializados también en el comportamiento de los virus, coinciden
con Villarreal en que la colonización de los retrovirus tiene mucho que ver con
la evolución humana que nos llevó a pasar del Homo Erectus al Homo Sapiens.
Ambos microbiólogos coinciden en que los seres humanos poseemos en nuestro
material genético entre 30 y 50 familias de retrovirus endógenos y apuntan a
que la última colonización de este tipo de virus hace 150.000 años, habría sido
la responsable de los cambios genéticos que nos llevaron a desarrollar por
completo nuestro cerebro.
Sin embargo, no todos
los seres vivos son vulnerables al mismo tipo de agentes infecciosos, lo que
explica que no todas las familias retro víricas presentes en nuestro ADN humano
son comunes a los primates. Por ejemplo, se cree que los retrovirus del tipo
HERV-K, que también están presentes en nuestra genética, podrían tener su
origen en una relación entre ratones y Homo Erectus.
De hecho, algunas
investigaciones adicionales se apoyan en el papel de los retrovirus para explicar
el origen de enfermedades como la esclerosis múltiple o la esquizofrenia. Al
parecer, los procesos de muerte y poda sináptica que están presentes en
enfermedades auto inmunitarias como la esclerosis múltiple, podrían tener su
origen en los mismos retrovirus que nos ayudaron a evolucionar de los primates
hace cientos de miles de años.
Referencias: Irene
Sierra, Magnet
Revisión y
Diseño: elcofresito
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