EL LIBRO DEL JUICIO FINAL DE GUILLERMO EL CONQUISTADOR (EL DOMSDAY BOOK).
El Domsday Book, traducido en ocasiones como
Libro del Juicio Final o de manera más precisa como Libro del día de cuentas,
debe ser considerado como una magna obra, primera en el Medioevo, mandada a
elaborar por el nuevo rey normando de Inglaterra, Guillermo I el Conquistador,
con el objetivo de obtener un conocimiento exacto de los recursos de su reino.
En realidad, se trató de un moderno y
exhaustivo catastro conocido como Registro del Gran Catastro que no era una
simple encuesta estadística emprendida sin finalidad alguna, sino un inventario
de todos los recursos de los que podría disponer Guillermo. Un registro así,
con tan amplio alcance y con el gigantesco esfuerzo que implicó su
recopilación, no se había elaborado desde las mejores épocas del Imperio
Romano.
Dividido en dos volúmenes independientes, el
primero, llamado Little Domesday, comprende informaciones de los territorios de
Essex, Suffolk y Norfolk. El segundo, Great Domesday, incluye registros del
resto de Inglaterra a excepción de los territorios septentrionales de Durham,
Cumberland, Westmorland y Northurmberland, para entonces ajenos a la soberanía
del rey. Está dividido por referencias y fue elaborado por emisarios del rey
que viajaron por el reino llegado hasta los más recónditos lugares del territorio
anotando, en su afán por inventariarlo todo, hasta los bueyes, vacas o cerdos y
el nombre de su propietario, hecho que escandalizó a muchos ingleses de la
época.
El nombre de Domsday Book debería traducirse
como Libro del día de cuentas, y fue concluido en 1086. Erróneamente se le ha
venido llamando como Libro del día del Juicio Final, el día en que los hombres
rendirían cuenta ante Dios. Este nombre podría provenir del hecho de que a todo
lo investigado por los servidores del rey nadie podría escapar y que todo lo
que quedó registrado en el libro en cuanto a la tenencia de la tierra era
definitivo e inapelable, nadie podría evadirse a su sentencia, siendo recogida
esta denominación por vez primera en el tratado Diálogo sobre el exchequer de
1176.
Según la Crónica anglosajona, en el año 1085
el rey reunió un consejo en Gloucester, quejándose ante sus hombres del exiguo
resultado de la recaudación del Danegeld, impuesto que se había establecido en
época de las invasiones de noruegos y daneses. Entonces decidió que los barones, en misión de comisarios
especiales, marchasen por todo el reino, preguntando bajo juramento al sheriff
del shire, a todos los barones, a los sacerdotes, a los reeves y a seis
villanos de cada pueblo, cómo se llamaba el castillo, quién lo ocupaba en
tiempos del rey Eduardo, quién lo ocupaba en ese momento, cuántos hides de
terreno incluía, cuántos arados había, el número de villanos y hombres libres,
cuántos socmen, cuántos bosques, praderas, molinos, zonas de pesca.
Si bien las estadísticas se habían elaborado
en época de los reyes sajones, la encuesta del rey normando se distingue por su
extraordinaria meticulosidad. Ni el hombre más asilado escapa a los
investigadores del Conquistador.
La victoria de Guillermo y su coronación en
Westminster el día de navidad de 1066 supuso un nuevo comienzo para Inglaterra.
Entregó a sus fieles normandos importantes feudos y edificó castillos al estilo
normando en puntos estratégicos del país. La mayoría de nobles locales acabaron
aceptando y sometiéndose al dominio del nuevo rey. Entonces Guillermo marchó a
sus dominios continentales dejando como gobernante de su reino al senescal
William Fitz Osbern, que continuó construyendo más castillos, acosando a la
población campesina. Sin embargo, a finales de 1069 los habitantes de
Northumbria se levantaron contra Osbern lo que provocó el regreso de Guillermo,
que asoló todo el condado.
Los cambios afectaron a todos los órdenes de
la vida y la sociedad inglesas a partir de entonces. Lo más importante fue la transferencia
de la tierra y el poder de manos de los lores ingleses a los normandos bajo el
sistema feudal, siguiendo el modelo de Normandía. El rey Guillermo, auténtico
dueño de todos los dominios, concedió en feudo muchos territorios a cambio de
los deberes y derechos habituales, sobre todo la prestación de servicio militar
a caballo en la guerra. Los caballeros normandos eran feudatarios del rey, pero
los sajones sólo podían obtener un puesto en los rangos inferiores de esta
jerarquía feudal, ya que en su mayor parte quedaban absorbidos por los colonos
procedentes del continente. Precisamente para lograr consolidar este régimen es
por lo que Guillermo ordenó la creación del mencionado Domsday Book.
Los funcionarios que realizaron el registro
hicieron el trabajo de tasadores patrimoniales definitivos, puesto que las
valoraciones que se asentaron en el libro sirvieron de base para la imposición
de tributos fiscales, siendo inapelables. En el Domsday el inventario se
clasificó por feudos y no según la geografía o los topónimos anteriores. En
lugar de las centurias, municipis o distritos romanos, los territorios romanos,
los territorios se designaron por baronías o por los nombres de aquellos que
recibieron las tierras de la Corona. Además de las propiedades rurales, que
fueron la mayoría de las registradas, aparecían informes de gran interés sobre
numerosas ciudades a causa de los gravámenes que les imponía la hacienda real.
Como buena parte de los impuestos que cobraba la Corona eran en especie, se
registraron gran número de datos sobre las actividades de los contribuyentes
censados.
En cada condado el catálogo comienza con las
posesiones del rey. A continuación, están las propiedades inmuebles y los
inventarios patrimoniales del clero y de las órdenes religiosas. El tercer
lugar es para los barones, señores que encabezaban sus señoríos. El cuarto para
las mujeres, los servidores reales y los adjudicatarios. En el libro se
encuentran informaciones alusivas a la política y la vida social, cultural y
eclesiástica, pero también muchas palabras incomprensibles.
El Domsday del rey Guillermo, que fue
terminado años después de su muerte, supuso un ingente esfuerzo que ofreció
como resultado final uno de los catastros más exhaustivos y completos de la
historia medieval
Fuente: Luis Pueyo, Revista de Historia
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