NAVIDAD EN STALINGRADO.
La Batalla
de Staligrado (actual Volgogrado) librada entre tropas soviéticas y alemanas,
junto a sus aliados, entre agosto de 1942 y febrero de 1943 fue la batalla más
dura y sangrienta del frente del Este y de la Segunda Guerra Mundial, con un
costo humano de más de dos millones de personas. Stalingrado fue el principio
del fin del expresionismo nazi.
La Navidad
es un periodo muy especial y sobre todo para los soldados en el frente. En
Stalingrado quizás fue la más dura de todas. Esto que claramente representado
en el testimonio del corresponsal de guerra alemán Heinz Schröter.
El 24 de
diciembre los combatientes celebraron su fiesta de Navidad, mientras un cielo
gris, como su triste existencia, se extendía por el frente; un frío implacable
helaba las almas y el paisaje.
[...] Los soldados sólo tenían en común sus
manos vacías y la bóveda del cielo, que en aquellos días estaba surcada por una
humareda sanguinolenta.
Los pobres
soldados se preguntaban porque Dios permitía que volviese la Navidad cuando los
hombres se mataban unos a otros en una orgía de sangre.
[...] Pudo verse un largo y espantoso
cortejo: granaderos, generales, enfermos, heridos, lisiados, hombres todavía
útiles, héroes y cobardes, tiritando de frío bajo sus capotes de piel, sus
mantas, sus uniformes quemados, con la cabeza o el vientre envueltos en trapos
ensangrentados, se pusieron en camino, a menudo arrastrándose a gatas, hacia el
aeródromo.
El débil
puente aéreo para salir del Kessel (caldera) se realizaba principalmente desde
el aeródromo de Pitomnik que se encontraba expuesto a constantes ataques
soviéticos. Los Junkers llegaban con escasos y en muchas ocasiones inútiles
abastecimientos y casi de inmediato despegaban evacuando heridos. Los pocos
aviones que entraba y salían del Kessel no eran suficientes para sacar a los
250.000 soldados atrapados en el cerco soviético y los pocos afortunados que
podían subir intentaban escapar del infierno colgando de las puertas y hasta
algunos soldados desesperados se agarraban a las alas, ninguno de ellos logró
sobrevivir.
[...] La procesión de los heridos dejaba
tras de sí una estela de sangre, innumerables objetos de la impedimenta estaban
esparcidos por el suelo. Un bombardero, un aparto de transporte y dos cazas
yacían destruidos por allí. Los fugitivos se apresuraban, pues la muerte les
pisaba los talones. El hambre les torturaba, la angustia oprimía sus gargantas
y el frío helaba la sangre.
Los hombres
que intentaban salir pasaban junto a los muertos que estaban agrupados y
apretados unos contra otros, como si todavía intentasen darse calor. Algunos
miles de soldados llegaron al aeródromo sin garantía de salida. Más de catorce
mil quedaron detenidos en el camino de la muerte de Pitomnik congelados por el
frío, tan mortal como las armas soviéticas, mientras agotados y desesperados
suplicaban y nadie les ayudaba.
El
aeródromo de Pitomnik cayó en manos soviéticas el 16 de enero de 1943. El más
pequeño de Gumrak cayó el 23.
En uno de
los últimos aviones en escapar del cerco pudo salvarse la conocida como
"Madonna de Stalingrado", que tanto reconfortó a muchos soldados en
la triste Navidad de Stalingrado. Su autor no tuvo tanta suerte y murió en un
campo de prisioneros en 1944.
El 31 de
enero, 90 000 soldados al mando del recién ascendido Mariscal de Campo
Friederich Paulus se rindieron. Los combates terminaron definitivamente el 2 de
febrero. Solo volvieron a Alemania 5000 supervivientes.
Fuente: El
Cajón de Grisom
http://www.elcajondegrisom.com/2019/12/navidad-en-stalingrado.html
Revisión y
Diseño: elcofresito
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