LA MEDICINA EN LA ANTIGUA ROMA.
Médicos generales, dentistas, cirujanos… ¿Es
la medicina actual tan diferente a la medicina en la antigua Roma? ¿Y las
mujeres?, ¿tenían un hueco las mujeres en la medicina romana?
Como pequeña introducción, digamos que, aunque
la cultura etrusca, de la que Roma heredó la mayoría de sus conocimientos
técnicos, apenas había desarrollado un corpus médico, si parece bastante claro
que tenía ciertas habilidades médicas, sobre todo en el campo de la
odontología, pero, lo que sí parece estar claro es que, la medicina en la
antigua Roma, no es más que una prolongación del conocimiento médico griego.
La
medicina en la Antigua Roma
La medicina romana centró su conocimiento en
tres “escuelas” principales de pensamiento médico:
1.- Escuela Hipocrática, obviamente fundada
por Hipócrates de Cos, (Cos, 460 a. C.-Tesalia, 370 a. C.) que refería, como
causa de las enfermedades, a los “humores”; básicamente, sostenía que la
enfermedad era el resultado de un desequilibrio en el cuerpo de los cuatro
humores, unos fluidos que en las personas sanas se encontraban naturalmente en
una proporción semejante («pepsos»). Cuando los cuatro humores (sangre, bilis
negra, bilis amarilla y flema) se desequilibraban («dyscrasia», mala mezcla),
el individuo enfermaba y permanecía enfermo hasta que se recuperaba el
equilibrio.
2.- Escuela Metódica, basada en los trabajos
sobre el “atomismo” de Demócrito (Abdera, Tracia, 460 a. C. – 370 a. C.), que
explicaba la enfermedad a través de la influencia de los átomos que atraviesan
los poros del cuerpo (un claro anticipo de la teoría microbiana). Sus tratamientos estaban orientados,
entonces, a la recuperación de la armonía corporal perdida por la influencia de
los átomos.
3.- Escuela Pneumática, que se desarrolla
durante la era cristiana. Si los hipocráticos se referían a los humores
líquidos como la causa de la enfermedad y los atomistas en la influencia de las
partículas sólidas denominadas átomos, los pneumáticos, verían en el pneuma (el
gas) que penetra en el organismo a través de los pulmones, la causa de los
trastornos patológicos padecidos.
Pero, qué tipo de médicos había, es decir,
ahora tenemos médicos generales y especialistas ¿y en Roma?; en Roma la casta
médica se ordenaba, más o menos, como en la actualidad; existían médicos
generales (medici), cirujanos (medici vulnerum o chirurgi), oculistas (medici
ab oculis), dentistas y especialistas en oídos, además, las legiones romanas
disponían de un cirujano de campaña con un equipo capaz de instar un hospital
(valetudinaria) en pleno campo de batalla para atender a los heridos durante
los combates.
Aunque no existía, como ahora, una regulación
oficial para ser considerado médico, a partir de Julio Cesar se estableció un
cupo máximo de médicos por ciudad.
Pero ¿y el espacio?, ¿existía un, digamos,
espacio médico en la Roma antigua? Recordemos que el ejercicio de la medicina
no estaba regulado por el Estado, era una actividad particular, de forma que la
medicina se ejercía o bien en casa de los pacientes, en casa de los médicos,
que reservaban una habitación para este menester o bien en la vía pública (las
medicae o tabernae medicae), donde algunos ofrecían sus servicios en una
especie de combinación de consulta médica y dispensario farmacológico. No será
hasta la llegada del cristianismo y su práctica de la caridad, cuando se
fundarán los primeros hospitales civiles en los que los pobres serán atendidos
gratuitamente, creciendo en el imperio la conciencia hospitalaria social y
fundándose los primeros grandes hospitales cristianos, como el fundado en la
ciudad de Roma por Fabiola de Roma, noble romana convertida al cristianismo y
muerta en el 399 d.C.
¿Y las mujeres?, ¿ejercían la medicina en la
antigua Roma?, pues sí, la ejercían igual que sus colegas hombres. Numerosos
testimonios escritos informan sobre la existencia en Roma de mujeres que
ejercían la medicina y no estaba su práctica solamente limitada a las
afecciones femeninas propiamente, también abarcaban otros sectores, aunque
fueron la ginecología y la obstetricia en los que un mayor número de mujeres
ejercieron la medicina.
En
cualquier caso, podemos distinguir tres categorías de médicas:
1.- La Obstetrix (literalmente, “la que se
coloca delante”, en una alusión obvia a la posición que ocupa la comadrona en
el parto). Su función principal era asistir a las parturientas, aunque, a
veces, también administraban drogas para provocar abortos o lograr la
fertilidad. Curiosamente, otra de sus funciones era mediar en disputas legales
ligadas a herederos póstumos o con las mujeres que decían no estar embarazadas
en los divorcios para privar de un heredero a su exmarido, también corroboraban
la virginidad de las esclavas jóvenes (con el cristianismo pasarán a hacer lo
mismo, pero con las aspirantes a órdenes religiosas, a las que se exigía
demostrar que eran vírgenes).
2.- La Medicae, aunque era difícil diferenciar
entre estas y las anteriores, se suele aceptar que la medicae tenía mayor nivel
de instrucción, además, no limitaban su campo de práctica a la ginecología y la
obstetricia, se ocupaban también de otros sectores de la medicina.
3.- La Iatromea: no queda nada claro en ningún
estudio cuales eran las funciones o grado de instrucción de estas
profesionales, lo que parece claro es que estaban en un rango intermedio entre
la obstetrix y la medicae, lo que implicaría el conocimiento de ambas
disciplinas.
Como hemos podido comprobar, las diferencias
entre la antigua Roma y la actualidad, en el campo de la medicina, son muy
escasas, salvando las lógicas distancias tecnológicas y de avances en el campo
del diagnóstico de dolencias o la creación de nuevas especialidades debidas a
la aparición o descubrimiento de nuevas enfermedades. Pero, como en la mayoría
de los campos, básicamente, no hay nada nuevo bajo el sol, todo, o casi todo,
estaba ya inventado…
Fuente: Luis Carlos Barrionuevo, Revista de
Historia
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