LOS FREIKORPS Y EL GOLPE DE KAPP: LOS CIMIENTOS DE UNA AMENAZA POLÍTICA.
Los Freikorps, conocidos como “cuerpos libres”
en alemán, fueron unidades paramilitares formadas por excombatientes de la
Primera Guerra Mundial. Surgieron en el contexto de la República de Weimar, una
Alemania convulsa que enfrentaba graves desafíos políticos, sociales y
territoriales tras la firma del Tratado de Versalles. Estas guerrillas de
extrema derecha, integradas principalmente por soldados frustrados y
desempleados, jugaron un papel controvertido en los primeros años de la
república.
Inicialmente, los Freikorps actuaron como
fuerzas de choque al servicio del gobierno socialdemócrata liderado por
Friedrich Ebert. Su primera gran intervención fue en enero de 1919, durante la
llamada "semana sangrienta", cuando sofocaron la revolución
Espartaquista encabezada por Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht. En este
contexto, los Freikorps se convirtieron en una herramienta para contener los
movimientos comunistas y preservar el orden público, aunque sus métodos
brutales y su indisciplina generaron críticas.
Estas unidades también participaron en conflictos fuera de las fronteras alemanas, como en el Báltico y en Prusia Oriental, enfrentándose a fuerzas bolcheviques y nacionalistas polacos. Sin embargo, sus fracasos en estas regiones y la pérdida de apoyo oficial marcaron el inicio de su desvinculación del gobierno. Al actuar con mayor autonomía, los Freikorps se convirtieron en un foco de inestabilidad interna.
El punto culminante de su influencia se
produjo en marzo de 1920 con el golpe de estado de Kapp. Este intento de
derrocar al gobierno republicano fue liderado por el comandante Walther von
Lüttwitz y apoyado por la Brigada Erhardt, una unidad prominente de los
Freikorps. Aunque el golpe logró tomar Berlín y nombrar a Wolfgang Kapp como
canciller, la resistencia organizada por los sindicatos y los trabajadores, que
paralizaron el país mediante una huelga general, provocó su fracaso en apenas
cuatro días.
El golpe de Kapp evidenció la amenaza que
representaba la extrema derecha para el sistema republicano. Aunque derrotados,
los sectores ultraconservadores siguieron creciendo en influencia política,
alimentados por ideas como el irracionalismo filosófico, el nacionalismo étnico
y el antisemitismo renovado. Figuras como Oswald Spengler, Carl Schmitt y Ernst
Jünger contribuyeron a dar forma a un espectro político cada vez más
radicalizado.
Este clima de tensión y descontento social allanó
el camino para la ascensión del Partido Nacionalsocialista liderado por Adolf
Hitler. Utilizando una retórica populista y prometiendo un renacimiento
nacional bajo el mito del Tercer Reich, Hitler logró canalizar las
frustraciones de amplias capas sociales. Muchos antiguos miembros de los
Freikorps se integraron en las SA (Sturmabteilung), consolidando su papel en la
maquinaria del nazismo.
En conclusión, los Freikorps no solo
desempeñaron un papel clave en los primeros años de la República de Weimar,
sino que también sentaron las bases para la radicalización política que
culminaría en el ascenso del nazismo. Su historia es un recordatorio de cómo la
inestabilidad social y política puede ser aprovechada por movimientos
extremistas para desafiar los principios democráticos.
Fuente: Luis Pueyo, Revista de Historia
Revisión, resumen y diseño: elcobresito
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