LA RESISTENCIA DE LOS HOMBRES LOBO NAZIS: CUANDO HITLER RECURRIÓ DESESPERADAMENTE A LA MITOLOGÍA
Durante los últimos meses de la Segunda Guerra
Mundial, la Alemania nazi se enfrentaba a una derrota inevitable. En medio de
un contexto de caos y destrucción, el régimen liderado por Adolf Hitler
recurrió a estrategias desesperadas para mantener la moral de su población y
retrasar el avance aliado. Entre estas tácticas surgió una peculiar iniciativa
propagandística que apelaba a un antiguo mito: los hombres lobo.
Goebbels en 1930.
La fascinación de los nazis por la mitología y
lo sobrenatural no era nueva. A lo largo de su régimen, se había promovido una
narrativa romántica que exaltaba la conexión mística entre el pueblo alemán y
su territorio, alimentada por leyendas folclóricas y figuras míticas como los
hombres lobo. Este imaginario se convirtió en una herramienta propagandística
en 1945, cuando Joseph Goebbels, ministro de propaganda, lanzó un llamado a la
resistencia total bajo el concepto de "Werwolf" (hombre lobo en
alemán).
Hans-Adolf Prützmann junto a Himmler. Fue uno de los encargados de desarrollar el plan de los hombres lobo.
El discurso de Goebbels proponía que los
ciudadanos alemanes se transformaran en guerreros clandestinos, capaces de
sabotear y boicotear la ocupación aliada. La idea tenía un fuerte componente
simbólico: los hombres lobo representaban la lucha feroz y la defensa del
espíritu nacional frente a las fuerzas extranjeras. Sin embargo, más allá del
plano propagandístico, esta iniciativa se basaba en una operación militar real,
conocida como "Unternehmen Werwolf" (Operación Hombre Lobo),
impulsada por Heinrich Himmler.
Himmler visitando el campo de concentración de Heidelager.
La Operación Hombre Lobo buscaba entrenar
comandos especializados para realizar ataques tras las líneas enemigas.
Inspirada en la novela "Der Wehrwolf" de Hermann Löns, que narraba la
resistencia de un campesino alemán contra invasores extranjeros durante la Guerra
de los Treinta Años, la operación pretendía crear guerrillas que dificultaran
las operaciones aliadas. No obstante, su impacto práctico fue limitado debido a
la falta de recursos, organización y apoyo logístico.
Berlín no podía (y no pudo) resistir.
Aunque algunos grupos lograron realizar actos
aislados de sabotaje, su relevancia estratégica fue casi inexistente. Los
aliados estaban al tanto de estas actividades y tomaron medidas preventivas,
pero el alcance del movimiento nunca representó una amenaza significativa para
el desenlace del conflicto.
El uso del mito del hombre lobo por parte del
régimen nazi refleja la desesperación y el fanatismo que caracterizaron sus
últimos días. Con Berlín cercado por el Ejército Ruso y la derrota asegurada,
Hitler y Goebbels se aferraron a cualquier estrategia que pudiera prolongar su
caída o inspirar resistencia entre una población agotada por años de guerra.
Goebbels en marzo de 1945, mes de su discurso sobre los hombres lobo, condecorando a un joven soldado nazi.
En retrospectiva, el intento de utilizar
figuras mitológicas como herramienta política subraya la desconexión entre la
propaganda nazi y la realidad militar. El mito del hombre lobo, aunque
intrigante desde un punto de vista histórico, no logró alterar el curso
inevitable de la historia: el colapso del III Reich y el fin del régimen nazi.
Fuente: Mohorte, Magnet
Revisión y Diseño: elcofresito

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